50

1.4K 65 2
                                    

Se acabaron las clases por ese día. Y tras pensar y pensar durante esas horas, me encontraba caminando al despacho de Clara. Necesitaba solucionar las cosas, no sabía como, pero lo tenía que hacer.

Abrí la puerta sin llamar antes y detrás de ella vi a Clara, ordenando cosas en su estantería. Ella me miró extrañada.

—¿Alguna vez le han dicho lo hermosa que se pone cuando está celosa?—. Ayuda, ¿por qué dije eso?

—¿Qué haces aquí?—. Preguntó sorprendida.

—¿Alguna vez le han dicho lo hermosa que se pone cuando está celosa?—. Repetí mi pregunta para "mejorar" la situación.

—No, Sarah ¿a qué has venido?—. Preguntó con molestia.

—Y dígame, ¿alguna otra vez le han dicho que se pone celosa por tonterías?—. Pregunté ignorando su otra pregunta.

—¿Tonterías? ¿Crees que besar a alguien delante mía es una tontería?—. Dijo alterada.

—Si, lo es porque tu y yo sabemos de sobra que me tienes loca, embobada y enamorada. Loca desde el primer momento en el que nos vimos, cuando casi me atropellas, embobada desde la primera vez que pude ver ese brillo en tus ojos y enamorada desde la primera vez que te vi sin tener esa máscara de persona estricta y fría, en concreto cuando me abrazaste en ese baño después de que casi me violaran. Y si estás celosa es porque a lo mejor no eres consciente de esto y tampoco de que Ana se va en dos días del país—. Dije todo de golpe, sin pensar nada y pude ver como su cara se convertía en un tomate.

Iba a decir algo pero unos golpes en la puerta le detuvieron a hacerlo. La puerta se abrió y Ana entró.

—Perdón, no sabía que estabas aquí—. Me miró Ana, su mirada estaba apagada pero aún así sonrió.

—Otro día terminaremos nuestra conversación—. Le dije a Clara y salí de su despacho procesando qué acababa de suceder y por qué acababa de suceder.

Caminaba de nuevo como una bala por los pasillos, pues necesitaba quitarme los nervios de alguna forma.

—¡Bu!—. Salió Aída de repente y a mí casi me da un infarto.

—Joder, Aída. ¿Siempre me tienes que asustar?—. Me calmé un poco al ver que se trataba de ella.

—Jajaja, acostúmbrate a mis saludos. Oye, se ha liado un poco ahí dentro,
¿verdad?—. Dijo señalando en dirección al despacho de Clara.

—Venga ya, ¿tu también me acosas?—. No me lo podía creer.

—No, simplemente estaba pasando y vi a la chica rubia caminando al despacho de la profe, se quedó un rato pegada a la puerta y después llamó. Decidí quedarme a ver un nuevo capítulo de mi nueva novela favorita, pero parece que fue bastante corto—. Explicó poniendo una cara de pena fingida cuando decía lo último.

No podía ser, deseaba con todas mis fuerzas que Ana no hubiera escuchado lo que le dije a Clara.

—¿Novela favorita?—. Pregunté riéndome y la puerta del despacho de Clara se abrió.

Primero salió Ana y segundos después Clara tras cerrar la puerta con llave.

Aída y yo nos quedamos mirando fijamente mientras que noté como estaba haciendo un esfuerzo por no reírse, y a mí se me estaba contagiando su risa. Así que aparté mi mirada de su cara y miré a Ana, que justo estaba pasando cerca nuestra y tremenda cara de incomodidad traía, la miraba a ella extrañada. Después pasó Clara con la misma mirada de interrogación puesta sobre Aída.

Aída empezó a reír cuando Ana y Clara desaparecieron en el pasillo y a mí ya se me contagió su risa completamente.

—Perdón, me provoca mucha risa los momentos incómodos—. Dijo roja, cuando paró de reír.

I Hate You, I Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora