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La biblioteca de la Universidad casi siempre estaba vacía, sólo se llenaba cuando era temporada de exámenes y la mayoría de alumnos decidía que estudiar horas antes del examen era lo mejor, sobretodo los alumnos de medicina que se juntaban en pequeños grupos. Muchas palabras desconocidas se podían escuchar en suaves susurros, igual que algunos términos que, a veces, SeokJin lograba entender. Sin embargo, aún no eran las evaluaciones, faltaban tres semanas para ello, así que la biblioteca estaba vacía y silenciosa, justo como al castaño le gustaba, más cuando quería paz para pensar, lejos del bullicio que estaba en toda la Universidad por ser 14 de febrero. Normalmente, en esta fecha del amor y la amistad, más del amor convirtiéndose en amistad o en nada, todas las sociedades de alumnos crean diferentes actividades para que todos puedan disfrutar del día. Hay puestos para vender flores o dulces, un pequeño escenario para que la banda que nadie conoce toque canciones que todos conocen, una especie de registro civil para creerse jueces de Las Vegas y unir en falso matrimonio a quienes quieran con un papel con una letra cursiva imposible de leer y anillos de plastinudo, entre otras cosas igual de terribles. Sólo el puesto que vende playeras personalizadas es rescatable. SeokJin huía de todas esas actividades. No le gustaba recibir flores ni chocolates de personas a las que a penas duras les hablaba, y lo que menos le gustaba, era recibir regalos anónimos. '¿Para qué dar un regalo sin querer que sepan quién lo manda?' Sin embargo, a sus amigos les gustaba pasarse por los puestos y recibir detalles con corazones o colores rojos y rosas. Jimin siempre recibía cartas y chocolates, a veces hasta flores. Era casi igual para Hoseok, sólo que él regalaba lo que le daban. Y YoonGi, bueno... Él recibía bastantes regalos hasta que una chica creyó que pegarle notitas en forma de corazón en todo su carro era el detalle más bonito del mundo el año antepasado. Desde entonces, prefiere tomarse el día libre de notitas y no asiste a clases.

SeokJin estaba sentado en la mesa que estaba pegada a la ventana, detrás de cuatro estantes de libros, revisando los resultados de algunas de las pruebas psicométricas que había realizado para una materia. Con Brandon Flowers cantando Between Me and You en sus audífonos a un volumen bajo, el castaño se sumergió en sus tareas sin notar que alguien más había llegado a biblioteca y se acercaba a donde él estaba.

— SeokJin — dijo una voz conocida, llamando su atención —. ¿Qué haces aquí solo en vez de estar recibiendo regalos allá fuera?

El castaño sonrió al ver de quien se trataba y se quitó los audífonos.

— Justo estoy evitando recibir regalos — contestó el castaño, pausando la música en su celular.

— ¿En serio? — preguntó con una mueca NamJoon — ¿Entonces qué haré con este tarro de aceitunas? No se las puedo dar a nadie más.

— ¿Qué? ¿De dónde... ¿Por qué traes un bote con aceitunas, Kim?

— Dijiste que te gustaban — NamJoon le acercó las aceitunas y tomó asiento frente al castaño, quien tomó el bote y lo miró con extrañeza.

¿Quién diablos regalaba aceitunas el día del Amor y la Amistad? Definitivamente sólo el presidente del Club de Jardinería de la universidad. Lo normal era regalar chocolates y flores, quizá dulces, pero no aceitunas rellenas todas apretadas buscando su espacio personal en un bote de 215 gramos netos. Ni siquiera se acercaban las fechas navideñas como para usarlas en el pavo o lo que sea que se fuera a cocinar para Navidad o Año Nuevo. Las miró por unos segundos y luego volteó a ver a su compañero de clase, encontrándose con un par de «aceitunas», fue lo que se le vino la mente al castaño al ver los ojos verdes de NamJoon y abrió sus ojos con sorpresa al haber recordado cuando inventó que le gustaba aquella fruta para excusarse de haber comparado sus ojos con las aceitunas en voz alta sin una supuesta razón.

— Oh, sí... Ya recuerdo — desvió la mirada para ocultar su leve sonrojo —. Gracias por el detalle.

Guardó el bote en su mochila, esperando no olvidar que llevaba algo de cristal que podría romperse y dejar un olor bastante desagradable en su mochila.

Lo que es el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora