11: ¿Presa?

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         Una broma,eso pretendía creer en mi mente. Cuando los Kartney vieron al hombre su semblante cambió.

    Cuando Agnes pronunció la palabra «Papá»,yo asimilé. Mi madre se veía un poco incómoda por el silencio instalado luego de su llegada. Nadie decía nada,y yo tampoco lo haría. Mi corazón recibió órdenes,mi boca recibió órdenes,mi cuerpo recibió órdenes;pero nada,nada me hizo cambiar mi semblante de terror al recrear las escenas.

 

—Deberías de cambiar esa cara,Kennedy —atina Joshua saliendo por su lado,sin dar explicaciones.

—Es un gusto verte,Joshua —grita Nathaniel hacia la figura del castaño al alejarse.

—¿Qué compraron para comer? —expone la pelinegra tratando de enmendar el rechazo antes visto.

  Mi mamá suspiró aliviada,dándole partido a los otros individuos para pasar.

   Espabilé y fuí tras ellas,quería una explicación,y no la tendría siendo imprudente.

—Has crecido mucho,Lizzie —no me permito fijar mis ojos en él. Tenía dolor,y todo gracias a su visita.

—Por lo visto —susurro,rodeando el lugar,hasta salir de su escrutinio.

   El almuerzo pasó tras los chistes y anécdotas de los más grande. ¿Comí?,bueno,sí comer la ensalada y remover la comida con el utensilio cuenta,sí, yo comí.

   Joshua no se presentó,y su padre que al parecer tenía paciencia,decidiendo de forma diplomática,siguió con lo planeado;comer.

Llevó al tema que me había llevado a la escuela,sincerándose que no me reconoció, le sonreí tímidamente. ¿Tenía que responder?No.

                          [***]

   Había oscurecido ya,mi madre partió a las siete a su trabajo de doble turno,era dinero extra,y con los gastos de los últimos tres meses incrementaron como mis nervios.

       Al momento de mi progenitora salir por esa puerta,me aseguro de verla partir hasta perderla de vista,es ahí donde empieza mi búsqueda.

Entonces recuerdo. Me veo afectada por haber perdido esa evidencia;restriego mi cara con furia. Veo mi cuarto tomando la decisión de hablar con ella. Las llamadas de Alec fueron insistentes,créanme, decidí dejarle de lado,necesitaba hablar con ellos. Pero respuestas no conseguí de su parte.

Camino de un lado a otro.

Ansiedad.

Me muerdo las uñas de las manos,y miro mi celular.

Registro mi cómoda. No la encuentro.

Una llamada entrante me alerta,paseo mi vista en mi cama ahora desordenada.

—¿Dónde lo dejé? —pregunto para nadie en particular.

Al tercer tono me desespero,pero antes de que marcara lo encontré entre el edredón y descolgué la llamada.

—Pensé que no atenderías la llamada —la ansiedad regresa. Y un suspiro aburrido y desganado resuena en la otra línea—¿Para qué me escribiste?

   Me planteo mi ansiedad suspirando errática.

—Debes de saber,te lo dije por mensaje —digo.

—Kennedy, decir «Es urgente» no da mucho a la imaginación —le doy la razón sin miramientos—.¿Qué quieres?

—Quiero verte.

   Escucho su risa floja,sabiendo que dije eso de forma desesperada,dándole a entender muchas cosas en mi tono agudo y aguado.

—Yo no a ti,en tal caso —responde.

—¿En dónde estás? —escucho ruido,como si estuviera con más personas,y las voces de aquellas no eran precisamente de su familia.

—Si quieres verme,iré a tu departamento. Allá hablaremos mejor —cuelga sin responder,nada raro.

             Calculé el tiempo,y esperé ansiosa a su llegada. La puerta de mi casa me alertaría,y al primer toquido salí como posesa a abrir.

      No quería parecer demasiado interesada en él,claramente no lo estaba. Pero Agnes decidió descartar mi invitación cuando una amiga de ella le invitó para pasar el rato. Pasó sin mirarme o tan si quiera de saludar.

—Hola —gesticulo mareada a su olor a fresa y menta.

  Ni eso lo inmuta a voltear. Sigue de espaldas a mí, mirando el desorden. Sé que está pensando que el desastre es mi culpa, y relativamente lo es.

—Hablamos minutos atrás —me recuerda con hastío. No quería estar hablando conmigo,sabía que sería lo último que querría ver.

—Quieres algo,¿te,café...o chocolate?

Le rodeo hasta quedar lo suficiente cerca,inclino mi cabeza hacia atrás para esperar tan siquiera un gesto de su parte.

—No,tampoco es como si supieras hacerlo —su sinceridad cala mis huesos.

     Nada ha cambiado,seguía siendo el mismo niño que le da igual tus sentimientos,por tan sólo decir la verdad.

El castaño sacó algo de su bolsillo color café,seguía de la misma forma en la que se fue por la tarde. Mordió su labio inferior pensantivo.

—La foto...emmm,quería hablar contigo sobre una foto —antes de que cualquier comentario dañino llegue,le explico—:Creo que tendré que empezar por el principio,el día que me dejaron sola en la biblioteca observé una pequeña foto y una noticia por mi Email llegó casi al instante. Un juego,donde todos los estudiantes de San Marcus serían cómplices.

—¿Me llamaste a mitad de un asunto importante,por un absurdo e infantil juego? —la venita de su cuello hace acto de presencia. No estaba contento.

—No es el juego, es las reglas...

    Mi frase queda al aire con la llegada de alguien que pensé no vendría.

—Vine lo más pronto posible —se arregla su cabello ondulado,y nos mira picarona. Luego de una mirada mordaz de su hermano,y mi mirada de perro regañado,cierra la puerta;algo que yo no hice anteriormente—. Me preocupan.

—A mí me preocupa ser la presa.

          Nuestros timbres de los teléfonos suenas alertando una notificación. El desconcierto es el mismo para los reunidos. Saco mi teléfono del pantalón de mi bolsillo,y veo una notificación por Email.

  Es hora de asumir el reto,y más os vale cumplir al pie de la letra...Les presentaré las siguientes reglas;donde cada uno de ustedes será la presa. Ya luego de dar sus debidas instrucciones,les aconsejo ser siempre los cazadores.

—¿Presa?

  

¿ Presa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora