Un corazón roto.
El primero de muchos, lo cual significa mayor dolor y mayor drama, mucho se habla del primer amor pero poco se comenta el jodido dolor que te deja.
Uno se enamora con facilidad, creyendo en el "felices para siempre". Cuando claramente es una más de tantas frases clichés que las películas románticas nos regalan.
Podría encerrarme y llorar por horas mientras me reprochó todo lo que no hice, también podría salir de fiesta embriagarme y tal vez besar a algún desconocido.
Podría hacer mucho, después de todo soy libre y tan sólo tengo 24 años.
¿Qué podría suceder?
— Pequeña ¿Cómo estás?.
En la puerta de mi apartamento se encontraba él tío Zak, con un helado de chocolate en manos y la saga completa de Crepúsculo. Podía observar en su mirada algo de compresión y amor paternal. Él pobre hombre no sabe cómo sobrellevar la situación. Tal vez porque sus hijos eran demasiado pequeños para sufrir de amor.
— Bueno, me encuentro bien, mejor de lo que imagine.—respondí cuidando cada palabra.—Digo lo mío con Matthew no tenía futuro.
Suspiraba tratado de buscar la respuesta adecuada. Se con claridad que Matthew nunca fue de su agrado pero también se que él comenzaba a tratarlo por mí, por lo feliz que él me hacía.
— Carmen se que debería darte ánimos y no empezar a hablar mal de Barzal. Pero tú más que nadie sabes que ese jugador de hokey nunca me dio buena espina.—argumentaba para adentrarse al departamento.
Me costaba aceptar que Marthew, no era él hombre perfecto y que después de todo ellos "tenían razón", todo este tiempo había vivido de una ilusión y de un posible sueño. Aún no podía aceptar que estuve con él canadiense por agradecimiento y no por amor. Odiaba el frío y las pista de hokey, sin exagerar eran los lugares más fríos, pero después de todo era buena fingiendo.
Pensar que no era amor y que no podría vivir un cuento de hadas me desilusionaba a niveles exponenciales.
— Lo sé, pero creía que él era él indicado.
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𝟐𝟐 | 𝐋𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐍𝐎𝐑𝐑𝐈𝐒
Fanfiction22 fue la cantidad de días que bastaron para que ella logrará enamorarse. Los mismos días que tarde para darme cuenta que el sentimiento era mutuo. 22 veces dije que la amaba y fueron las mismas veces que ella aceptó que también lo hacía. Un número...