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Rápidamente me separé un poco de ella mi miré hacía delante y ella hizo lo mismo.

En ese momento acepté que sentía algo más por Lenox y era un sentimiento más fuerte que el odio.

-¿Cómo se llama?-. Interrumpí el silencio. Hice esa pregunta al mismo tiempo que pasó por mi mente, durante todo este tiempo nunca había sentido interés por este. Me bastaba con llamarle por su apellido, pero al darme cuenta de mis sentimientos hacia ella, mi interés ahora era enorme.

-¿Perdón?-. Preguntó extrañada y alzó una ceja.

-¿Que cómo se llama?-. Repetí impaciente.

-Señorita Moore, ¿a usted no le quedó claro lo que dije el primer día de curso? Mi nombre no tiene por qué saberlo usted ni ningún otro alumno.

-Venga ya Lenox, ni qué estuviera en busca y captura-. Respondí.

-Pues no lo estoy, pero si tengo que estarlo para que usted deje de preguntarlo, lo estaré-. Dijo fría, cómo siempre.

-Usted se sabe el mío y además, hasta me ha visto en ropa interior-. Reproche haciendo mención a esa noche tan extraña en la que Lenox me vió con el vestido subido.

Ella inmediatamente giró su cabeza en mi dirección pero yo está vez no imité su acción.

-Yo me se el suyo porque soy su tutora y es mi obligación, y si le vi en ropa interior fue casualmente después de abofetear a su novio el que recuerdo que estuvo a punto de violarla-. Respondió algo ofendida.

-Lo que usted diga, yo ya me voy-. Dije mientras me levantaba.

Ella solo asintió y yo caminé unos unos pasos alejandome de ella. Pero paré en seco y me di la vuelta volvíendola a mirar.

-¡Nos vemos mañana profesora misteriosa!-. Grité desde lo lejos y noté como ella me miró e hizo el intento de parecer sería, pero se le podía ver una media sonrisa en sus labios.

Llegué a casa y lo primero que hice fue comer, después subí a mi cuarto a hacer unos deberes. Pero no pude concentrarme, la profesora Lenox había invadido mi mente más que el día anterior y ahora tenía más dudas sin resolver. ¿Cual era su nombre y por qué estaba en ese parque?

Mi mente hizo un click.

Inmediatamente tiré los deberes a un lado de mi escritorio y abrí mi portátil.

Una vez ya encendido y con el navegador abierto pensé que debería buscar.

-Ahh, ya se-. Dije en voz alta mientras escribía.

Busqué Profesora Lenox. Sin nada más y yo toda estúpida pensaba que iba a encontrar algo buscando eso.

Los resultados cargaron y para mi sorpresa había más profesoras Lenox que me imaginaba.

Amanda, Isabel, Judith, Clara, Carmen, Claudia Lenox y muchas más. Una tenía que ser ella.

Busqué algunos de esos nombres pero no era ella. Solo eran señoras mayores, gente fallecida de hace muchos años, algunas se estaban graduando. En fin.

Di un suspiro y lo apagué, volví a ponerme a hacer deberes y afortunadamente después de 3 horas los terminé. Solo eran unos ejercicios pero Lenox en cuestión de días estaba invadiendo mi mente.

Después estar comiendome la cabeza un rato fui al baño y me puse las cremas de la farmacia. Según la señora eran bastante buenas y no me quedaría cicatriz.

****

29 octubre 2020-8:00am

Empezaron las clases como cualquier otro día, pero hoy todos están más ilusionados. Ya habían decorado el gimnasio para la fiesta de Halloween y yo no tenía muy claro si ir o no.

La profesora Lenox entrando me sacó de todos mis pensamiento y solo podía observar cada curva de su cuerpo detenidamente y como sus delgadas caderas se balanceaban levemente cada vez que daba un paso.

Por favor profesora Lenox, explícame como he pasado de odiarte a querer comerte la boca.

Subí la vista a su cara y tenía una expresión extraña mientras me miraba. Me puse un poco roja al darme cuenta de que me había pillado mirando su cuerpo así que rompí el contacto visual y dirige mi mirada a la pizarra.

-Como ya saben mañana se celebrará la fiesta de Halloween en el gimnasio. Así que les leeré las normas. Hay que ir completamente disfrazados sino, no se les dejará pasar. Nada de infiltrados, ya que antes de entrar un guardia comprobará vuestras identidades. Y por último nada de alcohol y algún tipo de drogas-. Explicó fríamente.

Escuché algunos quejidos con la última norma. Y siendo sincera mi yo de hace unos días se hubiese quejado, pero hay algo dentro de mí que a cambiado.

I Hate You, I Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora