T/N Routledge vuelve a casa, donde pertenece.
Pero no todo es tan fácil cuándo tiene de por medio una gran búsqueda del tesoro, un rubio sexy (que también es su mejor amigo) y la desaparición de un padre que fue muy carbón con ella, entre otras cosi...
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CANCIÓN: I'm god - Clams Casino
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POV T/n
Abro la puerta decidida, pero al otro lado, esos orbes azules que parecen tomar un tono distinto a estas horas de la madrugada me miran con una mano levantada apunto de tocar la puerta.
Su boca se abre rápidamente soltando palabras a las cuales tengo que poner mucho esfuerzo para lograr entender.
—¿Sabes? Te dije que solo iba a prestarte mi ropa si era yo el que te la quitaba, y tú aceptaste. Así que ahora te toca cumplir—no me veo capaz de detallar lo que veo, es como reconocer a alguien que conoces pero también saber que estás a punto de descubrir algo de él que lo cambiará todo—no me importa que digas que estamos como siempre, porque yo no estoy como siempre, joder creo que llevo con un sentimiento de ereccion desde el puto sueño donde me la chupabas, así que por favor, no digas que estamos como siempre, porque no es verdad.
Alguien acaba de coger hilo y aguja y me ha cosido la boca entera, negándome las palabras.
Se pasa los dedos por el pelo despeinándose todo y eso hace que quiera atarlo para poder colocárselo bien.
Y cuando veo que quiere llenar el silencio mis labios se despegan, pero no los utilizo para hablar, sino que con un paso hacia el chico consigo pegar nuestros rostros inhabilitando cualquier pensamiento de cordura por ambas partes.
El aire a nuestro alrededor parece estancarse sin lograr llegar algún árbol para darnos oxígeno, así que no consigo respirar.
Pero no parece importar lo más mínimo porque ahora mi única necesidad para vivir es que el rubio no se despegue de mi cuerpo.
Él no parece contradecirme cuando me agarra fuertemente de las caderas para que no me caiga en el momento en el que me hace caminar hacia atrás entrando de nuevo en mi habitación sin siquiera mirar donde pisamos porque estamos demasiado ocupados jugueteando con nuestras lenguas.
Y esta vez él, todo esto, tiene un sabor distinto, un sabor que me habla justo a la cara para decirme que hoy vamos a conseguir llegar al maldito coito.
