Capítulo VII "Guerra"

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Helena

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Helena.

Era un hombre cargado de poder, de símbologia y con una gran historia detrás, recordaba leer algo sobre una guerra tan antigua como fantasiosa, de un amor impropio y de la codicia humana, si lo pensaba quizás el panorama no era tan diferente a lo que ahora se mostrada, solo faltaba el amor imposible, aun que quizás no estaba tan lejos e improbable como su mente especulaba.

Un leve ronquido le saco de su ensoñación, la delicada expresión de su ahora hermana le llenaba de un extraño sentimiento de paz, despejar sus dudas le traía tranquilidad tanto como pesar, arropó con cuidado el fino cuerpo de la mujer, preocupándose de no ser demasiado entusiasta para no despertarla, era una costumbre suya sumirse en su sueño luego de asegurarse que su compañero estaba profundamente dormido, que ahora las cosas fueran levemente diferentes no cambiarían esa maña suya, le apreciaba en demasia.

Mantener aquel secreto seria el pecado más grande con el que cargaría, pero estaba más que dispuesto a pagar por ellos frente a Dios que pagar la culpa en tierra si la delataba.

Antes de entregarse al sueño profundo que su cuerpo necesitaba, el inesperado bullicio que se formaba al rededor de las paredes del hospital le alerto, el galope de un par de caballos le sacó de la cama y los golpes en diferentes puertas de las habitaciones continuas termino de alejar de él el cansancio, su persona se dirigió al pequeño cuadrado que tenía por ventana, fijando la vista en los jinetes recién llegados, habían tres caballos, pero solo dos de ellos, ambos con el escudo real bordado en sus ropas y banderas, segundos después apareció el tercero, quien aseguraba tenía el mayor rango de todos.

Su vista no era muy buena, pero estaba seguro que tenía una cicatriz en su ojo derecho.

¿Que estaba pasando?

Una serie de golpes frenéticos asaltaron su cuarto, dándole una gran sorpresa a él y despertando a la joven.

No era una buena señal.

Abrió su puerta con lentitud, encontrando el pasillo hecho un caos, con personas moviéndose de aquí para allá, algunos aun en pijamas otros acomodando parte de su armadura mientras caminaban, aquello terminó de clarificar sus especulaciones, solo necesitaba la confirmación.

— ¿Que esta pasando? — detuvo a un hombre que pasaba cerca de su puerta — ¿Por que tanto bullicio?

— El Rey a convocado a la Orden al campo de batalla, hay que apresurarse partiremos mañana en la tarde, no hay tiempo que perder, el Sultán esta acechando las fronteras.

— ¿Saladino? — Preguntó incrédulo, le pareció algo difícil de procesar que la paz que habían tenido esos años estuviera a punto de esfumarse.

— El único — Agregó  con notoria obviedad.

— ¿Allard? ¿Que esta pasando? — La aun adormilada voz de la joven le saco del letargo de la sorpresa.

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