Capítulo 12

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La mano de Eustace tembló un instante, estaba siendo retado. Levanto el cuchillo dispuesto a golpear al molesto ratón que comenzaba a colmarle la paciencia. El ratón salto sobre el muchacho arrojándole luego la naranja a Drinian, ambos estaban en posición de pelea, listos para atacarse. Eustace ataco golpeando un balde, sus golpes eran imprecisos y fallaba constantemente, no era para menos, después de todo el ratón era uno de los mejores guerreros a bordo de ese navío.

— Ahora deja de aletear como si fueras un pelícano borracho. -Dijo este provocando las risas de los marinos. No era solo un duelo, el ratón estaba dándole lecciones de esgrima. – Ponte en pose. -Ordeno este. - ¡Sube la espada! Eso ¡Arriba, arriba! – El muchacho volvió a atacar y el ágil roedor evito el ataco con suma facilidad. – Ahora embiste con el pie, vamos no el derecho, el izquierdo. -Decía mientras golpeaba las flácidas piernas del chico. - ¿Entendiste? Tienes que se flexible. Es una danza muchacho. -El chico volvió a atacar y el pequeño ratón cayo por la borda, los ojos de Eustace vieron sorprendido como este caía y no tardo en correr a ver. Arriba de él un travieso ratón tocaba con la punta de su cola el hombro del niño quien asustado giro a verlo. – ¡Hasta aquí llego! -Grito el ratón dándose un impulso hasta lograr empujar al chico que cayó al suelo. Un grito se escuchó y desde el interior de una canasta se asomaba una pequeña niña.

— Oigan. -Advirtió la reina Lucy al ver a la niña.

— ¿Gael? -Un marino atónito observo a su hija quien había llegado de polizonte a la nave. - ¿Qué haces aquí? -El hombre avanzo hasta su hija dándole un abrazo. Drinian avanzo hacia ellos totalmente serio, después de todo a los polisones se les castigaba.

— Creo que la tripulación tiene un nuevo miembro. -Le dio la fruta que antes había recibido por parte de Reepicheep.

— Bienvenida a bordo.

— Hola Majestad. -La niña realizo una sutil reverencia.

Caspian quien había estado observando todo desde arriba mostro una sonrisa antes de bajar y ayudar a Eustace, sin que nadie lo viera este lo guio hacia su camarote donde la reina se mantenía descansado, ella apenas lo vio intento sentarse y a duras penas lo logro gracias a la ayuda de su esposo que la tomo con cuidado acomodando almohadas tras su espalda. Ella palmeo su cama indicándole al tembloroso niño que tomara asiento a su lado, luego vio a su esposo haciéndole una seña para que se fuera. Quería solo un momento para hablar con él.

— ¿Co...como se siente? -Se atrevió este a preguntar.

— Como si me hubieran pateado mil minotauros. -Bromeo un poco, aunque en parte era cierto, su cuerpo dolía demasiado. - ¿Tú estás bien? He notado que te sientes asustado.

— Pues si... todo esto. Parece un invento.

— También me sentí así cuando llegué por primera vez. Tenía más o menos tu edad, luego encontré una razón para creer.

— ¿Qué edad tiene majestad?

— Demasiados. Eres valiente, vi como intentabas liberarte para ayudarme y valoro mucho eso. -La reina acarició las mejillas del chico dejando luego un pequeño beso sobre su rostro lo que provocó un sonrojo en sus mejillas.

— Usted igual me defendió majestad,

— Dime Elianne. Ahora ve afuera y disfruta del paisaje por mí.

— Claro,recupérese pronto. 

 

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Las crónicas de Narnia y la guerra del bosque Oeste. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora