Capítulo 25

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La serpiente volvió a emerger, salto sobre el barco rompiendo una parte de este. Estaba rodeando con su cuerpo este para intentar romperlo a la mitad, Elianne cubrió su cabeza antes de subir hacia el timón casi a la fuerza al ser jalada por Caspian que estaba dispuesto a mantenerla a su lado y no perderla de vista, no la volvería a perder de vista.

— ¡Hay que llevarla a las rocas! – Grito el rey a Edmund. -

— Guíenla a babor, yo la mantengo en la proa. – Dijo y sin más se dispuso a correr.

— ¿Estas bien?

— Si. Lista. – Tomo arco y una flecha apuntando a la cabeza de aquella criatura. Soltó todo aire de su cuerpo antes de arrojarle una. El plan de Edmund estaba funcionando, la serpiente ahora solo estaba concentrada en el, con fuerza mordió la poa rompiendo esta. - ¡Edmund! – Grito Elianne al no verlo. Suspiro aliviada al encontrar nuevamente a su amigo, se concentro lo suficiente arrojando otra flecha misma que dio directo en uno de sus ojos. Ahora estaba estrellada contra aquella roca, esperaba que eso fuese suficiente para derribarla. – Ay no. – Se quedó paralizada un momento viendo como aquella criatura se volvía a cada momento mas espeluznante, desde el interior de su cuerpo un montón de garras comenzaban a asomarse.

— ¡Cuidado! – Caspian corrió hacia su esposa empujándola para terminar cayendo con ella al suelo. Caspian tomo una espada para cortar una de esas garras que no tardo en desintegrarse. – Podemos vencerla.

— Hay que hacer que se acerque. – Menciono Elianne mientras se ponía de pie.

— ¡Traigan los arpones! -Los marinos prepararon los arpones arrojando estos ante la orden del rey, Elianne comenzó a disparase sin pausa todas las flechas que estaban en el cayado hasta dejar este vació. - ¡Empiecen a tirar! – Elianne se quedo junto a Caspian tomando la cuerda de uno de los arpones para comenzar a jalar este con toda la fuerza que tenía. Continuaron jalando, esperando a que Edmund hiciera su parte, le gritaban una y otra vez para hacerlo reaccionar, tenia que matarla, era la ultima oportunidad que tenían de hacerlo.

La espada de Edmund comenzó a brillar de un fuerte azul, alzo la espada para terminar atravesando esta en la cabeza de esa criatura misma que cayo en las profundidades del mar. Elianne soltó esa cuerda respirando aliviada. Los rayos de sol comenzaron a infiltrarse por esa oscura niebla, nuevamente estaban viendo el cielo azul a su alrededor, toda la maldad que rodeaba esa isla ahora se estaba desvaneciendo, lo habían logrado. Caspian apretó a su esposa entre sus brazos ocultando su rostro en el espacio de su cuello antes de poder besarla, se quedaron viendo a los ojos por un momento antes de volver a besarse. Ante el grito de Lucy ambos avanzaron para ver, frente a ellos los barcos que habían desaparecido, las personas que habían sido usadas como sacrificios ahora estaban frente a ellos. Esbozo una sonrisa al ver como la pequeña Gael junto a su padre saltaban al agua para encontrarse con su familia.

— Todo el mundo a bordo, despejen todo. – Ordeno Caspian para que todas aquellas personas pudiesen subir al barco.

— ¿Lo hicimos no? – Cuestiono Lucy a lo que todos asintieron. Elianne se mantuvo abrazada a su esposo. – Nunca lo dude.

— No fuimos solo nosotros. – Dijo Ed.

— ¿Hablas de?... – Elianne no alcanzo a terminar de hablar, en el agua se encontraba Eustace, nuevamente como un niño.

— ¡Hey! Aquí abajo Lucy. – Grito este para llamar la atención. - ¡Por aquí! ¡Otra vez soy un niño! Soy un muchacho.

— ¡Eustace! Veo que te cortaron las alas. – Grito Reepicheep antes de arrojarse al agua. – Donde el cielo se une al mar, las olas han de endulzar. – Elianne esbozo una amplia sonrisa ante el canto del roedor. – si son dulces ¡Son dulces! Allá ¡mira!

— La nación de Aslan. – Dijo Elianne con una sonrisa. – debemos estar cerca.

Elianne junto a Caspian fueron a su camarote mientras la tripulación les preparaba un bote. Dejo sus armas sobre la cama y quito su armadura para reemplazar su ropa por algo más cómodo. Jugo con el anillo en su dedo mientras ayudaba a Caspian a atar su camisa. Una vez que estuvieron listos salieron a cubierta para subir al bote junto a los hermanos Pevensy, Eustace y Reep. La paz se sentía en cada dirección, a su alrededor solo se podían ver flores blancas, hermosos lirios adornaban todo el océano, mientras remaban paso sus dedos por el agua sintiendo una inmensa tranquilidad, tomo una de las flores jugando con esta entre sus dedos, alzo la vista al sentir los ojos de su esposo fijos sobre ella.

— ¿Qué sentiste cuando Aslan te transformo en humano? – Cuestiono Edmund.

— Por más que lo intente, no pude hacerlo solo. Luego el se acerco a mi, dolió un poco, pero fue un dolor bueno, como cuando sacas una espina de tu pie. Ser dragón no fue tan malo, supongo que fui mejor como dragón que como niño. Perdón por haber sido tan odioso.

— Tranquilo Eustace, fuiste un fantástico dragón. Y un niño muy valiente. – Dijo Elianne con una sonrisa dejando un pequeño beso sobre la frente del más joven.

— Amigosmíos, hemos llegado. – Menciono Reep. 

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Las crónicas de Narnia y la guerra del bosque Oeste. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora