Capítulo 10

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— ¡Ya era hora!

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— ¡Ya era hora!.—gritaba desde el otro lado de la línea Isa.— Juro que si no me haces tía o de menos te casas con él, nuestra amistad se acaba.

Tal amenaza hubieses tenido gracia si no fuese porque frente a mí se encontraba él castaño, sonriendo de manera arrogante.

— No, pues gracias Isa.—sonríe tras verla dar brinquitos.

— Te imaginas pueden tener 2 pequeños. Estoy segura de que Lando será un buen padre.

El semblante del mencionado cambiaba una y otra vez, desde dónde me encontraba podía notar como sus mejillas se enrojecian.

— Tranquila Isa, no tengo planeado tener hijos tan rápido.

— Pero que me dices de casarte. No olvides que nuestro acuerdo aplica para los 27 y tú estas por llegar.—aseguraba con gracia.

— Eramos demasiado jóvenes cuando llegamos a tal acuerdo.—justifique, mientras Lando, me sonreía.—Pero me lo voy a pensar.

— Bueno, mejor ya no me adelanto a los hechos. Pero me alegra de que por fin se estén dando la oportunidad.

Suspire pensado un poco en cómo todo había surgido tan de repente. Nos conocimos, evadimos nuestros sentimientos y después estábamos tratando de sobrellevar las cosas, paso a paso.

Eso era de personas maduras o al menos así lo pensaba.

— Supongo que ya era tiempo de hacerlo. Pero todo va de manera lenta y sin presiones.—murmure.

— ¿Zack está de acuerdo con esto?.—cuestionaba con curiosidad y segura de mi respuesta.

— Bueno como ya lo he dicho vamos poco a poco. Así que no le he mencionado nada.—respondí nerviosa.

— No lo guardes por tanto tiempo, sabes como es él con los secretos.

— Claro, no me lo tienes que recordar.

Tal hecho me mantenía como una niña pequeña que se escondía para evadir las consecuencias después de hacer alguna travesura. Pero me era complicado, conocía tanto al tío Zack para saber que no estaría de acuerdo con tal "intento de relación".

Pero bueno algunas veces el amor nos cegaba, y en estos momentos prefería permanecer dentro de esa burbuja de ilusiones, antes que afrontar los problemas.

— Sólo no intentes uno de esos planes tuyos, que nunca funcionan.—advertía de manera divertida.

— Por supuesto que no.—respondí ahogando una risa y amenazado con la mirada al chico. Porque tal plan ya estaba hecho.

— Te conozco tanto para darme cuenta que ya tienes algo entre manos.—me miraba tratando de descifrarme.—Está vez preocura ser más cuidadosa.

— Prometo que así será.

𝟐𝟐 | 𝐋𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐍𝐎𝐑𝐑𝐈𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora