Capítulo 18

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Para Jungkook, Jimin era una caja de sorpresas. Lo sabía muy bien con solo verlo en ese momento, sentado en el sofá, con sus manos temblantes del nerviosismo pero con una expresión decidida en su rostro a la espera de un nuevo cambio en su vida.

El hecho de que el pelinegro aceptara hacerse la perforación sin dudarlo le había sorprendido y agradado en partes iguales, pues, se notaba que estaba obteniendo más confianza en si mismo y con ello más valentía.

Ya no huía como cuando llegó, comenzaba a hacerle frente a todo lo que viniese y eso era de admirar.

Jungkook entró a su habitación y buscó en la gaveta de su velador una cajita dorada y brillante; la tomó y la abrió para confirma lo que estaba dentro de ella. Dos argollas plateadas, sencillas pero hermosas, las cuales nunca se había atrevido a usar, ahora se daba cuenta que el destino era muy listo porque el sabía que eso solo le pertenecían a ese chico que le había descontrolado sus sentimientos como si de un huracán se tratase.

Salió de vuelta a la sala y el de labios gruesos seguía en la misma posición y se podía notar lo tenso que se encontraba, Jeon no sabía que hacer para alivianar el ambiente.

— Jimin, te explicaré el proceso, ¿Esta bien? — Preguntó el castaño haciendo que el mencionado se sobresaltara pero inmediatamente asintió — Bueno, yo colocaré un hielo en el lóbulo de tu oreja porque éste tiene efectos anestésicos, es como dormir esa parte de tu cuerpo. No te digo que no dolerá, pero si menos de lo que debería — Mientras más avanzaba, la cara de Jimin se desfiguraba, por un momento Jeon quiso detenerse a sonreír, era bastante cómico — Luego desinfectaré la zona al igual que esta aguja — Enseñó la pequeña pieza alargada y filosa. En cuanto el de ojos miel la divisó su boca se abrió como si de ella fuera a salir una gran protesta, sin embargo, en cuestión de segundos la volvió a cerrar y asintió pidiéndole que prosiga; si Jungkook esta asombrado antes ahora lo estaba aún más — Eh, pondré un algodón en la parte posterior del lóbulo y luego de calentar la aguja te perforaré la oreja y te colocaré estas argollas — le enseñó esta vez, la cajita que había tomado de su habitación minutos antes y supo que había hecho una exelente elección al ver cómo los hermosos ojos miel del más bajo sonreían, alargándose en una línea al punto de casi esconder sus orbes.

Precioso — pensó Jungkook.

— Son lindos — mencionó aquel pelinegro acercándose al mayor y tomando las argollas para admirarlas más de cerca — Entonces... ¿Duele mucho? — su mirada se desvió a los ojos del castaño y éste no podía estar más rendido a esa batalla de miradas que ni siquiera había dado inicio.

— Un poco, pero vale la pena, te lo aseguro — Jeon le sonrió tratando de brindarle calma, lo que no sabía es que con solo su presencia bastaba para que el menor se dejará llevar — Eres un chico fuerte, así que es seguro que prodras hacerlo, honey.

Honey. Esa palabra había desaparecido unos días de los labios del más alto, por lo que Jimin se sorprendió al escucharlo otra vez y bajó inmediatamente su vista al suelo, avergonzado; tratando de ocultar el sonrojo que evidentemente se instalaba en su mejilla, Park se sentó en el sofá y con una sola palabra le dió comienzo a la ruptura de una nueva cadena dentro de él.

— Estoy listo.

Jungkook asintió y se levantó a preparar los instrumentos que iba a utilizar. Buscó un cubo de hielo y se acercó a Jimin para poder anestesiarlo un poco. Apenas el mayor puso el hielo en el lóbulo de su oreja, Park se sobresaltó, lo que lo hizo sonreír.

— ¿Muy frío? — Preguntó para pasarlo nuevamente pero esta vez consiguiendo una reacción más calmada.

— Un poco — Jimin presionó los labios luego de aquellas dos palabras; los nervios parecían querer traicionarlo, pero él quería ser fuerte, ese día se sentía valiente.

Gay Island ◎ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora