Capítulo 21

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Se acomodaron en la fría playa, las rocas no eran las más cómodas, se había acostumbrado a dormir en suaves camas, aunque el estar así le recordaba cuando se reunió por primera vez con el ejercito de Aslan, las veces que tuvo que dormir en rocas y entre arboles para poder llegar a la mesa de piedra. Había sido una gran aventura, las memorias volvían poco a poco y más al estar viendo ese cielo estrellado, miles de estrellas adornaban ese lugar. Se mantenía apartada de los demás, sentía unos ojos fijos sobre ella, no hacia falta ser adivina para saber de quien se trataba, aun no arreglaban del todo sus problemas.

— Hace frio, ten. – Dijo Caspian poniendo una manta sobre sus hombros.

— Nunca había visto constelaciones como estas antes.

— Tampoco yo. Estamos muy lejos de casa ¿No crees?

— Extraño mi hogar Caspian, extraño el bosque Oeste, extraño a Pietro y claro nuestro hogar. – Caspian se inclino hacia ella presionando sus labios contra su frente.

— Sabes, de niño imaginaba que viajaba al fin de la tierra, encontraba a mi padre ahí. – Dijo eso ultimo con un toque de nostalgia. La joven reina recargo su cabeza contra el hombro de su amado tomando su mano para entrelazar sus dedos. –

— Tal vez lo hagas mi rey. No lo conocía y en más de una ocasión cuando invadieron Narnia quise salir del bosque e ir al castillo para verlo. Tuve la tentación de ir y ver al rey. – Caspian por inercia llevo su mano hacia el vientre de su esposa, ahora imaginaba como hubiera sido su bebé, aun tenían muchas lunas para volver a intentarlo.

— Elianne, sobre lo que paso en la cueva.

— Me enfade, no lo niego. Pero estaban bajo un encantamiento, no estaban siendo racionales. – Se acomodo para poder unir sus ojos con los de su rey y terminar besando sus labios con la misma intensidad que solía hacerlo. – Te escogí a ti Caspian, escogí pasar mi vida junto a ti, en las buenas y en las malas ¿Lo olvidas? Escogí estar a tu lado en todo momento y voy a cumplir eso, eres mi vida. Y te amo

— ¿Cómo es que eres tan pura? Eres increíble y no me canso de admirarte Elianne. – Correspondió a ese beso. – Te amo cariño mío. Ahora debemos descansar, mañana será un largo día.

Elianne despertó a la mañana siguiente gracias a un pequeño golpeteo a su lado, la pequeña hija del señor Rhince había divisado la estrella azul, esta brillaba con gran esplendor en el cielo. Una enorme sonrisa se formo en sus labios antes de comenzar a despertar a la tripulación. Ahora todos se encontraban a bordo del viajero del alba para seguir a la estrella azul. Eustace volaba alrededor del navío al no poder ir a bordo y su ahora amigo Reepicheep lo alentaba desde las alturas a continuar. Elianne ingreso al camarote con una enorme sonrisa en sus labios al sentir los brazos de Caspian a su alrededor, sentía su barba le raspaba su cuello provocándole algunos cosquilleos, la piel de los brazos se le erizo por completo. Giro quedando frente dejando una pequeña mordida sobre su mejilla.

— ¿Sabes que será lo primero que haré cuando toquemos tierra firme? – La doncella negó de inmediato. – Te llevare lejos, donde solo estemos tu y yo en medio de la nada. Te hare mía una y otra vez. – Dijo este mientras rozaba sus labios con los de su esposa dejando sutiles besos sobre estos. – Mi hermosa reina.

— ¿El mar te esta afectando de nuevo? – Cuestiono esta con una sonrisa mientras se aferraba a el, enredando sus delgados dedos en la ropa del mas alto. – Ya soy tuya, lo soy desde la primera vez que bese tus labios.

Encontrar a la estrella azul había alegrado a todos en el barco, pero esa alegría duro poco pues ahora se encontraban varados en medio del océano, el viento no corría y algunos comenzaban a desesperarse, el que los marinos remaran no era suficiente para que ese enorme navío se moviera. Elianne salió junto a Caspian a cubierta, cruzo miradas con Edmund, desde el incidente en la cueva y después de las palabras que el joven rey había pronunciado, ambos no habían tenido la posibilidad de hablar, por ahora era mejor mantenerse así.

— El viento nos ha abandonado. – Dijo Drinian. – Algo me dice que alguien no quiere vernos llegar. – El barco se desestabilizo haciendo que todos terminaran en el suelo, Elianne termino aplastada bajo el cuerpo de su esposo a una distancia peligrosa. Esta beso su mejilla antes de que ambos se pusieran de pie para ver que estaba pasando.

— ¿Qué golpeamos? – Pregunto Caspian, la tripulación comenzó a revisar los costados esperando ver algo.

— ¡Eustace! ¡Eres brillante! – Grito Elianne al ver aldragón, mismo que estaba jalando el navío con la fuerza de su cola. Los gritosde euforia no tardaron en llegar, todos estaban celebrando la genialidad deEustace. 

 

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Las crónicas de Narnia y la guerra del bosque Oeste. Libro 3.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora