Capítulo 2

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—Toma — Momo le pasó un vaso de cristal con una bebida extraña, la cual Jimin sujetó dudoso.

— Debes soltarte, Jimin — dijo su mejor amiga para luego tomar un gran sorbo a su bebida sin problema alguno.

— Si, debo soltarme, siendo hetero, en un lugar con solo personas homosexuales, si — Inquirió irónico.

— Eres un aburrido — bufó mientras seguía ingiriendo a grandes medidas su bebida alcohólica.

— Hola, me pareces súper guapa, ¿bailamos? — Una chica con rasgos angelicales apareció en el campo visual de ambos.

— ¿A mi? — Momo se autoseñaló emocionada.

— ¡Si! — Jimin pasaba la mirada de una a la otra en cada palabra.

— Claro que quiero, bailemos —sonrió emocionada volteando hacia su mejor amigo — Yo si me voy a divertir, toma, te lo puedes quedar — le pasó su vaso y el pelinegro lo sostuvo indignado.

— ¡Hey! — le gritó cuando intentaba marcharse y ella giró a verlo — te dije estrictamente que no me dejaras solo.

— Tranquilo Jimin, solo estaré ahí — señaló un espacio en la pista de baile — No te vas a morir por estar a unos metros de distancia — recalcó de forma burlesca.

— Si te pierdes de mi vista, te mueres.

— Si si si — Estrujó sus mejillas juguetonamente y se marchó dejando a Jimin con una mueca en la cara.

Park quedó estático en su lugar, realmente no encajaba en esa fiesta, se sentía muy incómodo. Bajo su vista y se encontró con sus dos manos, cada una sosteniendo un vaso de alcohol, bufó frustrado, su amiga lo dejó y además cargando sus cosas.

Buscó a su alrededor un lugar donde dejar esa porquería y encontró, a no tantos pasos de él, una mesa, por lo que dándole una última vista a su mejor amiga, se apresuró a poner los vasos en ese lugar y regresó más relajado con sus manos en los bolsillos.

Lástima que esa calma le duró sólo unos segundos, pues, al volver a su puesto y buscar con la mirada a Momo, no la encontró. Trató de no alterarse, capaz solo había ido por bebidas y volvía, solo tenía que quedarse en su lugar hasta que ella apareciera.

Para su suerte, ella no volvió.

Pasó una hora, una maldita hora y Jimin estaba que ardía en furia, lo primero que le había dicho a ella era que no lo dejara solo, y ahí estaba, solo, dentro de un mar de homosexuales. Pasó la mano por su cara frustrado, no debía estar tan lejos, o eso el pensaba, debía buscarla, por ello caminó poco a poco y se introdujo al centro de la pista tratando de pasar desapercibido, cosa que no le resultó bien.

Hola guapo.

Hey, ¿Quieres bailar, precioso?

Pequeño, bonito y con buena retaguardia, como me gustan.

Jimin escuchaba cada susurro dirigido a él y trataba de ignorarlo, solo quería continuar con su busqueda. Recorrió toda la pista pero no hubo ni una señal de su "mejor amiga", sin embargo, cuando estaba por salir, ya casi soltando una gran maldición, sintió una mano tocar su trasero, y no, no era la mano de Momo.

— ¿¡Que te pasa, idiota!? — Giró encarando a quien se atrevió a tocarlo. Un hombre de piel canela, con músculos muy notables y de cabello rubio le sonrió lascivo.

— No te hagas el fácil, ricura, sabemos que los que vienen a esta isla van a coger y divertirse — Mencionó con autosuficiencia. La cara de Jimin enrojeció completamente, pero no por verguenza, sino por la rabia que estaba sintiendo en ese momento.

Gay Island ◎ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora