Lago de sangre

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A la mañana siguiente me moví con cuidado de no levantar a Tim, se veía lindo durmiendo. Baje de la cama en puntitas y me dirigí a la cocina por un vaso de agua. 

La mañana estaba hermosa, la luz entraba por los ventanales de la mansión y dejaba a la vista los muebles color blanco y dorado que adornaban el salon principal. Pedi el desayuno al jardin y desperte a mi novio con suaves besos por su cuello.

Desayunamos entre risas y me platico como su familia pensaba que se encontraba en casa de Marcus sin sospechar nada. Estar con el era reír todo el tiempo.

Pasamos la tarde horneando unas galletas muggles ya que no se nos permitía usar la magia fuera del colegio (esto claro a escondidas y borrando todo rastro para que nadie se diera cuenta en casa) y follamos en la barra de la cocina con masa pegajosa en nuestras manos y olor a chocolate.

Las noches eras de besos apasionados y las mañanas de bagels y jugo. Todo fue maravilloso, como estar en un sueño.

La última noche de Thimothée en la mansión empezó como todas las demás. A excepción que ese día decidimos pasar toda la mañana en el jardín. 

A mi me encantaba leer, pero mi chico era mas de hacer actividades que involucraran hacer algún tipo de ejercicio, así que por la tarde salimos a un lago cercano a los terrenos de mi casa, nos quitamos la ropa y la abandonamos en un árbol a la orilla. Nadamos desnudos y nos besamos con pasión mientras la luz del día se desvanecía. 

—Tienes los ojos mas hermosos del mundo mágico— me dijo mientras daba besos mojados en mi mejilla.

Mis piernas estaban alrededor de su cintura, estaba encima de el y nuestras cabezas apenas sobresalían del agua.

—¿Solo del mundo mágico?— respondí soltando una visita mientras pasaba sus labios por mi cuello.

—Mágico, muggle, extraterrestre y todos los que existan— Soltó una risa y pude sentir sus manos debajo del agua pasando por todo mi cuerpo. Le di un beso apasionado y cerré los ojos.
Me perdí en la noche, en el lago, en sus caricias.
El y yo en ese momento era todo lo que estaba bien en mi vida. 

Hasta que..

—Los elfos dijeron que te encontraría aquí. ¿¡Me puedes decir que mierdas esta pasando Chiara Nott!?— La voz de mi padre retumbo en todo el claro del lago. Fría y áspera.
Me solté de Thimothée en un sobresalto y trate de cubrir todo mi cuerpo debajo del agua. 

Mi padre me veía con ojos de furia, su mirada era aterradora. Con las manos empuñadas y su cabello oscuro largo cayéndole con los costados de la cara.

Tim a mi lado estaba callado, con verdadero terror recorriéndole el rostro. 

—Papá, yo.. te lo puedo explicar. el es..— comencé a balbucear, pero me interrumpió al instante.

—ME IMPORTA UN CARAJO QUIEN SEA EL. A mi no me vas a faltar el respeto en mi propia casa— Y seguido de eso, se fue en dirección a la mansión pronunciando entre dientes todo tipo de maldiciones. 

Salimos rápido del lago y nos cambiamos, Timothée y yo estábamos en total silencio.
Estaba avergonzada y temía la reacción que pudiera tener mi padre frente a él.

Ojalá pudiéramos escapar, irnos lejos. Mi hermano podría apoyarme, si tan solo estuviera aqui, pero no lo estaba.
Estábamos Tim y yo solos contra mi padre.

Caminamos deprisa por el sendero que conducía al jardín lateral de la mansión y saltamos la barda como hacia unas horas, solo que ahora mis manos no podían dejar de temblar.

Qué estúpida fui al traerlo aquí, debí imaginar que algo así podría ocurrir. 

Entramos a la mansión dejando un rastro de agua que nos caía por el cabello mojado. Al interior, los elfos nos dieron un par de toallas y un abrigo y nos dirigieron al estudio de mi padre que estaba al final del pasillo.
Mientras caminábamos fuera del salón principal, pude ver de reojo a Ursula con un trago en la mano y una media sonrisa que irradiaba odio puro. 

Tim tomo mi mano y me regalo una sonrisa, no se veía tan preocupado.
Claramente no tenia absoluta idea de como era mi padre, seguro ni siquiera había escuchado rumores. Ya que cuidaba mucho su reputación en el ministerio.
Y en ese momento, sentí pena por él.

Entramos a su oficina y todo paso como en una película. Demasiado rápido, demasiado borroso.

Mi padre me lanzo un hechizo petrificador y me quede de pie en la pared junto a la chimenea. Y entonces me obligo a observar.
Me obligo a ver como le daba a mi novio la paliza de su vida. 

Mis ojos rojos y la garganta me quemaba de querer gritar y llorar y no poder hacerlo. Lo levantaba y le propinaba puñetazos que dieron directo en su ojo y su labio. Ese labio tan carnoso que hace unas horas me besaba con pasión.

Vi como un hematoma se formaba debajo de su globo ocular y que de su nariz comenzaba a brotar un hilo de sangre. Thimothée intento luchar pero mi padre fue muy injusto. Utilizó su tamaño y fuerza sometiendoló al instante.
Mi novio jadeaba y se retorcía con cada golpe que le daba. 

Y entonces, solo hasta que quedo completamente rendido en el suelo paró. Mientras me regalaba una mirada verdaderamente enojada dirigiéndose con determinación hacía mi.

—Esto, es por avergonzarme— expresó señalando a Tim en el suelo, agonizando.

Sus palabras penetraban como filosas navajas en mis oídos. —-Y esto— sentí su mano en contacto con mi mejilla en una fuerte cachetada. —Es por comportarte como una puta
Quitó el hechizo y se fue del estudio dando un portazo.

Corrí inmediatamente a levantar la cabeza de Tim en mi regazo y me eche a llorar, lloré todo lo que trate de contener hace unos momentos.
No se cuantas disculpas le pedí a Timothée en lo que Flora nos ayudaba a curar algunas de sus heridas y me quede a su lado en el suelo del estudio hasta entrada la madrugada.
Cuando por fin recupero la consciencia del todo. Desapareció de mi casa, sin decirme una sola palabra. 

Y yo, no pare de llorar toda esa noche.

Perdóname Thimothée, te oculte tanto la verdad sobre mi padre y te terminaste enterando de la peor manera.

DIRTY SNAKES  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora