Capítulo 5

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Al llegar al hospital tuvo que separarse del castaño y pedirle a una enfermera que lo condujera a la habitación de su hermano, en tanto él se encargaba de algunos asuntos referente a su especialidad, dado que trabajar temporalmente en ese hospital conllevó a tener más de un paciente y pese a ser remunerado, no quería que ser vetado por negarse a prestar sus servicios con los demás.

Cuando terminó con las consultas se dirigió a la habitación de Taemin logrando escucharle hablar con preocupación a su hermano mayor.

—¿Todo está bien? —cuestionó Taemin— Te notó demasiado perdido.

—Bueno... Es lógico que me sienta perdido, después de todo, estamos en Corea. Además, no sé qué haremos aquí cuando lo que somos ha quedado allá.

La mano de Doyoung se quedó sobre el pomo de la puerta y viendo entre la abertura como Taemin se reincorporaba lo suficiente para tomar las manos de su hermano y sonreír con un poco de culpa.

—No sé de qué hablas —comentó haciéndose el desentendido—, sigues siendo Taeyong, yo sigo siendo Taemin y seguimos siendo hermanos. No hemos perdido nada, tal vez un poco de sangre —bromeó golpeando levemente su frente—, pero nuestro cuerpo puede producir más.

Solo ahí, fuera de aquella habitación, Doyoung vio de nuevo la sonrisa del castaño provocándole cálidas sensaciones y un ritmo cardiaco diferente, pero agradable.

—¿Cuándo fue el momento en que creciste tanto? —preguntó Taeyong sosteniendo las manos de su hermano— Me haces sentir como si perdí demasiados momentos contigo debido al trabajo.

Taemin hizo un sonido en negación y apretó el agarre.

—Te lo prometo, buscaré la forma de que puedas recuperar la vista.

Aquel comentario causó más mella en el castaño y Taemin no pasó por alto la nula expresión que su hermano solía hacer cuando existía algo demasiado importante en su mente del cual jamás sabría.

Viendo que la situación se volvía incómoda, Doyoung terminó de abrir la puerta e ingresó saludando con una sonrisa a Taemin, a su vez, Taeyong se mantuvo en silencio escuchando la conversación entre ambos donceles, desde cosas tan triviales como lo era la comida hasta las indicaciones que Doyoung pedía a Taemin mientras realizaba el chequeo.

—Parece que tu recuperación no tiene problemas —informó el cirujano anotando sus observaciones en el expediente y lo miró—. Sin embargo, necesitaremos hacer estudios y descartar posibles anomalías que puedan presentarse en el futuro.

—Minho me comentó sobre ello —respondió su paciente con tranquilidad— ¿Cree que podré ser capaz de viajar a Seúl para hacerlos?

—¿Qué? —cuestionó Taeyong— Taemin...

—Lo recomendable será viajar por tierra —respondió el cirujano ignorando a voluntad al castaño—. Haré todo lo posible para agilizar las cosas y tan pronto llegues a la capital hagamos todos esos estudios.

—Muchas gracias, doctor Kim. Usted es un ángel.

—Solamente hice mi trabajo, no fue algo excepcional. Sus ganas de vivir también influyen en su recuperación.

Un breve intercambio de palabras por parte de ambos y luego Doyoung se retiró pudiendo sacar el aire que tenía retenido durante ese tiempo sin saberlo.

No pasó por alto la voz de Taeyong cuando abandonó el lugar y le cuestionaba a su hermano respecto ir a Seúl, porque realmente Taeyong era el único que desconocía ese hecho.

Eligió centrarse en el trabajo y olvidar por unas horas todo lo que se relacionara al matrimonio, un soplo en el corazón lo hizo concentrarse en lo que llevaba siendo especialista por años y no en lo que terminó siendo un problema en pocos días.

Matrimonio Clandestino [TaeDo] En ReediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora