Capítulo 4

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Las probabilidades de salir con vida en ese momento eran nulas, y Jimin lo sabía. Su cerebro había tratado de encontrar una solución bajo las atentas miradas de Wonho y su grupo de depredadores. El era inteligente, claro, pero en momentos de tensión y terror como ese, su inteligencia bajaba a un uno por ciento.

Park esperaba un milagro de ese uno por ciento.

— Dilo de una vez, Jeon mintió para ayudarte, ¿cierto? — Wonho lo miraba con impaciencia y el pelinegro estaba por sufrir un colapso.

— ¿Por qué lo dices? — Intentó mantenerse firme.

— Dijiste que Jungkook se llamaba Jenko, Ni siquiera pudiste decir su nombre real — Jimin se quería golpear la cabeza, era cierto, el tatuado se llamaba jungkook, solo que para él recordar los nombres perfectamente tenía que operarse el cerebro.

Los ojos de todo el grupo estaban expectantes a su respuesta.

Piensa, maldita sea — Se dijo el menor a sí mismo tratando de contestar algo razonable que lo salvará de una muerte segura.

— Ohh, por eso — Intento reír como si nada — Es que ese es el sobrenombre que yo le coloqué de cariño, Jenko, no me gusta usar su nombre usual como todo el mundo, me gusta lo único — terminó de decir la más grande mentira que había salido de su boca.

Jimin se quería hacer un altar a él mismo en ese momento por hablar tan bien.

— Con que así dices — no parecía muy convencido, pero al parecer la seguridad de Park al hablar si había logrado algo — Igual los estaremos vigilando, chico "gay", a ti y a Jeon — hizo una señal con su mano y se marchó con su grupo sin mirar hacia atrás.

Uno, dos, tres. El pelinegro soltó todo el aire que tenía retenido y al fin pudo respirar con regularidad. Cuando ya parecía estar calmado, en sus pensamientos empezó a sonar una alarma y una voz se repetía.

"Te estaremos vigilando, a ti y a Jeon"

Jimin quería maldecir en su cerebro y comenzó a caminar hacia la playa. Quería encontrar una solución, ¡Pero era casi imposible! Primero, ese chico puede que no lo quiera ayudar más y suelte la verdad, además no conocía nada de él ni sabía donde encontrarlo. Sus únicas opciones se inclinaban a una sola cosa:

Irse de esa maldita isla.

Sonrió astuto. Si se va no tendría que afrentas tantos problemas, sin bravucones, sin fingir que es gay, sin pasar más torturosos días  en esa isla. Una perfecta idea, todos felices.

— Y no es como si ese chico Jenko fuera aparecer por arte de magia frente a... — dijo para el mismo, sin embargo, tuvo que callarse al ver al mismísimo tatuado que lo salvó la noche anterior bañarse tranquilamente y sin camisa en la playa — Esto tiene que ser una broma.

Jimin realmente creía que Dios, el universo o quien sea que se encargara de administrar su vida estaba jugando o experimentando con él. Y más ahora que ese esculpido cuerpo mojado se acercaba a él.

— Hola, chico hetero — La última palabra casi la susurró, no quería meter al más bajo en más problemas.

—  Hola Jenko, junkok o como te llames — Park sonrió de lado, intentando ser amable.

— Jungkook, soy Jungkook, pero ya que, llamame como quieras — La sonrisa sincera en el rostro que el más alto le brindó le generaba una sensación de calma.

— ¿Puedo consultarte algo? — El menor creía que si este ser tatuado apareció frente a su vista es porque sería su solución, otra vez.

Y si sería su solución, pero no de la manera que Jimin esperaba.

Gay Island ◎ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora