Había una chica que una vez voló alto en el cielo de sus sueños sus alas eran tejidas con esperanza y sus anhelos se alzaban como un viento suave que la elevaba hacia un futuro prometedor.
Forjó cada fuerza con determinación y coraje, construyendo su identidad con cada paso que daba, era una imagen de resiliencia y pasión, y su reflejo en el espejo irradiaba la alegría de vivir.
Pero la vida, a veces, tiene un modo peculiar de desafiar incluso a los más valientes, un día, sus alas se rompieron, como si la misma brisa que la sostenía ahora la empujara hacia abajo.
Los sueños que anhelaba con tanto fervor comenzaron a desvanecerse como estrellas fugaces, dejando solo rastros efímeros en el cielo de su mente.
Las fuerzas que había forjado con esfuerzo incansable se desmoronaron como un castillo de arena frente a las olas implacables del tiempo.
El dolor que experimentó distorsionó su ser hasta lo más profundo, cada pérdida, cada golpe, parecía robarle una parte de sí misma, la chica que una vez fue, ahora se encontraba perdida en un laberinto de emociones tumultuosas.
Miraba su reflejo en el espejo y apenas podía reconocer los ojos que antes brillaban con la pasión y la esperanza.
Ella es calma pero la
TORMENTA
le sienta perfecta.
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52 SEMANAS CON UNA MUJER "ROTA" / Nueva versión en proceso
PoesiaLas personas rotas, rompen personas.