Capítulo 32

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Desde la azotea del gran hospital, un par de ojos cafés oscuros se encontraba observando la ciudad, permitiendo que sus cabellos se revolvieran con las fuertes ráfagas de los vientos. Estar en el punto máximo de altura del edificio suele ser intimidante para muchos, excepto para quien usa ese lugar como una vía de escape de la realidad.

Desconoce cuánto ha pasado, simplemente mantiene su vista en el mismo punto, la nada. Es preferible hacer eso y no sentirse miserable de siquiera llorar una perdida.

—¿Por qué decidiste venir hoy al hospital?

Si se sorprendió o no, Jaehyun no lo sabe, sino que Kun suspira sin mover la cabeza en la misma dirección que lleva durante los minutos en que le encontró.

Paso tras paso Jaehyun corta la distancia y se detiene a su lado, puso las manos sobre la barda limitándose a mirar a la cuidad, justo como lo hace el bajito, solo que. con muchos pensamientos desordenados, seguramente peores de lo que Kun esté teniendo en ese momento.

—Soy un residente común —respondió Kun sin ánimos—. No puedo faltar.

Ninguno gira para mirar al otro, sino que continúan así, de la misma manera que lo han hecho desde que se conocieron en aquella azotea.

—Pero eres un Kim.

Jaehyun inspiró hondo, parpadeos lentos indicaron lo agotado que se encontraba. Había sido una extensa jornada y aunque existía un deseo para descansar, se negó abandonar el hospital. Todos los años es igual, de lo contrario podría perder lo poco que tiene, esa relación de amistad con sus hermanos.

—No lo soy —respondió en el mismo tono desanimado—. No te confundas.

Jaehyun dudó un poco, aun así, arrojó la pregunta.

—¿Lo conociste?

El silencio volvió a instalarse, Kun cerró los ojos dejando que el viento pase acariciando suavemente su rostro, así también alejando la comezón que se formó en sus ojos. Luego hizo un sonido afirmativo con la garganta en respuesta.

—Era el mejor doctor del área de pediatría —confesó—. Fui su paciente por mucho tiempo, antes de convertirme en amigo de Jungwoo.

Dado que continuaba con los ojos cerrados, Kun no pudo evitar el asombro en cuanto Jaehyun le tomó de la mano y la apretó sin mucha fuerza queriendo transmitirle algo, pero es desconocido para él. No lo puede descifrar.

—¿Cómo has podido vivir siendo un desconocido para tu familia?

Una sonrisa lastimada se dibujó entre los labios del oftalmólogo. Jaehyun finalmente decidió girar y lo miro, era el momento de enfrentar algo que por el bien de Kun prefirió mantener alargando un poco más.

—Supongo que aprendí con el paso del tiempo —contestó inocente, finalmente él también giró conectado sus ojos con los de Jaehyun—. No les gustaba verme enfermizo y decidieron darme en adopción...

—No —cortó Jaehyun con tranquilidad—. Hablo de tu familia adoptiva.

Un fruncimiento de ceño indicó lo descolocado que se encontraba el menor.

—Yo... No sé de lo que hablas.

Fue turno de Jaehyun en tomar el suficiente aire y mentalizarse para todas las posibles futuras reacciones del pelimiel.

—Eres Qian Kun, eso lo supe en Shanghái —comenzó a decir sin soltar al mencionado—. Usas el apellido para simplemente diferenciarte entre todos... Pero aquí descubrí que tampoco eres Qian Kun.

Para ese punto, el corazón de Kun comenzó a latir más rápido, una sensación pesada se instaló en la boca del estómago y la respiración antes tranquila se tornaba agitada, casi entrecortada con cada palabra dicha.

Matrimonio Clandestino [TaeDo] En ReediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora