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LUNES

—Maldita alarma—. De verdad, estaba deseando comprarme otra que que su sonido no fuera tan fuerte.

Me quedé unos segundos recostada en la cama antes de acordarme de que ese día por fin me iba de viaje con Clara. Y cuando lo hice pegué un salto de la cama y fui rápido a ducharme.

Me arreglé como ninguna otra mañana había hecho. Me planché el pelo y fuí a buscar un outfit.

Después de unos minutos revolviendolo todo por mi armario opté por unos vaqueros rotos y un top negro con diamantes, después me puse mis vans de siempre y fuí a desayunar.

Pero estaba tan nerviosa que si comía algo lo vomitaria ahí mismo, así que descarté esa idea y fuí la lavarme los dientes directamente.

Después de un cuarto de hora eran las 9am y el timbre de mi casa empezó a sonar. Yo estaba realmente nerviosa, tanto que se me olvidó coger la maleta y tuve que volver a subir a por ella.

Finalmente estaba frente a la puerta y abrí esta después de pensarlo unos segundos.

—Buenos días—. Dije sonriente al verla ahí.

—Buenos días, señorita Moore—. Respondió con esa seriedad que le caracteriza.

—Vámonos ya, que se hace tarde—. Habló de nuevo ya que nos habíamos quedado mirándonos sin decir nada durante un rato.

Ella empezó a andar primero, por lo que yo iba detrás suya y la observé. Tenía unos vaqueros que resaltaban su culo y yo me quedé completamente embobada mientras que ese cosquilleo recorría todo mi cuerpo.

Ella se giró y afortunadamente pude quitar mi mirada.

—Ya estamos—. Dijo señalando su coche.

—Ok déjeme meter mi maleta—. Ella abrió el maletero y la metí con algo de dificultad, ya que ella estaba detrás mío y yo me estaba empezando a poner nerviosa.

Finalmente las dos nos subimos al coche, ella conduciendo y yo de copiloto. Obviamente.

Antes de que pudiéramos hablar, mi móvil empezó a sonar. Lo miré y era Ana.

—Holaa—. Dije nada más aceptar la llamada.

—Sarah, ¿cómo estás?—. Ana habló.

—Bien, ¿qué pasa? ¿ya me echas de menos?—. Dije con un tono divertido.

—No me lo recuerdes, estoy sola en la cafetería y me están empezando a mirar mal—. Respondió susurrando.

—Ay no te preocupes, solo ignóralos—. Intenté tranquilizarla.

—Bueno, pero tu pásatelo bien—. Dijo ella.

—Si, luego te llamo. Te amo—. Colgué. Esto último no se por qué lo dije, era más para que Clara lo escuchara.

Guardé mi movil y la miré. Pude notar como apretaba el volante y tenía la mirada fija en la carretera.

El silencio inundaba el interior del vehículo y yo decidí romperlo.

—Profesora, ¿aquí podemos llamarnos por nuestros nombres y quiere seguir con ese rollo formal?—. Pregunté mirándola.

—No, seguiremos llamándonos formalmente. Yo soy su profesora y usted mi alumna, lo de aquel día solo fue una excepción—. Respondió firmemente, parecía enfadada.

Yo en vez de decepcionarme, me puse nerviosa. Por algún motivo me gustaba que fuera tan formal.

—Ok, como usted deseé—. Dije y otra vez hubo silencio.

Finalmente después de unos minutos llegamos la estación de metro y nos montamos en el nuestro correspondiente.
Afortunadamente sólo habían dos asientos libres y estos estaban bastante pegados.

Nos sentamos cada una en los asientos y nuestras piernas estaban completamente pegadas, y no podíamos separarnos más porque sino nos caeríamos. Esto empeoró mi situación, yo ya estaba al borde del ataque de nervios.

Clara sacó su móvil y yo el mío, pero yo no pude evitar cotillear lo que estaba haciendo.

Simplemente estaba leyendo las noticias. Así que yo me puse a ver Instagram para pasar el rato, hasta que me llegó un mensaje de Ana.

CHAT

ANA —Sarah, esto es muy aburrido sin ti 😭—

YO —Venga que ya queda menos para que salgas, o si no haz que estas enferma y falta estos días—.

ANA —Pues si eso haré, gracias por la idea

YO —Ves, si es que soy muy lista

ANA —Jajaja sí

YO —Bueno venga pero echa cuenta a la clase de ahora y deja el móvil

ANA —A sus órdenes. Por cierto, yo también te quiero, antes me colgaste

FIN DEL CHAT

Seguí viendo Instagram, las dos estábamos pegadas, pero cada una en su mundo. Y yo no podía permitir esto más.

—Profesora—. Dije mientras giraba la cabeza en su dirección, mientras observaba su precioso perfil.

—¿Si?—. Ella seguía mirando su móvil.

—¿Usted está casada?—. Pregunté sin pensarlo y Clara inmediatamente giró la cabeza hacia mí, estábamos tan pegadas que nuestras caras casi chocaban.

—No, no lo estoy, ¿por qué me pregunta eso?—. Diciendo la verdad solo llegué a escuchar el "no", pues de nuevo estaba embobada con ella y mis ojos bajaron a sus labios.

El sonido del metro parando llamó la atención de las dos, ya habíamos llegado.

—Perdón, ¿qué me ha preguntado?—. Dije mientras sentía que la sangre corría a mis mejillas.

—Nada importante—. Respondió con una pequeña sonrisa.

I Hate You, I Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora