Capítulo 30

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Taeyong tenía bien claro una usual característica de Doyoung. Es demasiado gruñón en las mañanas, pero aun sabiéndolo, quiso intentarlo. El resultado...

—No quiero, déjame dormir. Es sábado.

Dicho eso, dio la vuelta y se cubrió totalmente con las mantas queriendo recuperar la comodidad del sueño.

—Doyoung —insistió moviéndolo—, lo necesito.

Pero el pelinegro negó con un sonido de su garganta y se aferró a las mantas.

—No —lloriqueó Doyoung—, hace frío.

—Te aseguro que entrarás en calor pronto —expresó buscando entre las sábanas la piel del menor—. Realmente necesito correr y gastar energía.

Era un estira-afloja de la pareja durante esa fría mañana. Taeyong lo había despertado con el fin de que fuesen a correr, bueno... en palabras de Taeyong... 'necesito hacer ejercicio, puedes sentarte en una banca o correr conmigo'. Evidentemente a Doyoung no le agradó que le dijera entre líneas ser un sedentario, por lo que, después de verlo vestido diferente de como recordaba la noche anterior, se negó y eso llevó a muchos minutos de insistencia.

—Podemos gastar energía de otra forma y sin salir de la cama —refutó enfurruñado apretando las mantas que Taeyong quería quitarle de encima—. No quiero ir y congelarme de frío.

En un tirón, Taeyong logró arrebatarle la manta, dejando a Doyoung a la expectativa de lo que el castaño haría. Lastimosamente, no sucedió lo que internamente deseaba, sino que Taeyong se sentó en el borde de la cama, lo tomó de los brazos y le ayudó a reincorporarse.

—Suena tentador. Pero para mí, el sexo no es ejercicio —expresó con calma y le palmeó levemente los costados de sus muslos—. Solo será por unas semanas. Te lo compensaré.

—¡¿Semanas?! —exclamó indignado— ¿Quieres que me congele a diario mientras tú te ejercitas? —negó tratando de darle la espalda— Dile a mi hermano, le encanta hacer dietas y correr. Déjame dormir y engordar en paz.

"Lo cual va a suceder en estos meses"

—No estás gordo.

—Pero quiero estarlo.

Por desgracia, Taeyong le impidió siquiera tomar de nueva cuenta la sábana, pues tomó su rostro entre sus manos y lo besó, dejándolo mareado ante el ataque improvisto.

Taeyong lo atrajo con fuerza hacia sí, arrancándole un pequeño sonido agudo, el cual quedó ahogado en medio del tremendo beso que le daba.

La necesidad de querer más, llevó a Doyoung en aferrarse de los hombros contrarios, al punto de encontrarse de rodillas, mientras el castaño estaba de pie paseando sus manos debajo de la playera de algodón.

Sonrió disfrutando haber ganado, cuando segundos después, Taeyong rompió el beso sabiendo que era suficiente. Luego lo cargó para que pronto sus pies estuvieran en contacto con el frío suelo.

—Soy ciego, pero sé que no me casé con Jungwoo —dijo el castaño acariciando su cintura con sus pulgares—. Cámbiate, vendrás conmigo. Te prometo terminar esta noche lo que comencé ahora.

Dicho eso, lo soltó y dio la vuelta con la intensión de salir de la habitación.

—De acuerdo —accedió Doyoung de mala gana—, pero vísteme.

"Oh, no"

—¿Qué?

—Vísteme —repitió cruzándose de brazos—. Volveré a la cama si no lo haces.

Matrimonio Clandestino [TaeDo] En ReediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora