Una historia en la que Chiara se siente tentada a arrastrarse a la oscuridad de la mano del mismísimo diablo; Draco Malfoy.
Precaución: Se va poniendo mas oscura y llena de encuentros subidos de tono.
El año había transcurrido demasiado rápido, para fin de curso todos nos fuimos con un muy amargo sabor de boca después de todos los acontecimientos del torneo. Cedric había muerto y Harry Potter había enloquecido.
En el tren de camino a Londres Theo quedo con Draco que pasaría todas las vacaciones en la mansión Malfoy. Yo por mi parte disfrutaría de nuestra casa sola, gracias a que nuestro padre tenia un viaje planeado a América con Ursula y no regresarían hasta inicios de Agosto.
En el vagón Blaise prometió visitarme al menos una vez junto con Daphne para no aburrirme, sin embargo yo disfrutaba de esos momentos. Quedarme en casa todo el verano sin compañía de nadie mas que de los elfos representaba cientos de libros que leería, tardes de pintura y acuarelas e intentos de postres en la cocina.
Y asi fue, las primeras semanas pasaron rapido. Con atardeceres hermosos y noches largas completas para mi se hizo la mitad del verano.
Thimothée me visitaría esa tarde y se quedaría conmigo unos días, ya que nunca habíamos podido pasar una noche solos, era momento de aprovechar que no habría nadie en casa. Así que prepare todo para que fuera perfecto.
Compre una canasta llena de suministros del callejón Diagon esa mañana. Contenía velas aromáticas, una poción especial para que la ducha tuviera una espuma de color azul pastel y un olor exótico que no pude identificar.
Me compre un conjunto nuevo de ropa interior de encaje blanco bastante linda y le pedí a Flora, mi elfina, que nos preparara una cena especial.
A eso de las ocho de la noche tocaron al timbre. Corrí entusiasmada y cuando lo vi en la puerta me eche a sus brazos con una sonrisa grande que no podría ocultar de mi rostro ni aunque lo intentara.
-No puedo creer que estarás aquí- Me dio unas vueltas sin soltar el abrazo - Y que estarás unos días solo para mi-. Me solté de su agarre para poder verlo y me regalo una sonrisa increíblemente adorable. Era guapísimo.
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-También estoy emocionado, espere esto todo lo que va de las vacaciones- Me dio un beso en la mejilla y entramos a la mansión tomados de la mano.
La cena estuvo deliciosa y después de ayudar un poco a la elfina nos dirigimos a mi habitación. Habíamos tomado vino así que estábamos algo mareados. Torpemente nos deshicimos de la ropa, y comenzamos a besarnos entre risas. Lance mi camisa y mi falda al suelo y el hizo lo mismo.
Entre cada beso nos regalábamos una sonrisa, y podía sentir como mi corazón tenia la sensación de estar lleno, con el se sentía completo.
Ni siquiera fuimos a la tina, pasamos directamente a la cama. Nuestras ganas eran demasiado fuertes y sus labios quemaban mi piel y pedían a gritos que me entregara a el por completo.
Me recostó en la cama, el encima de mi y comenzó a acarician la parte interna de mis muslos, sus dedos hacían círculos y me erizaban el vello de la piel a cada roce. Lo tome del cabello mientras descendía a mi zona intima.
Solté un gemido al sentir su lengua en contacto con mi clítoris y pude sentir la saliva descendiendo por todos mis labios. Era una sensación exquisita. Baje la mirada y pude ver como se le escapaba una sonrisa con cada espasmo que recorría mis piernas y me hacia temblar.
-No.. no se te ocurra parar- logre pronunciar seguido de un gemido mas fuerte. Movió mas deprisa su lengua e introdujo suavemente dos dedos mientras bombeaba al ritmo de su lengua.
Arquee mi espalda y me deje envolver por el orgasmo que subió como oleada caliente por todo mi cuerpo. Dio una lamidas mas y lentamente subió a mis labios para darme un beso. Un beso agridulce y delicioso.
Lo senté en la cama y me subí a su regazo para continuar con un beso apasionado, acaricio mi espalda y mi clítoris hinchado pedía por mas. Mientras me movía en círculos lentos arriba de sus piernas.
Me movió un momento para tomar un condón de la bolsa de su pantalón del suelo y luego volvió a subirme a el. Se lo coloco y me introduje lentamente por su miembro.
-Ah, estas muy apretada Chiara- dejo escapar en un jadeo mientras volvía a subir y bajar. Acelere el ritmo y mis pechos comenzaron a brincar con cada movimiento.
El sudor comenzaba a caer por nuestras frentes y sus ojos irradiaban lujuria pura, sus labios entreabiertos y yo brincando en su regazo. Era una imagen celestial.
Al cabo de unos minutos sentí como su miembro me llenaba por completo, tuve un orgasmo unos segundos después, por lo que siguió embistiéndome con su liquido caliente dentro de mi. Tentadoramente peligroso.
Esa noche caímos rendidos en minutos. Me abrazo por detrás y yo, estaba que no me contenía de la felicidad de tenerlo ahí conmigo. Completamente para mi.
