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Giré sobre mi misma y corrí a la puerta. Menos mal que cuando salí todos seguían en la cafetería, nadie me iba a ver.

Volví a correr en dirección a mi clase. Cuando llegué no había nadie y di un suspiro de alivio. Cogí todas mis cosas y salí del edificio con la excusa de que me dolía la cabeza.

Una vez ya fuera, la realidad me vino de golpe y ahí lo supe, supe que este sitio de donde había salido corriendo porque era la burla de todos, hace unas horas era de las personas más populares, y eso me hizo parar en seco.

Busqué rápidamente un banco para sentarme, pero unas lágrimas a punto de salir por mis ojos me lo impedían.

Ya no podía aguantar más de pie, sentía que me iba a derrumbar en cualquier momento. No tuve otra opción que sentarme en unos escalones.

Cuando estaba sentada empecé a buscar desesperadamente algo en mi mochila.

-Hola viejos amigos-. Dije al encontrar una caja de tabaco y un mechero.

Hace unos meses fumaba, pero lo dejé porque porque cogí una fuerte gripe. Gracias al tabaco tardé 1 mes más en recuperarme y como no quería volver a repetir esa experiencia tiré todo el tabaco que tenía. Menos esta caja, la guardé para situaciones de emergencia y era hora de darle uso.

Saqué un cigarro y lo encendí, me lo acerqué a la boca y le di varias caladas.

Cuando me calmé un poco medité que debía hacer mañana, si iría al instituto o no.

-Nah, seguro que mañana no se acordarán-. Pensé, no creía que fueran tan homófobos.

Al terminar el cigarro me levanté y caminé hacia mi casa.

****

27 octubre 2020-7:57am

Estaba entrando en el instituto muerta de vergüenza por dentro, yo intentaba actuar natural pero no podía mirar a la gente. Estaba tan desesperada de no se acordaran que metí las manos en los bolsillos de mi falda para cruzar los dedos.

-Venga miralos, así te sacas las dudas-. Pensé.

Giré lentamente mi cabeza hacia los dos lados y me quedé paralizada cuando vi que todos me miraban, algunos se reían por lo bajo y otros se susurraban cosas con cara de asco.

Me quería morir.

Aceleré el paso lo más que pude y justo antes de entrar a mi clase vi como mi "grupo" se reía a carcajadas cuando uno de estos me señalo.

Al entrar no sabía que hacer. No quería sentarme delante de Marta, así que caminé hacía el único sitio que nadie había ocupado en todo el curso. Estaba en segunda fila y pegado a la ventana.

Me senté y miré el parque que se encontraba al lado del centro, no tenía nada de especial pero al menos tenía algo que mirar que no fuera la mirada de asco de mis compañeros.

Observé detenidamente sus arbustos y bancos hasta que...

-¡LENOX!-. Grité en mi mente. -¡LENOX TAMBIÉN LOS SABE!-.

Con toda esta mierda de mis compañeros no he tenido tiempo de recordar que también se lo conté a ella. Madre mía, ¿se habrá dado cuenta de que siento algo de interés por ella?

Sonó el timbre y segundos después apareció ella.

Hoy tenía puesto un traje compuesto por unos pantalones gris oscuro casi negros, una blusa blanca, un blazer del mismo color del pantalón y unos tacones negros. Le quedaba realmente bien aparte de ser lo más básico que pueda existir.

Al llegar a su escritorio dejó su maletín y bolso encima de él. Noté por unos segundos como miraba en dirección a mi sitio antiguo con el ceño fruncido y después miró por toda la clase hasta chocar con mi mirada.

-Señorita Moore, ¿me puede explicar por qué no está en su sitio?-. Preguntó alzando una ceja.

Empecé a sentir como mis pulsaciones cada vez eran más altas y mis manos empezaban a sudar.

-Pues porque.. por..-. Dije con un hilo de voz y paré a tomar aire.

-Porque me he dado cuenta de que desde aquí veo mejor la pizarra-. Mentí con lo primero que se me pasó por la cabeza.

-Señorita usted no se puede cambiar de sitio cuando le de la gana, así que seguirá en su antiguo sitio. Y me parece que usted no se acuerda de que en septiembre les di la libertad de escoger su sitio para el resto del curso. Si tanta urgencia tiene por cambiarse me lo tiene que decir con antelación-.
Respondió finalmente sin apartar la vista de mí.

Yo solo asentí, me levanté y caminé en dirección a mi antigua mesa.

La clase continuó normal, quitando los murmullos y risas que escuchaba a mis espaldas.

I Hate You, I Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora