Capitulo 4: El hada y el bardo

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Notas: El capítulo es más corto pero espero que lo disfruten mucho. 

Playlist: 

- Land of Talk -
It's Ok 

- Taylor Swift -
Enchanted 



◇◇◇

- ¿Quieres ? - Preguntó con voz aterciopelada Charlie Dougal extendiendo el cigarrillo de marihuana, al cual él ya le había dado una calada. 

Ambos se habían conocido hace medio año, en "El pasillo del tormento" como le gustaba llamarlo. Cuando la madre de Chlöe pasaba sola por la oficina del doctor a recibir los poco alentadores resultados de sus análisis, Charlie la invitaba a esperar en los jardines de las instalaciones. Al principio solo hablaban tomando café o comian sandwiches, luego, con el tiempo, fumar marihuana en el patio trasero se volvió algo así como una tradición.

La chica miró el cigarrillo por un momento, lo tomó y le pegó una suave calada que se transformaría en una estruendosa tos. 

- Aun te pasa jajaja Bueno a mi me sucede a veces también, pero creo refuerza el efecto - Comentó robándole el cigarro para darle otra calada- Pero esta mierda sirve para el dolor... ¿Aún te duele la pierna..?

Ella pestañeó, ya que algo del humo le había llegado al ojo. Entonces le contestó:

- A veces... pero creo que es algo más mental; Los médicos dicen que ya estoy bien.

- Entonces... supongo que te queda poco para volver a entrenar - Dijo con una sonrisa amplia, alegre de la idea, pero la sonrisa se desvaneció, justo al momento en que pudo ver que los ojos de Chlöe estaban levemente irritados, pero no por la marihuana precisamente.

Entonces la chica negó con la cabeza en respuesta y las lágrimas se fueron acumulando hasta desbordarse. 

- No puedo... Lo he intentado y no puedo.. 

                             

  ◇◇◇

- Entonces ¿Tú vendes..? - Preguntó levantando la ceja izquierda. Esperó una respuesta que parecía que no llegaría nunca, porque él sujeto que antes parecía hablar tan animado, al parecer, ahora era mudo.

- ¿Tú eres Eddie Munson? - Volvió a preguntar. 

El susodicho carraspeó suavemente la garganta para encontrar su propia voz, que prácticamente murió al momento de darse cuenta de quien era su cliente esta vez. Tomó una maleta de lata, de las clásicas para llevar el almuerzo y la posó por sobre la mesa de madera para el camping.

- El mismo que viste y calza- Afirmó guiñandole el ojo con una sonrisa amplia donde sus hoyuelos sobresalian. La chica no pudo evitar sonreír, aun un tanto incómoda-

- Bien... - respondió ella acercándose para sentarse en la mesa frente a frente a él- Entonces ¿A cuanto tienes los 10 gr ? 

Eddie giró un poco la cabeza hacia el lado izquierdo y entrecerró levemente el ojo derecho y la chica le devolvió el gesto.

- ¿Es la primera vez que compras ? - Preguntó inquisitivo- 

- Emm no. Solo... no sé muy bien los precios que tienen en este país para la hierba y esas cosas - Se explicó sin saber porqué y Eddie Munson chaqueo los dedos antes de señalarla.

- ¡Lo sabía! ese acentito tuyo definitivamente no es de aquí.

- Si... supongo

- ¿Y de donde eres?- Preguntó posando su mejilla por encima de su mano, prestando atención.

Era la pregunta que más le habían hecho durante el transcurso del primer día, supuso que tendría que pasar mucho tiempo para habituarse a su condición de ser la "nueva". De todas formas le respondió:

- Vengo de Canadá, de Vancouver exactamente. 

- Debe hacer un frío de mierda allá - Comentó Eddie tratando de hacer platica.

Ella asintió apretando los labios.

- Si, pero me gusta el frío, especialmente la nieve- Admitió ella.

Él chico la miró como si estuviera bromeando.

- Oh por favor, a nadie puede gustarle frío - Rebatió Eddie -

Ella lo pensó un segundo y respondió
- Bueno, es raro; Me gusta la sensación te deja en la cara... es como rejuvenecer. El frio tiene su magia.

Eddie la contempló un momento.

- Si que eres rara - Sonrió mirándola a los ojos

Chlöe frunció el ceño algo divertida

- ¿Por? - preguntó

- Pareces sacada de un cuento de hadas.

Mierda

Eddie se arrepintió en el momento en que dijo esas palabras y se apresuró a cambiar el sentido:

- Tu forma de hablar... es como sacada de un cuento de hadas- Eso no habia sonado mejor.

La chica rió y Eddie no sabía donde esconderse.

Miró distraídamente su maleta del almuerzo antes de abrirla, mostrando en su interior una bolsa repleta de cogollos de marihuana. La chica que se encontraba expectante abrió los ojos porque, si bien no era una novata, nunca había visto tanta hierba junta.

- Hermoso ¿no? - sonrió mirándole a la cara mientras los labios de la chica formaban una pequeña "o". 

- - afirmó la chica y ambos se observaron por un instante corto que pareció un poco más largo de lo que de verdad había sido. 

- Bien, por ser tu primera compra puedo... - Tomó una bolsa de hierba- Venderte catorce gramos por veinte dólares. Es una oferta especial- Sonrió amablemente mientras extendía la bolsa para que ella la mirara mejor- Tomalo como una bienvenida.

Chlöe observó el contenido verde de la bolsa y se permitió olerlo con gusto. Entonces tomó su billetera, extendió los veinte dólares y se quedó con la bolsa antes de pararse.. 

- Bien- Comenzó a decir Eddie- un gusto hacer negocios contigo... A todo esto ¿Cómo supiste sobre mi? 

Bueno, quizás deberías esconderte mejor. Es mi primer día aquí y he sabido cómo encontrarte - Bromeo ella alejándose. 

Eddie podría haberse molestado por ser tan obvio, pero prefirió agradecérselo a quien sea que lo delatara.

-Bueno,  espero tu silencio, por obvias razones - Le sonrió a lo lejos 

- Sip - afirmó guardando la bolsa - Supongo que si me gusta volveré por más- Añadió agitando levemente la bolsita que tenía en la mano derecha.

- Entonces te guardaré una. Creeme, que nadie tiene mejor que la mía. 

Ella le sonrió.

- Eso lo veremos... No vemos a Munson.

- Adiós..- intentó decir, pero cuando pudo formular esas simples palabras, el cabello largo y rojo ya se perdía en el follaje del bosque.

- "Pareces sacada de cuentos de hadas" jodido idiota, pensé que ya habiamos superado esta mierda de pubertos de no saben hablar con las chicas ¡Mierda! - Se regaño así mismo

Pero sonrió por un momento ante una idea:

- Bueno, al menos sabe mi nombre- pensó sintiendo una creciente satisfacción consigo mismo... La cual no duraría mucho.

- Mierda, pero yo no sé el SUYO

Entonces, Eddie Munson, nuevamente volvió a sentirse como un estupido chico puberto.













Afterglow (EDDIE MUNSON)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora