Cielo

138 6 0
                                    

Al día siguiente me levante con energía recargada, di pequeños saltos hasta llegar al baño y me dispuse a arreglar mi melena castaña. Le di unas ondas sutiles y acomode mi uniforme. Agregue unas medias largas que llegaban hasta el muslo y me puse la capa. 

Salí de la habitación y espere a Daphne en la sala común, tardaba horas en salir así que me senté a descansar un poco, a fin de cuentas era muy temprano y casi nadie estaba despierto todavía.

—Buenos días troll—. Me dijo Theo quien bajaba por las escaleras con su corbata floja por el cuello. 

—Hola, idiota—. Le respondí poniéndome de pie y dando vueltas en la sala en busca de una distracción. 

Di un par de vueltas por la chimenea, viendo como el fuego salpicaba chispas junto a la alfombra, y termine por girar mi vista a la figura que estaba ahora sentada en el sofá. Notando de inmediato la corbata terriblemente puesta de mi hermano. Resople y me dirigí a el con intención de acomodarla.   

—Dios, pareces un niño pequeño—. Me miro con una sonrisa y luego cambio de expresión a una mucho mas seria mientras le arreglaba el nudo de tela bajo su cuello.

—Chiara, se que no hemos hablado desde que regresamos.. pero lo siento mucho— lo mire sin expresión y termine de atar su corbata.
—No es tu culpa que tengamos una vida tan de mierda fuera del colegio ¿sabes?—. Dije seria sin despegar mi vista de la suya. Sus ojos reflejaban la misma expresión que la mía. 
Porque lo de la vida de mierda era verdad, aunque lo ocultáramos de todos, seguía ahí, como un sucio secreto del apellido Nott.

Aunque Theo siempre se hubiera sentido como una especie de hermano mayor para mi no lo era, no tenia que protegerme de nada. Nuestro padre era un hombre sumamente estricto con ideales viejos y anticuados.
La primera vez que golpeo a Theo fue por defenderme de sus comentarios sexistas, en donde hacia una comparación de mi manera de vestir con el de una pequeña prostituta. 
Le pego con un palo de escoba que encontró en el armario y le dejo marcas por toda la espalda. Recuerdo haber llorado en mi habitación con él mientras le curaba las heridas, teníamos once años y ese seria nuestro primer año en Howarts.

 Nuestra madre murió al darnos a luz y sabíamos que nos odiaba por eso, se volvió a casar un año después de ese incidente y nuestra nueva madrastra resultaba ser la pieza suficiente para que nuestra vida se fuera al carajo en esa casa. Era fría, prepotente y cada que podía, nos demostraba que no le importábamos en lo absoluto.
Ursula venia de una familia pura-sangre que cuidaba demasiado el linaje.

Recuerdo que cuando se entero que iríamos a Howarts, envió cartas al colegio pidiendo estrictamente a Dumbledore que no se nos acomodara en ninguna casa que recibiera sangre sucias que pudieran rebajar nuestro estatus. 

Para mi suerte Thimothée era de una buena familia sangre pura, por lo que no recibí malos comentarios respecto a nuestra relación, aunque tampoco es que se hubieran alegrado por mi. Pero pudo haber sido mucho peor si el hubiera resultado ser algún mestizo. Y ni hablar si se me hubiera ocurrido salir con alguien de padres muggles, me asusta pensar en lo que hubieran sido capaces de hacerme.
Algunas veces vuelo la imaginación pensando que limites hubieran cruzado, de menos se que por seguro, el correrme, y borrar mi nombre del árbol genealógico para siempre. 

En fin, trato de no preocupar a Theo con mis pensamientos y me voy con Daphne una vez que baja a la sala común. 



En el comedor, el olor de a uno los deliciosos manjares que Howarts ofrecía como cada año se hacia presente en nuestras narices. Respire hondo él delicioso olor a comida mientras disfrutaba con Blaise de nuestro habitual juego, que prefieres

—De acuerdo, Chiara. ¿Qué prefieres?, ¿tener aliento de dragón por un año o no volver a beber jugo de calabaza en una década?— Dijo con una risa juguetona mientras tomaba un elote asado de la bandeja.

DIRTY SNAKES  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora