Infierno

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Los encuentros con Draco se hicieron cada vez mas seguidos.
Comenzamos a vernos los jueves después de los partidos de Quidditch cuando todo el colegio celebraba, en la torre de astronomía, y ahí, nos hacíamos de todo.

Me follaba en ese mismo lugar al que yo había ido tantas veces sola desafiando a la muerte, y lo hacia en la misma barra, pero ahora sostenida por él.
Asimilando que si caía, el caía conmigo.

Cuando esa única noche ya no fue suficiente para satisfacer todo el deseo que teníamos, quedamos también los lunes a la hora de clase de la profesora Trelawney, en los baños de mujeres del tercer piso.
Y también los miércoles a media noche en la sala común de Slytherin.
A decir verdad este último es el que mas nos causaba adrenalina, por lo que era el mas satisfactorio y peligroso de todos.

Sus manos se habían convertido en tatuajes plasmados en mi piel.
Había recorrido cada zona, besado cada centímetro y yo había hecho lo mismo.
Lo había marcado de mi esencia tanto como el a mi.

Pero era todo lo que podía esperar de nosotros, lo que siempre había sido, el amigo de mi hermano, el inalcanzable. Solo que ahora devorándonos a besos en secreto.
Esos dulces besos, que en comparación con su dura follada, me llevaban a otro lugar.

Mientras estaba en su regazo esa noche en la torre de astronomía, sus ojos me miraban con lujuria mientras el frió viento a mi espalda erizaba mi piel, y me causaba electrizan-tes descargas por todo el cuerpo.
El me penetraba, y lo hacia duro.
Pero sus besos suaves me calentaban y me mantenían serena.

Me volteo, colocando mis manos a la barra de la torre y me penetro en esa posición, yo observaba los terrenos del castillo y el precipicio bajo nosotros.
Un escalofrió de verdadero terror me cosquilleo el vientre, y mis gemidos se alzaron mas fuerte.

El tomó mi cintura y embistió unas veces mas, cada vez mas rápido, hasta que llegue a mi climax.
Exploté en ese delicioso cosquilleo de excitación que hace poco había experimentado con él.
Y ahí, con mis pechos desnudos rozando la fría pared de piedra, con el precipicio bajo nosotros y con su mano acariciando mi trasero lo descifre.
Estar con Thimotheé era como estar en el cielo.
Pero estar con Draco Malfoy era como transportarte al infierno y decidir quemarte ahí.

Después de besarnos un rato mas con nuestros cuerpos desnudos y su mano en mi nuca. Bajamos a celebrar con el resto de nuestra casa, quien había quedado victoriosa ese día en el partido de quidditch.
Entramos a la ambientada sala común y pudimos ver las luces y la fiesta en su máximo  esplendor.

No trato de disimular esta vez, ni de ocultar que estaba conmigo. Solo entro a mi lado con su mano detrás de mi espalda.
Quizá porque había mucha gente y no nos prestaban atención.
Vi a Daphne bailando en la pista, en cuanto me vio corrió hacia mi para arrastrarme con ella al centro.
—Baila conmigo— gritó mientras me pasaba un chupito de bebida.
Lo bebí de golpe y baile con ella al compás de la música.
Había algo parecido a una canción trap/rap reproduciéndose en la sala y el humo de los cigarrillos comenzaba a apoderarse del calor del lugar.

Después de varios tragos mas traídos por Blaise, pude ver a Draco observándome. Al lado de mi hermano con una sonrisa.
Estaban en una conversación con un grupo de sexto año, pero el no dejaba de mirar de reojo hacía nosotras.
Sentía las mariposas volar por mi estomago, me gustaba.
Y quería mas, todo de él.
Comenzaba a preocuparme lo mucho que me estaba haciendo adicta a tenerlo cerca de mi, sus chistes, sus besos. 

Y una pequeña parte de mi, sentía que el me correspondía en el sentimiento.
Draco se sentía diferente, era mas atento, ya no molestaba tanto a Potter e incluso había dejado de meterse con los niños de primer año. 

DIRTY SNAKES  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora