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Dos meses habían pasado. El semestre estaba a días de terminar y SeokJin se encontraba nervioso tanto por los exámenes por lo que le esperaba al finalizar la carrera. Nunca imaginó que el tiempo pasaría tan rápido. Ayer parecía ser febrero, cuando comenzó a salir con NamJoon y hoy ya era mayo. Había estado saliendo ya por tres meses con el moreno y sentía que necesitaba más tiempo para lograr conocer bien sus emociones y saber si se había enamorado o simplemente, el amor no era para él. Mientras fingía escuchar la presentación de sus compañeros de clase, comenzó a escribir en su cuaderno todo lo que le gustaba de su novio y lo que le hacía sentir. No le fue complicado empezarla, sin embargo, describir sus sentimientos sí lo fue.

Me gustan sus ojos verdes.

Fue lo primero que escribió en el papel.

Me gusta cuando me mira, como si fuera interesante ver todo lo que hago y digo.
Me gusta su olor. Es fresco y adictivo, como un día lluvioso en medio de un bosque.
Me gusta tomarlo de la mano. Me hace sentir seguro. Es cálida.
Me gusta cuando me habla de sus plantas. Sonríe y me gusta su sonrisa.
Me gusta mucho cuando sonríe. Su risa es linda.

SeokJin dejó de escribir y se dejó llevar por todos sus recuerdos y pensamientos. ¿Tres meses eran suficientes? No. No lo eran. Quería más. En tres meses no te puedes enamorar. No puedes decir que disfrutas estar con una persona que no conoces del todo. Pero él realmente disfrutaba de pasar su tiempo con NamJoon. Su novio lo hacía reír y lo hacía sentir en confianza, cómodo. En tan poco tiempo había logrado tanto que quería conocerlo aún más. Quería conocer todas sus facetas. Quería sentir más de lo que estaba sintiendo. Y, con ese pensamiento, algo dentro de él le dio la respuesta. Sonrió para sí mismo y miró su cuaderno. Sí, tres meses eran suficientes para enamorarse. Tal vez no en su totalidad, pero sí para comenzar a sentir felicidad por estar a su lado.

<<Me gusta NamJoon>>, dijo en voz baja

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<<Me gusta NamJoon>>, dijo en voz baja. Sonrió y esperó con ansias para salir de su clase e ir a buscar a su novio. Era una buena noticia o eso esperaba él. Miró con impaciencia la hora en su celular y, cuando por fin dieron las 4 en punto, tomó sus cosas y salió con rapidez del salón. Le mandó mensaje a NamJoon diciéndole que quería verlo, pero al no recibir una respuesta, decidió ir a buscarlo a su salón. Ahí se encontró con Hoseok y otros chicos, pero no había rastro de su novio. Su amigo lo miró y le preguntó si necesitaba algo.

— ¿Y NamJoon? — preguntó SeokJin desde el marco de la puerta.

— ¿NamJoon? Dijo que estaría en su taller.

— ¿Cuál taller?

— Supongo que el de botánica. Creo que dejó el de música por los exámenes y eso.

— Gracias, Ho — se despidió y fue directo al salón en donde estaría el chico que había logrado crear diversas emociones en él.

Caminó con tranquilidad, pero se detuvo al encontrarse con YoonGi. Estaba con un grupo de amigos riéndose mientras hablaban. SeokJin casi no lo veía socializando de esa forma. Normalmente lo veía jugando solo en las canchas, cerca del estacionamiento o en los laboratorios de computación realizando trabajos. Le agradó verlo con más personas a su alrededor. El castaño pensó en pasar desapercibido, pero una de las chicas que se encontraba en el grupo iba en su clase y gritó su nombre, viéndose obligado a acercarse a saludar a todos. Realmente no le molestaba hacerlo. Saludó a todos con una sonrisa en los labios, mirando rápidamente a cada uno de ellos para terminar mirando fijamente a YoonGi, quien también tenía sus ojos fijos en él.

Lo que es el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora