41

1.3K 71 1
                                    

El molesto sonido de mi móvil comenzó a sonar haciendo que las pocas horas que había dormido se terminaran. Pues con la de cosas que había vivido el día anterior me resultó muy difícil conciliar el sueño.
Busqué con mi mano en la mesita de noche y finalmente lo encontré.

Ráfagas de recuerdos vinieron a mi mente, incluyendo que el día anterior besé a Clara dos veces y que le había prometido besarla hoy otra vez. Muy avergonzada giré mi cuerpo hasta quedar frente a ella. Dormía profundamente, estaba demasiado hermosa. Bajé mi mirada hasta su cuerpo y ví que todavía tenía puesto su vestido de anoche, le quedaba realmente bien.

Recordé también lo que me dijo, que yo le gustaba. Noté como un cosquilleo recorría todo mi estómago.

Pero un montón de dudas comenzaban a invadir mi cabeza. No sabía si recordaría lo que pasó anoche, no sabía si era real lo que me dijo o simplemente era porque estaba borracha, no sabía si estaba bien o mal lo que hicimos. Lo único que sabía era que nunca había sentido lo que sentí al besarla. Cree una adicción a sus labios con tan solo dos besos.

Sus ojos se abrieron lentamente, hoy estaban más brillantes de lo normal.

Yo sentí como un color rojo se apoderaba de toda mi cara cuando nuestras miradas se conectaron.

—Buenos días—. Dijo con la voz algo ronca y segundos después se llevó la mano a su frente para después dar un quejido.

—¿Te duele?—. Pregunté preocupada.

—Si—. Respondió con la voz todavía ronca y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Rápidamente me levanté y fuí a buscar un Ibuprofeno en mi maleta para después dárselo con un poco de agua.

—Gracias—. Dijo con una sonrisa al tomárselo e incorporarse un poco en la cama, quedando su espalda pegada al cabecero.

Yo no sabía como actuar, si hacer como si no hubiera pasado nada o contárselo todo. En ese momento me acordé de Hallowen, y de como Clara fue sincera y me contó que casi nos besamos.

—Ehh, ha-hay algo—. Dije nerviosa.

—Lo recuerdo todo—. Me interrumpió, yo me puse más nerviosa todavía. Mis manos comenzaban a sudar y mi respiración se podía escuchar a miles de kilómetros.

Ahora sí que no sabía que hacer, empecé a mirar a mi alrededor buscando otro tema de conversación para sacar. Y milagrosamente mi móvil volvió a sonar.

Dí un pequeño salto de la impresión, me había embobado tanto con ella que cualquier sonido que no fuera su voz me sobresaltaba.

Al tener el móvil en la mano ví en la pantalla la palabra Ana, y la bendije infinitas veces en mi cabeza.

Caminé hacía la ventana y una vez mirando por esta descolgué la llamada.

—¿Sí?—. Dije intentando no aparentar que el corazón se me iba a salir del pecho.

—Hola, ¿qué tal? ¿hoy vuelves, no?—. Preguntó Ana al otro lado de la línea.

—Sí, hoy por fin vuelvo—. Respondí arrepintiéndome de mis palabras. Me quedaría con Clara en esa habitación por el resto de mi vida.

—Ayy que bien, estoy deseando vertee—. Se le notaba feliz.

—Yo también te quiero ver ya—. Dije intentando parecer animada.

—Sarah, acaba de sonar el timbre luego te llamo—. Comentó mientas que de fondo se podía escuchar el molesto timbre de cambio de hora en mi instituto.

—Okk, ya hablamos luego. Te amoo—.

Terminé la llamada con mucho temor.

Mi corazón volvía a latir con fuerza. Nunca pensé que me pondría tan nerviosa por una persona.

—¿Es verdad?—. La voz de Clara chocó contra mi cuello haciendo que se me erizara toda la piel.

—¿El qué?—. Dije mirando fijamente al frente, sin moverme.

—Que la amas—. Su voz era seria y firme.

—¿Por qué quiere saber eso?—. Pregunté haciendo como la que no sabe.

—Deje de hacerse la tonta y dígame ya si la ama—. Parecía que quería atravesarme con sus palabras.

—¿Qué si amo a Ana?—. Dije.

Ella me cogió de los brazos para darme la vuelta y pegarme a la pared, después me acorraló con sus brazos.

—Déjese de tonterías y dígame de una maldita vez si la ama—. Me miró fijamente a los ojos.

—Somos amigas solamente, yo únicamente amo a una sola persona. Y ahora dígame, ¿usted siente algo
por mí?—. Respondí yo mirándola de la misma manera. Esta situación me estaba empezando a dar mucho calor.

—No se, piense en la forma en la que la besé ayer y hallará la respuesta—. Se acercó un poco más a mí.

—En este momento me es imposible pensar. ¿Podría repetir la acción?—. Realmente no se de donde saqué la fuerza para decir esas palabras, todo mi cuerpo me estaba temblando.

—¿Por qué no lo hace usted? Creo recordar que me prometió algo—. Puso cara pensativa.

Sin pensarlo más, rompí el poco espacio que nos separaba y me lancé a sus labios.

Ya me había acostumbrado a la textura suave y sus besos. Nos besábamos con desesperación, como si nunca lo hubiéramos hecho.

Las dos todavía con el vestido de anoche puesto, parecía que seguíamos en ese baño. Quitando la música de fondo y poniendo algunos pájaros cantando y el leve sonido de las personas pasando por la calle metros abajo de nuestra ventana.

Nos separamos después de estar un buen rato así.

—¿He resuelto ya tu duda, pelirroja?—. Susurró sobre mis labios.

¿Pelirroja, de nuevo?

—Si—. Respondí de la misma manera.

Me parecía imposible esto. Que la mujer más fría y sería del mundo sintiera algo por mí.

Las dos nos duchamos, obviamente primero una y después la otra y por fin pudimos ponernos ropa cómoda.

—Sarah, hay que hablar—. Dijo Clara mientras que se sentaba al borde de ma cama.

—Desde luego que sí—. Respondí y me senté a su lado.

—Me gustaría que al salir de esta habitación todo vuelva a ser como antes—. Dijo de forma breve mirando al suelo.

—¿Por qué?—. Pregunté.

—Porque esto no está bien, está mal lo que sentimos la una por la otra y eso nos puede perjudicar—. Explicó con la mirada todavía clavada en el suelo.

—¿Pero después de clase podremos vernos al menos?—. Yo entendía porqué estaba mal, y si era cierto que nos podían pillar.

—No, no volver a repetir esto—. Por fin me miró a los ojos.

Yo ahora si que no entendía.

—Entonces, venimos aquí, nos besamos a saber cuantas veces, me dices que sientes algo por mí y ahora no quieres nada de esto.

—Yo no tenía nada de esto en mis planes. Simplemente tenía pensado intentar olvidarte, no que nos besáramos y multiplicar mis sentimientos—. Parecía que quería atravesar mi alma con su mirada e inconsciente rompí el contacto visual porque me estaba poniendo nerviosa.

—Ok, como usted desee—. Corté la conversación y fuí a hacer mi maleta ya que dentro de unas horas nos íbamos.

Di por finalizada la conversación ya que no tenía más fuerzas. Lo único que podía pensar era que esto solamente había sido una fantasía de ella y que como ya la había probado, me había dejado tirada. En conclusión, que me usó.

Yo quería llorar, no me creía sus palabras. Durante el camino intenté mirarla lo menos posible, ya que sí lo hacía iba a querer besarle y ella hizo lo mismo.

—¿Le acerco a su casa?—. Me habló por fin cuando llegamos a nuestro ciudad.

—No hace falta, voy a llamar a un Uber—. Saqué mi móvil. —Nos vemos mañana—. Toqué su brazo y me fui de su lado. No quería hacerlo, pero era necesario.

I Hate You, I Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora