♡ Capítulo 4 ♡

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— ¿Amigos?

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— ¿Amigos?.

Después de todo no eramos tan discretos como parecía. Creo que era de esperarse con las constantes faltas a las prácticas y esas excusas poco creíbles. Me encontraba sentada en la oficina de mí tío, cual niña regañada, rezando por no empeorar la situación.

Realmente valía la pena arriesgar tanto por ¿Cómo decirlo?, "poco" bueno no era poco pero tampoco era tanto. Se limitaba a encuentros nocturnos en los cuales, no presisamente observamos las estrellas o alguna película romántica.

— Sí, amigos.—respondía algo abrumado él británico.

— Lando, se conocen hasta el alma. Ustedes son de todo menos amigos.—respondía en un tono que no podía decifrar, él australiano.

No eramos los mejores para controlar nuestros impulsos, últimamente estábamos siendo unos descuidados de primera. Teníamos lugares básicamente "prohibidos", pero poco nos importaba. Tal vez para el amor no había reglas, aunque no sabía si llamar a esto "amor".

— Deben ser más cuidadosos, así como los encontré yo, también podría encontrarlos Zak.—advertía al tiempo en que relajaba el ceño y sonreía de manera inconsciente.— Son jóvenes, lo sé, pero hay lugares para ciertas cosas. No voy a tomar el papel de papá estricto, pero respeten un poco. Deberían agradecer que fui yo quién los encontré y no alguien más.

Lando y yo asentimos en conjunto, sin mucho que responder, por la vergüenza o la bochornosa situación en la que nos encontrábamos. Me limite a girar en la silla del mando, mientras observaba los cuadros en la pared, algunos reconocimientos, otros eran fotografías de la familia y una que otra celebridad.

— Gracias Dani, ¿Podrías dejarnos un momento a solas?.—solicitaba él castaño. Parecía algo serio, por el tono que había usado.— En un momento te alcanzaré, sólo dame cinco minutos.

— Claro.

Note la ausencia del australiano, cuando se escuchó el sonido de la puerta al cerrarse. Sentí un gran peso caer sobre mis hombros, cuando me percaté en el problema que estaba metida. Detestaba la idea de utilizar a las personas para olvidar a otras o simplemente por diversión y placer.
Pero literalmente:

Estaba utilizando a Lando, para cualquier de las dos opciones.

¿Era mala persona?: No, me negaba a aceptar que lo era, porque después de todo no sabía las intensiones de él. Tal vez también me utilizaba y sí ese era el caso entonces estábamos a mano.

— Tranquila, él no le dirá a tu tío. Sí es lo que te preocupa.

Intente sonreír, pero era consciente de que con una sonrisa no solucionaría nada. Tampoco parecería que me encontraba tranquila.

— ¿Nos vemos en la noche?. Puedo llevar sushi para variar la cena.—proponía.

— Hoy no puedo.—solté, tratado de sonar convincente.

𝟐𝟐 | 𝐋𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐍𝐎𝐑𝐑𝐈𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora