Capítulo 9

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¡Estoy en problemas!

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¡Estoy en problemas!

— No tienes que explicarme nada. Ni siquiera se porque me atreví a venir.—mencionaba casí a tono de reclamo.

Carmen caminaba de un lado a otro en el pasillo del hotel, desesperada y molesta.

— Ya dije que no tuvo importancia.—insistí, recargandome sobre el marco de la puerta.

— No me sorprende viniendo de ti.

— ¿Ahora me culpas?.—pregunté confundido.

— Ya no importa de quién sea la culpa. De cualquier forma esto no iba a funcionar.

— Tal vez tendría que explicarte la diferencia entre ser tu novio o ser tu amigo. Para que aclares lo que sientes.

— No te preocupes en explicarlo, ya no vale la pena.—expresaba molesta y afligida.

La confusión me quedaba como anillo al dedo, primero me pedía ser sólo su amigo y después me reclamaba por un simple encuentro con una desconocida. Tal vez repetir la situación, le hacía pensar que solía hacer esto, conocer a alguien, pasar la noche juntos y después olvidarme por completo.

Pero no era así, no al menos con ella.

No estábamos en la misma sincronía, tal vez jamás lo estaríamos, porque cuando yo expresaba mis sentimientos ella me obligaba a reprimirlos.

Era como no querer nada pero tampoco permitirme seguir con mi vida y pensaba que él posesivo era yo.

Nunca me había permitido ilusionarme, no me creaba expectativas altas sobre el amor, porque era consciente de que esas ilusiones se quedarían en eso, sólo pequeños sueños.

— ¿Me amas?.—solté con miedo y vergüenza, porque siempre era yo él que insistía con eso.

— No importa si lo hago o no. Después de todo ya encontraste a alguien más, suerte con ella.

— Lo ves, no eres capaz de expresar lo que sientes por mí, pero tampoco quieres verme con alguien más.—reclamé más que molesto, tenía mis razones para estarlo.

— Lando no quiero discutir, mucho menos hoy.

— ¿Qué tiene de importante hoy?.—cuestione tras notar como su semblante cambiaba.

— Es mi...olvidalo.—murmuró para darse la media vuelta y dejarme con dudas.

— Carmen...

No corrí tras ella por dos razones, la primera tenía tan sólo una camisa a medio botonar y unos boxers. Y la segunda era un completo cobarde.
Tal vez los protagonistas de la mayoría de películas románticas estarían avergonzados de mí, por no cumplir tal cliché, pero la situación, mi situación era diferente.

Claro que estaba enamorado.

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𝟐𝟐 | 𝐋𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐍𝐎𝐑𝐑𝐈𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora