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Pasaron dos semanas desde lo de Ana, y si que cambió. Seguía siendo la misma de antes pero me dejaba un poco de más espacio personal.

En ese momento estaba en clase de tutoría, como no embobada con Clara. Literalmente no me enteré que acababa de tocar el timbre hasta que Ana me habló.

—¡Hey! Baja de las nubes y vamos ya a comer—. Me pasó la mano por los ojos varias veces.

—Señorita Moore, quédese un
momento—. Dijo Clara nada más que me levanté.

Desde ese día del centro comercial hablamos más y teníamos un poco más de contacto físico, por lo que todo bien, dentro de lo que cabe.

—Espérame—. Le dije a Ana antes de que saliera y esta asintió.

Cuando la clase se quedó vacía Clara se levantó de su escritorio.

—Verá, quiero proponerle algo. Una asociación quiere colaborar con el centro, consiste en que un profesor y un alumno tienen que ir varios días a otra ciudad. Ahí se dan asambleas sobre convivencia y bienestar y no se me ha ocurrido una mejor persona que usted—. Explicó y a mi casi me da algo.

Básicamente me estaba proponiendo un viaje con ella.

—Vale perfecto. ¿Cuánto dinero sería?—. Dije tartamudeando un poco.

—No es nada, la asociación paga el hotel y las asambleas son gratuitas. Tendríamos que estar allí lunes, martes y miércoles que viene—. Respondió de nuevo.

—Ok cuente conmigo, ¿pero por qué me lo dice tan tarde?—. Di unos pasos hacia ella.

—Simplemente no estaba segura si querría o no—. Dio otros pasos hacia mí. —Le mantendré informada, que pase un buen día—. Deslizó su mano sobre mi brazo y segundos después salió, dejándome ahí dentro con mil sentimientos revoloteando en mi interior y una ilusión que empezaba a crecer en mi mente.

—Por fin llegas—. Dijo Ana algo cansada. —¿Qué quería esta vez?—. Añadió curiosa.

—Parece que la semana que viene me voy lunes, martes y miércoles con ella a una asociación en otra ciudad—. Comenté normal y su cara cambió de curiosidad a molestia.

—Entonces me quedaré sola—. Dijo mientras abría su sándwich.

—Venga ya, intenta hacer nuevos amigos. Seguramente los consigas al instante nada más que hables con alguien—. Le sonreí.

—Puede ser, oye, ¿qué te traes con esa mujer?—. Levantó una ceja.

—No seas tonta, no me traigo nada y para ya de preguntar. Simplemente vamos a una asociación—. Intenté ocultar lo nerviosa que me había puesto.

—Esta bien, bueno vamos a comer ya—. Inmediatamente cambió de tema.

DOMINGO

Otro día sola, mi única motivación era que iba a pasar tres días seguidos con Clara.

Tenía puesto un pantalón de pijama aleatorio de mi armario y un top de tirantas con un poco de escote. Aunque todavía hacía frio, mi casa tenía una de esas calefacciones que climatizan toda la casa. Así que no había problema.

Estaba mirando Instagram normal y el timbre de mi casa hizo que pegara un salto del susto.

—¡Ya voy!—. Grité mientras bajaba por las escaleras.

Y sin mirar por la mirilla abrí la puerta.

—¿¡Clara!?—. Exclamé al verla tras la puerta, tan hermosa como siempre.

Ella se quedó unos segundos analizando mi cuerpo, antes de clavar su mirada en mi escote.

—Profesora Lenox, perdone—. Rectifiqué y noté como ella algo sonrojada me miraba esta vez a los ojos.

—Hola señorita Moore, solo vengo a recordarle que mañana pasaré por usted a las 9am para ir al metro—. Dijo mirándome esta vez a los ojos, lo que hizo que un cosquilleo recorriera todo mi cuerpo.

—Ok, mañana nos vemos, pero podría haberme escrito un correo en vez de venir a mi casa—. Comenté.

—Dudaba en que usted revisara su correo, y no es molestia venir aquí—. Sonrió.

Yo solo quería besarla, hace unos segundos que había dejado de prestarle atención a la conversación. Esa sonrisa hipnotizaba hasta la última parte de mi mente.

—Si le molesta la próxima vez le escribo un correo—. Añadió al ver que no recibía respuesta por mi parte.

—No, desde luego que molestarme no es exactamente la sensación que me
provoca—. Me cago en mi vida, otra vez diciendo cosas que se me pasan por la mente. —Quiero decir, me agrada su
visita—. Intenté rectificar mi respuesta.

—Me alegra—. Dijo después de quedarse unos segundos pensativa. —Bueno hasta mañana—. Sonrió de nuevo y dió media vuelta para caminar hacia la calle.

—Hasta mañana—. Pensé, ya que otra vez no podía articular palabra.

Cerré la puerta y me apoyé en ella. Todavía no procesaba que Clara había venido a mi casa solo para decirme una cosa.

Después de unos minutos, o a saber qué tiempo estando así fuí caminando lentamente a mi cuarto. No sin antes mirarme en el espejo de la entrada.

Madre mía, estaba totalmente roja y mi pelo estaba hecho un desastre. Además no se que me había pasado pero mi top estaba más abajo de lo normal y tenía un pedazo de escote. Me puse todavía mas roja al darme cuenta que ella me había visto así.

Y bueno, así de roja subi a hacer las maletas.

I Hate You, I Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora