En medio de la oscuridad, una joven se encontraba de pie frente al espejo, sus ojos rojos e hinchados reflejaban la tormenta de emociones que la atormentaba.
Las lágrimas resbalaban por sus mejillas como un río de tristeza, y mientras miraba fijamente su propio reflejo, una voz quebrada se elevó en el silencio de la habitación.
¿Recuerdas cuando éramos fuertes?, preguntó la joven, su voz temblorosa cargada de nostalgia y desesperación, éramos invencibles, enfrentábamos todo juntas, sin importar lo dificil que fuera.
El reflejo en el espejo la miraba con ojos melancólicos, como si compartiera el peso de su dolor, pero la joven no podía permitirse la compasión en ese momento.
¡No te rindas!, gritó con fuerza, agarrándose al borde del lavabo, no te detengas ahora, hemos superado cosas mucho peores que esto, recuerda cuando enfrentamos nuestras peores pesadillas y salimos más fuertes, no podemos abandonarnos ahora.
Las lágrimas continuaban cayendo, pero la determinación en los ojos de la joven se hacía más evidente, sabía que no podía perderse a sí misma en medio de la tormenta emocional que la consumía.
Recordaba las batallas que habían librado juntas, las veces que habían caído y se habían levantado una y otra vez.
Tenemos que seguir adelante, susurró, más calmada ahora, aunque duela, aunque todo parezca oscuro en este momento, no podemos dejar que esta tristeza nos venza, somos más fuertes de lo que creemos.
El reflejo en el espejo asintió, como si estuviera de acuerdo con cada palabra que la joven pronunciaba, era un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, uno mismo puede ser su propio salvador.
Con un suspiro profundo y un último vistazo a su reflejo, la joven se secó las lágrimas y se prometió a sí misma que seguiría luchando, que no se rendiría y que nunca se detendría.
Mirada coqueta,
Sonrisa sublima,
Y mente perversa.
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52 SEMANAS CON UNA MUJER "ROTA" / Nueva versión en proceso
PoesiaLas personas rotas, rompen personas.