IV_ Mala mentirosa

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      Mi respiración era irregular. Es como si lo estuviese viviendo otra vez:el olor, su voz tan llena de asco hacia mí. Mi alrededor se volvió el escenario exacto: las paredes de azul oscuro y una negra donde reposaba un crucifijo de madera. El mueble desgastado y el asqueroso olor a marihuana y nicotina.Momento donde quise caminar y me detuvo reiterando que soy una mala persona.

   Uno...tres....cuatro y cinco. Uno...tres...cuatro y cinco.

    Esos números me llevan a la calma absoluta con trabajos de respiración. Cerré los ojos conteniendo esa imagen,recordando que nada era real,todo era producto de una mala mentirosa. Una muy mala mentirosa.

—Lizzie...—la luz provocó que cerrara los ojos. Miré a la enfermera de la preparatoria,ella pedía mi atención pasivamente—¿Qué sientes?

   Qué no siento.

—¿Cómo llegué aquí?—el olor a analgésicos y alcohol es lo más fuerte. Ella rebusca en el botiquín, y sigo sus movimientos sin obtener respuesta alguna.

—Esto aliviará el dolor de cabeza—extendió una pastilla hacia mí.

—No tengo dolor....—efectivamente,una punzada y con ellas otras más.No sabía que me dolía la cabeza hasta que lo mencionó.

—Los chicos que te trajeron dijeron que tenías un fuerte dolor de cabeza,al igual que respiración irregular
con desorientación —sus ojos ámbar analizaron con cuidado mis movimientos.

Las pastillas,eso es lo que pasa. Creo que me enferman más.

Hablaré para que te vengan a buscar,necesitas ir a que te chequeen. Pero necesito que mañana traigas los recipes —su tono escocés no pasó desapercibido.

                  [***]

      Perdida,así me sentía cuando esas pastillas hacían su trabajo en mi organismo. Quería dejar de tomarlas,pero el médico y mi madre insisten que es algo que debo tomar hasta que los episodios terminen del todo.

Mientras que el hombre regordete y bajo le explica mi evolución,y lo bien que puedo solucionar mis ataques de ansiedad. Yo restriego mis dedos en mi regazo,mojando mis labios de vez en cuanto. Venir al hospital no me traía lindos recuerdos:su voz perdiendo cada vez más su tono alegre,el pesado recuerdo cuando me lancé a ese piso frío sin procesar nada. Sin entender cómo cambió todo de repente.

—Lo mejor es que sigas con el tratamiento,si quieres que los ataques terminen...sigue tu medicación —nuestras miradas chocaron,no era justo cuando no eran ellos quienes tenían el cansancio y desorientación rondando cada que la toman.

Pero claro,a él no le importa eso.No quise dejar de verle,el hombre de ojos zafiros me veían con reto. Mi madre me enseñó que tenía que tenerle respeto,que el fantasma del pasado no tendría que afectar mi presente. Aunque ese fantasma era el mismo que habita en mi alma,y nunca descansa.

—¿ Qué más da? De todas formas me obligarán a hacerlo,aún sabiendo el daño que produce en mí —mi voz se tiñe de molestia.

—Hija...

   Le corté con la mano. Mi madre seguía apretando mi mano transmitiendo que calmara la forma que debía expresarme hacia él.

—No siga diciéndome así,cuando no sabe el significado de su palabra —salí del lugar con molestia.

«Es tu padre.... es tu padrerepite mi conciencia.

   Pasé el corredor blanco, saludando de camino,a algunos enfermeros y doctores que caminan o pasan corriendo a mi alrededor. Entonces recuerdo que no soy la única dañada; la única enferma.

                            [***]

La noche se instaló en el cielo,dando a la vista un espectáculo de estrellas brillantes. Mi madre me comentó sobre su día en el trabajo,y que este miércoles visitaríamos a mi tía postiza;Hilary.

Seguí dándole vueltas al bolígrafo sin conseguir un buen resultado a unos cálculos que debía entregar mañana,entonces con un suspiro sonoro de su parte,de mala gana le observo.

—¿Qué pasa ahora?—vocalizo suave dando una última mirada a la hoja manchada en la mesa.

—Luis,eso pasa. Me están matando poco a poco con sus actitudes... te repito cada que puedo lo importa que debe ser para ti tenerlo —se lanzó al pequeño sofá retirando sus zapatillas de tacón—. Y cada que tienen oportunidad de compartir como padre e hija que son,termina en disputa.

   Dejo que saque su frustración,orillando a explicar sin palabra hablada que para mí también era doloroso,casi molesto a cierto punto. Jamás le perdonaría,y aunque pagara mis cosas,seguiría teniendo el mismo trato de resentimiento.

—Lamento esto,madre. Pero aunque intentes persuadirme,lo que pasó no cambia nada —zanjé la conversación tomando una pausa que no duró mucho.

—Eres lo más preciado que tengo

—Soy lo único que tienes —sonreímos por la broma tan mal elaborada. Me fijé en mis deberes,y como sabía que inclusive después de todas las horas que tenía rebuscando en mi cerebro algún recuerdo de la clase de cálculo,eso no llegaba.

Y como  San Google,lo sabe todo. Decidí tomarle una foto,para que hiciera el trabajo por mí.

   Luego de pasar a limpio mi apunte resuelto,ojeo un poco mi alrededor,mi madre está dormida en el mismo sofá,tiritiando por el frío que se coló por la ventana.

Camino perezosamente a su cuarto,y lo primero que veo es una foto familiar;de los cuatro. Ignoré eso agarrando una cobija gruesa,volví a caminar a la sala cocina y le cubrí rogando que no se levantara en el proceso.Y lo logré,y cuando estoy por erguirme,el timbre de mi celular me alerta un nuevo mensaje,con extrañeza voy a la mesa leyendo el remitente.

 
Desconocido:

   Fuimos a ver cómo seguías, y nos llevábamos con la noticia que ya te habían ido a buscar. Espero mejores pronto.

Termino de leer esto,y mi nariz se arruga,no sé quién es. Y como si la otra persona me hubiese leído mis pensamientos,otro mensaje llegó.

Desconocido:

  Es Agnes.

Al leer eso,todo volvió. El secreto.El recuerdo de una mentirosa.

Agnes,lamento esto —ella sonrió apacible—. Mis intenciones no eran esas.

—Te he dicho que es algo sin importancia —movía la mano con furor por la alfombra manchada —. Está saliendo,¿ves?—y como dijo,estaba saliendo.

  






          

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