Crucio

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Entro a la sala común empujando a todos, con su mirada aterradora mente fría y determinada. 

Recorrió el salón, con miradas curiosas de los que empujaba a su paso, y se dirigió a la esquina de los sillones de cuero en los que se encontraban Pansy y Thimothée. En la misma posición que hacía unos momentos que habíamos discutido. 

Se puso frente a ellos y le grito a Pansy que se largara.
Su voz amenazante ordeno a la chica a dar un brinco hacia un lado, asustada frente a la reacción de Draco. 

Thimotheé le regalo una mirada asintiendo, dando a entender que se alejara, y finalmente se puso en pie, retando a Draco de frente. 

—¿Que quieres?. No me disculpare por...—comenzó a decir con una sonrisa que fue borrada al instante por un puñetazo directo del rubio platinado.
Uno fuerte, que podría jurar, hizo tronar su mandíbula al caer al suelo.

Tardo en levantar el rostro, y para cuando llegué, la sangre del labio ya le escurría por todo el largo de la barbilla.

—Las manos no me alcanzan para hacerte sufrir lo que quiero... lo que te mereces sufrir por cobarde— expresó con furia, sacando su varita del pantalón.

Y en una fracción de segundo todo se congelo, el con su varita alzada apuntando a Thimothée en el suelo y todos al rededor atentos a lo que pasaba.
Si mi hermano hubiera corrido mas rápido, o si yo no me hubiera quedado helada como el resto de estudiantes, tal vez no hubiera ocurrido así.

O quizá si,
Creo que nadie lo hubiera podido detener.
Sus ojos brillaban como nunca antes los había visto, tan oscuros que parecía que alguien más estaba poseyéndolo.
Thimothée lo miro con terror una última vez, antes de que las frías palabras de Draco silenciaran por completo el lugar.

—Crucio.

Una luz verde salió de su varita, golpeando a Thimotée en en suelo, y unos segundos después se encontraba retorciéndose y gritando de manera desgarradora. 

Parecía que su garganta no permitía sacar el dolor que le estaba causando el hechizo, y unas lagrimas escaparon de una estudiante a mi lado ante la escena frente a nuestros ojos.

Cuando reaccionamos ya era demasiado tarde, Thimothée había gritado con tal intensidad, que pudo escucharse hasta los corredores del pasillo, alertando a Snape que casi siempre hacía como que no nos escuchaba en nuestras fiestas.

Cuando llego todo paso como en flashbacks. Tengo lagunas de lo que paso exactamente. Pero se que Snape tomó a Draco en sus brazos apartándolo como pudo del chico que parecía estar a segundos de la locura, si seguían torturándolo de aquella manera.

Había gritos, sollozos y un gran número de estudiantes que no podían creer lo que acababa de pasar. 

Mire una ultima vez a Draco antes de que se lo llevaran, y podría jurar ante cualquiera, que ya no era el.
Algo había cambiado y su sonrisa lo decía todo, no se arrepentía en lo absoluto. 




Las horas siguientes pasaron demasiado lento, nadie había podido conciliar el sueño e ir a sus dormitorios. Esperábamos en la sala común a que Madame Pomfrey nos diera alguna noticia de Thimothée. Y que Snape regresara con Draco. 

O quizá vendría acompañado del director, o del ministerio. No lo se, nadie sabia que ocurriría, nunca había pasado algo así en la historia de Howarts.
Solo se que mientras mi hermano me abrazaba con fuerza, la voz de ojo loco Moody no paraba de sonar en mi cabeza 
"Se ganarían un boleto directo a Azcaban"

Y yo, no podía ni imaginarlo.
A Draco, a mi Draco en un lugar como ese. Mire a mi hermano, quien me tenia entre sus manos, y se que en el fondo, pensaba lo mismo. 

Porque a fin de cuentas el era su mejor amigo, lo había sido desde siempre y lo seria para toda la vida.
Mientras que para mi Draco seria siempre mi amor secreto, el mas puro e intenso de todos.


A eso de las cinco de la madrugada, Daphne, nos confirmo que mi ex novio había sido llevado al Hospital de Sant Mungo para verificar que no quedara ninguna secuela del hechizo.
Pero no había ninguna noticia de Draco. No hasta el día siguiente.

Blaise, Theo, Daphne y yo nos encontrábamos fuera de la gárgola que daba al despacho del profesor Dumbledore, y llevábamos ahí desde la primera hora de clases ya que habíamos prometido que no nos moveríamos hasta saber que ocurría con nuestro amigo. 

Cuando llego el tercer periodo, se abrió por fin la escalinata de piedra y pudimos ver salir al señor Lucius y a Narcissa, seguida de los pasos de Umbridge y de Snape. 

En cuanto me vio, Narcissa me dio un fuerte abrazo y después hizo lo mismo con mi hermano.

—Pero ustedes ¿Qué diablos hacen aquí?— chilló a nuestra espalda Umbridge.

—¡No me moveré de aquí hasta saber que mierda esta pasando! Quiero ver a Draco— le grité como nunca antes había levantado la voz a un profesor, y su mirada desafiante alerto al instante a mis amigos que me tomaron del brazo, haciéndome retroceder unos pasos. 

—No es la manera ni el lugar Nott— sentencio Snape con su calmada voz de siempre.

—Por favor Narcissa, ¿Qué esta pasando, donde esta?— le chillé con una mirada de suplica. Mientras sus ojos se llenaban de lagrimas.
Lo que me hizo sentir una punzada fuerte en el pecho.

—Mi Draco... el....—  La voz de Narcissa se vio interrumpida por la imagen de Draco saliendo del despacho. 

Tenia la mirada despreocupada y su cabello platinado alborotado, cayéndole por la frente y cubriendo un poco sus ojos grises, esos que se veían de un tono mucho mas oscuro que antes.
Tenia las manos esposadas con una especie de lazo mágico, y detrás de el lo seguían Fudge, el ministro de magia, y un auror alto de cabello azabache. 

Trate de alcanzarlo, grité su nombre, pero los profesores no me lo permitieron.
Y tampoco se giro a verme, a ninguno de nosotros.

Lo escoltaron fuera del castillo frente a todos.


Nunca olvidare esa sombría escena. A él saliendo con la frente en alto, su mandíbula definida y sus manos atadas, en medio de los corredores de estudiantes que no paraban de murmurar.
Esa fue la primera vez que presencie el terror que causaba Draco en los demás, ese miedo que ahora todos le tenían, al saber de lo que era capaz. 

Aunque aún, no tenían ni idea....


DIRTY SNAKES  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora