Capítulo 23

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Nuevamente se encontraban a borde del viajero del alba, cargados con provisiones y agua para el viaje de regreso. Elianne se había mantenido en silencio durante todo el trayecto hacia la isla negra, tan solo de pie a un borde de la cama alistándose para lo que viniera, ato con fuerza su cabello antes de ponerse el resto de su ropa, el corse ajustado y sus botas. De igual forma su daga sujeta a su cinturón. Sobre la cama se mantenía su arco junto con las flechas y su espada misma que no tardo en sostener con firmeza en su mano dándole un par de vueltas a la misma, llevaba tiempo sin enfrentarse en batalla, pero recordaba bien como usar aquella arma. Estaba lista para enfrentarse a sus peores miedos y a todo lo que estuviera en el interior de la isla. Ignoro el hecho de que Caspian había ingresado a la habitación dispuesto a hablar. Quería arreglar las cosas de un modo u otro.

— Eli...

— Debo ir a ayudar a la tripulación Caspian. – Intento salir más este le bloqueo el paso de inmediato.

— Vamos a hablar. Sobre lo que paso...

— ¿Qué paso? ¿Qué tuviste un flechazo instantáneo con una estrella? Porque si es eso, créeme que lo vi con mis propios ojos.

— No es eso. No se que paso, estaba... como hechizado. Tu eres mi flechazo, tu eres mi esposa ¿No basta? Te he demostrado todos estos años lo mucho que te amo, lo mucho que significa que me hayas escogido Elianne.

Un suspiro escapo de sus labios y sin decir nada solo salió del camarote hacia la cubierta principal para poder reunirse con el resto de la tripulación. Quedo de pie junto a Lucy, frente a ellos aquella enorme masa oscura, podía sentir el miedo en todos a bordo ante lo que estaba frente a ellos, maldad pura, misma que se intensificaba a medida que se acercaban a ese lugar. Alzo la vista viendo a Eustace sobrevolar sobre ellos.

— ¿Qué creen que nos aguarde? – Cuestiono Taurus.

— Nuestras peores pesadillas. – Dijo Elianne respondiendo la pregunta del minotauro.

— Deseos oscuros. – Continuo Caspian.

— Maldad pura. – Finalizo Drinian. – Taurus, el arsenal ábrelo.

— Si señor.

— ¡Arqueros! Preparen sus armas.

— Hay que alistarnos. – Susurro Caspian contra el oído de su esposa.

Esta asintió antes de seguirlo de regreso hacia el camarote donde sus armas permanecían sobre la cama. Apenas entro Caspian cerro la puerta tras ellos, jalo a su esposa hacia el uniendo sin demora sus labios en un beso cargado de pasión y amor. Elianne se opuso un momento antes de ceder a los besos de su esposo, lo amaba y el miedo de perderlo le estaba jugando en contra. Cerro sus ojos antes de aferrarse a el rodeando con ambos brazos el cuello de este en un apretado abrazo. Se quedaron así por unos minutos antes de comenzar a cambiarse, Elianne ayudo a Caspian con su armadura, asegurándose de que esta quedara firme.

— En caso de que no sobreviva a esto. Quiero decirte que te amo mi Lady, mi guerrera del bosque.

— También te amo mi valiente rey. – Caspian avanzo hacia ella para poder ayudarla con su armadura, mientras la ajustaba se inclino lo suficiente para dejar besos en su cuello. - ¿Hasta el final?

— Hasta el final mi amor. – Sostuvo una vez mas su rostro besando sus labios.

Colgó su cayado cargado con flechas en su espalda junto con su arco, de igual forma su espada la que sostuvo con firmeza en su mano. Estaba lista y con la mente en paz para esa pelea. Debía sobrevivir para vivir una larga vida junto a su esposo, gobernar a su lado y formar una familia, tenia planes aun y no iba a fallar. Juntos salieron tomados de la mano hacia la cubierta tomando su lugar junto al timón donde toda la tripulación estaba preparada para lo que venía. Caspian avanzo un poco para darle algunas palabras de aliento a todos sus hombres.

— No importa lo que pase hoy, cada hombre ante mi se ha ganado su lugar en el viajero del alba. Juntos hemos viajado lejos, hemos enfrentado la adversidad y juntos lo haremos de nuevo. Hoy no sucumbiremos a la tentación del miedo ¡valor! Jamás se rindan. Nuestro mundo. – Giro la vista hacia su esposa, ella era su mundo. – Nuestra vida en Narnia depende de eso. Piensen en las almas que salvaremos, en Aslan y en Narnia.

— ¡PorNarnia! – Grito con fuerza Elianne alzando su espada al aire, aquel grito fueimitado por la tripulación siendo repetido una y otra vez. 

 

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Las crónicas de Narnia y la guerra del bosque Oeste. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora