Un par de semanas.
Llevaba en cautiverio, básicamente ignorando mensajes y fingiendo estar muy enferma como para atender los asuntos del trabajo (ventajas de ser sobrina del jefe). Era cada vez más difícil seguir con la mentira, más cuando tenía visitas a diario del médico familiar.
Lo absurdo en todo esto es que él mismo médico se había dado cuenta de mi gran mentira, tras decir "No estás enferma, sólo confundida o abrumada con algún tema en particular". Sí, tal vez él Dr.Steven eran muy bueno en su trabajo o tal vez yo no era muy buena mintiendo.
Una avalancha de emociones me abrumaba a diario, cuestionandome más de una vez, si lo que había hecho estaba bien.
Pero no había marcha atrás.
— Y Lando no deja de pregúntar por ti.—comentaba la chica a lo otro lado del ordenador.— Ayer hable con él, hasta tarde y parecía algo confundido. Dice que de pronto todo, "Lo que tenían" se vino abajo.
— Isa, no es un tema del que quiera hablar.—confesé.— Él y yo teníamos un acuerdo, uno que él no respeto.
— Carmen, te conozco desde años, para darme cuenta, que tú también rompiste tal acuerdo.—suspiró casada.— Deben hablar tarde o temprano, no puedes seguir escondiéndote.
— Es complicado.—excuse.
— No creo que sea tan difícil para hablarlo. Vamos los dos son lo suficientemente grandes para aclarar las cosas.
— No lo sé, estoy confundida.
— ¿Lo amas?.
— Sí, bueno me gusta y me siento bien cuando estoy con él.
— Entonces no lo pienses tanto.
Sonreí de lado al escuchar su consejo, porque sonaba tan fácil, pero no lo era. Había mucho que perder de por medio.
— A veces sólo debes actuar y luego pensar. Carmen te aprecio y aprecio a Lando, no me gusta verlos en está situación. Más cuando se que ambos comparte sentimientos.—aseguró mientras le daba un sorbo a su café.
— Bien, sólo necesito algo de tiempo.
— Está bien, pero no lo alargues demasiado.
— Prometo no hacerlo.—respondí tras escuchar el timbre sonar. Mis sentidos se activaron al instante.—Me tengo que ir, hablamos después.—colgué antes de escuchar respuesta.
Suspiré abrumada, para dirigirme a la puerta y poner la cara de enferma que mejor me resultará, para seguir con la farsa. Dude en preguntar o ver a través del ojillo de la puerta, cuando escuche su voz.
— Carmen, soy Lando, puedes abrir por favor.—insistió.
Retrocedí unos pasos, antes de abrir la puerta, la manos me temblaban y mi corazón comenzaba a tomar un ritmo acelerado.
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𝟐𝟐 | 𝐋𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐍𝐎𝐑𝐑𝐈𝐒
Fanfiction22 fue la cantidad de días que bastaron para que ella logrará enamorarse. Los mismos días que tarde para darme cuenta que el sentimiento era mutuo. 22 veces dije que la amaba y fueron las mismas veces que ella aceptó que también lo hacía. Un número...