Capítulo 34

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Pasos apresurados se dirigían por los pasillos. No era anormal, los doctores vivían en constante movimiento al tratarse de un hospital su sitio de trabajo y siempre vivían contra reloj.

Un sobre totalmente sellado era ocultado en alguna parte de la bata clínica, mientras que el rostro de quien lo portaba no mostraba ninguna emoción.

El flujo de pacientes y doctores era mínimo, porque se trataba de la hora de la comida, el momento perfecto si se necesitaba hacer algo a escondidas.

Ingresó al consultorio, cerrando la puerta incluso con seguro. De esa manera nadie le interrumpiría en la lectura del documento.

Respiró profundamente dándose un momento para recargarse de espaldas a la puerta. Así pudo comprobar que nadie se encontraba en el lugar, solamente existía calma por muy increíble que pareciera.

"Hagamos esto." Se dijo sacando el sobre de la bata.

Su respiración no era del todo tranquila y conforme avanzaban los segundos incrementaba la agitación.

El papel fue rasgado, pudiendo sacar el único documento dentro el cual desdobló en una mezcla de ansiedad y temor.

Sus pies recibieron la orden de caminar hacia la silla principal en tanto los ojos claros leyeron palabra por palabra lo plasmado en la hoja.

Al dejarse caer en la silla, el doctor se quedó todavía sorprendido de aquellos índices, llevándose una mano a la boca, mientras la otra continuaba sujetando el papel.

Durante segundos no supo qué hacer, su mente había hecho corto circuito, sin darle oportunidad de siquiera moverse.

Llevó de algunos minutos en shock antes de que sus ojos se llenaran de lágrimas.

—Oh mi...

Exhaló en un fuerte jadeo, aquello era mucho para lograr pensar adecuadamente y sus orbes no dejaban de empañarse debido a humedad que provocaban sus lagrimales.

En instinto trasladó la extremidad derecha de su boca hacia el sur de su cuerpo, deteniéndose ahí temblorosamente y sonrió, lo hizo todavía impactado.

Positivo

"Un bebito. Hay un bebito en mí."

Dejó los resultados en la mesa para así cubrir su boca con ambas manos y amortiguar el grito que externó en felicidad. Sus dudas habían sido fundamentadas y respondidas. Contento dio vueltas en la silla muchas veces al punto de reír como loco y siendo escuchado tenuemente del otro lado de la puerta.

Fueron los golpes sobre la madera que interrumpió el festejo del doctor, entonces el de ojos claros se levantó de su silla y abrió la puerta manteniendo en su rostro aquel brillo angelical, totalmente dichoso por la noticia y que logró dejar deslumbrado a la otra persona.

—¿Qué ocurre contigo? La liberación de los internos aún no llega, lo sé mejor que nadie.

Jungwoo negó y le dejó ingresar al consultorio.

—Oye, no es lo único que me causaría felicidad —contestó volviendo a su silla en tanto observaba al otro dejar lo que parecía comida ordenada— ¿Y este suceso? Odias la comida rápida.

Un encogimiento de hombros fue la respuesta y siguió sacando cosas de la bolsa. Por fortuna, debido a la concentración que tenía con la comida, no se percató de que Jungwoo tomara y escondiera rápidamente los resultados que tenía en la mesa a la vista de todos.

—Eres quien me reclama por no pasar tiempo de calidad contigo, vengo de buena voluntad no preguntes más.

Poco a poco la emoción creada pasó a ser superada por la confusión y un poco de indignación.

Matrimonio Clandestino [TaeDo] En ReediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora