Controlador

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Casi un mes de estar en una relación. ¿Qué era diferente a estar soltero? Había citas. Muchas citas. Y sí que eran divertidas. Tener novio era divertido, pero ¿en dónde estaba ese nerviosismo que se da antes de dar un beso? ¿Cómo se sentía tomar la mano de alguien y no querer soltarla ni, aunque estuvieran sudando? Esa relación aún no era amor de verdad, era sólo amistad. Las mariposas en el estómago aún no se hacían presentes, tal vez no existían. Tampoco había calma cuando SeokJin se encontraba con su novio. Siempre estaba ese pequeño sentimiento de tratar de hacer todo bien y de verse bien. Él estaba sumido en el papel de un novio perfecto, algo que no existía. Algo que aún no lograba entender. ¿Por qué era tan difícil enamorarse de alguien? ¿Por qué no lograba enamorarse de NamJoon si tenía unos ojos preciosos y una sonrisa hermosa? ¿Por qué no lograba sentir nada a pesar de disfrutar de las anécdotas que el moreno le contaba? ¿Por qué no se dejaba llevar por el momento? ¿Por qué quería intentarlo tanto?

— Jin — lo llamó NamJoon, sacándolo de sus pensamientos.

La clase había terminado y todos habían dejado el salón. Sólo quedaba el par de novios secretos.

— ¿Mmmh? — el castaño alzó la mirada hacia su novio.— Hoy tengo una reunión importante. Es algo familiar, así que no podremos salir — comentó el moreno.

— Oh, entiendo — asintió SeokJin, comenzando a guardar sus cosas en su mochila.— Te aviso cuando haya terminado con eso, ¿vale?

SeokJin volvió a asentir y miró caminar hasta la puerta a NamJoon, quien se detuvo y volteó a verlo unos segundos. Definitivamente, ese chico era un diez perfecto. No parecía tener defectos ante los ojos de SeokJin, incluso olía bien. Era el novio perfecto para alguien tan imperfecto como lo era SeokJin, o eso él pensaba. Él quizá estaba descompuesto o algo así, pero le gustaba saber que NamJoon estaría dispuesto a cambiarle las pilas o arreglarlo si realmente lo necesitaba.

— Te quiero, lindo — dijo NamJoon, saliendo del salón sin esperar una respuesta similar.

El día sería bastante aburrido sin NamJoon. Tenía prohibido llegar temprano a casa porque su padre había invitado a personas supuestamente importantes y no quería a sus hijos en casa. JungKook saldría con Hana y Taehyung. El grupo de los hermanos menores. A SeokJin le alegraba ver a su hermano disfrutar de sus amistades. Y Jimin y Hoseok practicarían hasta tarde. ¿Qué más podía hacer un viernes después de clase? No estaba seguro de la respuesta, pero comenzó a caminar pensando en un plan y, sin darse cuenta, ya se encontraba en las canchas de basquetbol mirando como su amigo de toda la vida encestaba la canasta.

— ¿Acaso te gusto o por qué me estas mirando de esa forma? — preguntó el pelinegro, acercándose a su amigo.

— ¿No tienes algo más que hacer que venir y jugar solo?

— Deja lo pienso — dijo sin realmente pensarlo y contestó —. No. ¿Y tú? ¿Hoy no saldrás con Kim?

— No — contestó el castaño sin muchos ánimos.

— ¿No? ¿Por qué?

— ¿Seguro que no tienes nada qué hacer? — volvió a preguntar SeokJin.

— ¿Qué quieres que me ocupe en algo? — preguntó, yendo a tomar sus cosas.

— Sí.

— No quiero — el pelinegro tomó su mochila y pasó a un lado de su amigo.

— Vamos a Lotte World.

— No — contestó hasta que captó las palabras que SeokJin había dicho y se detuvo —. ¿Qué?

— No tienes nada que hacer y yo tampoco. Vamos a divertirnos, ¿qué dices?

Lo que es el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora