Caida

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-Solo porque te parezco algo prohibido y lo sabes-.Dije sin despegar mi mirada del paisaje frente a mis ojos.

El lago brillaba con el reflejo de la luna blanca sobre el agua y a lo lejos se podía apenas apreciar los terrenos del castillo, ocultos, como sombras envueltas por la oscuridad de la noche a su cobijo.

Estaba distante, mareada y aturdida por el bullicio de nuestra casa, que en este momento parecía una bomba de sonidos y alumnos ebrios. 

-Tienes un punto, eres la pequeña hermanita de mi mejor amigo-. Pronuncio mientras recargaba su regazo al borde junto a mi. Estaba situado a mi lado con la mirada hacia dentro de la torre, justo del lado opuesto a la mía.  Podía sentir su respiración y mis dedos se pusieron nerviosos al imaginar que estaban a escasos centímetros de los suyos. 

-Somos gemelos- reí con sarcasmo. -No es como que haya alguien mayor entre nosotros-. 

-Oh claro que si, tu tío Eddie me confeso en aquella fiesta de Navidad que Theo salió primero-. Se me dibujo una sonrisa aun mas grande al escucharlo pronunciar el nombre de mi tío Eddie, hermano de mi difunta madre. Era la razón por la que sobreviví al apellido Nott tantos años. El era nuestro ángel guardián. 

Me quede callada unos segundos y Draco me regalo una mirada comprensiva. El sabia todo, era el único que sabia el infierno que era nuestra casa porque estuvo varias veces para presenciarlo. 

-Sera entonces físico, porque mentalmente, supero a Theo como mínimo cinco años- Gire a mirarlo y lo vi sonriendo a mi comentario. 

La luz de la luna acariciaba su pálida piel blanca reluciéndola con mas brillo.
Draco era el tipo de hombre que podrías pasar horas admirando, alto, delgado, con su clavícula perfectamente definida y ojos grises que contaban múltiples historias.

Su presencia daba un aire de ser algún tipo de realeza, pero al vestir siempre negro, daba la impresión de ser lo contrario a un príncipe azul.

Su superioridad y orgullo lo volvían un misterio oscuro.

Aparte mi vista en cuanto caí en cuenta que me quede unos segundos admirándolo. Con vergüenza decidí bajarme del borde de la torre, pero al pasar una de mis piernas tambalee peligrosamente a un costado. 

Me tomo rápido de la cintura y me detuvo de caer al borde.  Y entonces lo vi a los ojos.
No parecía importarle en realidad mi fugaz casi encuentro con la muerte , en cambio, se le veía una expresión aterradoramente  inquietante. Parecía estar entretenido.

-¿Porque estas sonriendo?, es aterrador Malfoy.- Escupí mirando de un lado a otro sus ojos grises, sin romper la conexión de nuestras miradas.

-Sabes bien que puede pasar en cualquier momento, pero aun así, sigues viniendo. Mejor respóndeme tu el porque- soltó en un tono de voz mas bajo, mientras ladeaba la cabeza en espera de una respuesta.

Lo medite unos segundos y quite su mano de mi cintura, me incorpore a salvo en el suelo de la torre de astronomía y le conteste sin mirarlo.

-Porque estar a escasos centímetros de la muerte te hace sentir momentánea y estúpidamente mas vivo-  tome aliento y seguí. -Como si al hacerlo pudieras valorar un poco lo que estas a punto de perder- 

Estaba loca ¿o que?. Cualquier persona me lo diría, no esta bien pensar de esa manera, no esta bien imaginar ese tipo de idioteces. Pero nada estaba bien conmigo y con mi familia. Que mas daba.

Además, no estaba con cualquier persona. 
Estaba al lado mío la única persona en la escuela que quizá, tenia los pensamientos mas sombríos y retorcidos en su mente. Lo supe porque me contesto con un extraño brillo en los ojos

-Pienso lo mismo- 

Y sin una palabra mas, nos fuimos en silencio de vuelta a nuestras habitaciones. 


Al día siguiente en clase de defensa contra las artes oscuras Ojo Loco Muddy nos regalaba una de sus exageradas presentaciones, mientras estudiábamos los hechizos imperdonables.

-Quien me puede decir uno de los hechizos imperdonables- dijo sacando la lengua mientras se relamía nervioso los labios.

-Yo señor- Se levanto Neville temeroso. -La maldición cruciatus-. 

-Muy bien señor Longbottom, venga aqui enfrente. La maldición cruciatus se utiliza para provocar un terrible daño sobre el oponente, básicamente para torturarlo- 

Y seguido de esto lanzo el hechizo a una araña que se encontraba frente a el. Neville hizo muecas de dolor al ver a la araña retorcerse. Se escuchaba un estruendoso y agudo quejido de dolor proveniente del insecto mientras se contraía por la magia.

-Basta, no ve que lo esta lastimando- chillo Hermione viendo en dirección a su compañero que parecía estar a punto de derramar una lagrima. 

-¿Sabias que cruciatus significa tortura en latín?- Le susurre a Thimothée que estaba a mi lado con una expresión seria. 

-¿Como lo sabes?- Me dijo sin apartar su mirada de la clase. 

-Leo- sonreí -No te haría mal pasar por la biblioteca de vez en cuando- dije ahora dibujando en el pergamino el ojo del profesor Moody.

-Quizá la sabelotodo del fondo pueda decirnos cual es la última maldición imperdonable- soltó el profesor centrando mi atención de nuevo a lo que pasaba frente a nosotros.
Wow, si que veía y escuchaba todo.

Me quede mirandolo unos segundos, su nariz estaba arrugada y parecia estar enojado todo el tiempo.

-La maldición asesina- dije incapaz de pronunciar las palabras.

-Dilas- me dijo el profesor Moody en un hilo de voz. Senti como me palpitaba el corazón, imaginando que a lo que me retaba no era precisamente a mencionar el nombre. 

Sin embargo, antes de que pudiera contestar, un brillo verde salió de su varita acabando con la vida de la araña en un segundo.

 Y que aquellas palabras permanecieron en la habitación, flotando. Haciendo que nuestra sangre corriera por nuestras venas al escucharlas por primera vez en acción.

-Aveda Kedavra- 



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DIRTY SNAKES  +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora