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Al día siguiente no tenía memoria de la noche anterior,sabía que el dolor de mi cuello fue la mala posición que adopté al dormirme en medio del cementerio,algo estúpido;y sin ningún sentido o lógica,pero ya había amanecido y podría jurar el regaño que me depara.

Siendo consciente de mi vestimenta, recuerdo el frío que hace por la mañana,froto mis brazos para entrar en calor,y logro más o menos mi cometido.

—¡Buenos días,señorita!—me giro despacio a un hombre de piel canela y ojos rayados,mirada un poco inquietante.

—¡Buenos días!—correspondo el saludo,siguiendo mi camino.

Doy unos cuantos pasos,cuando el hombre vuelve a dirigirme la palabra.

—Es muy temprano para que comiencen con su trabajo—frunzo el ceño,quedando cara a cara con el señor—.Supuse que en este pueblo no vería a prepagos tan temprano.

Y me dí cuenta de la sugerencia tan básica con la se expresó de mi persona,por la vestimenta.

Lo encaro un tanto disgustada,le llevaba unas cuantas cabezas de altura;pero aún así,logra inquietarme con su presencia gris.

—Empezó el juego muy pronto,chiquita. Simplemente tienes que darte cuenta —torcí la boca antes sus palabras.

Al terminar esa frase,el olor a cigarrillo llegó a mis fosas nasales. Retrocedí,y él avanzó satisfecho quizás con lo que había logrado.

No eran muchos los carros que pasaban a estas horas. Mentalmente recordé una frase de aquella persona que me lastimó e hizo dudar de mí.

—Eres un simple bocadillo ante sus ojos. Hizo destrozos de donde vengo;y dañó a mi familia —su tono calmado erizó mi cuero cabelludo—;pero lo que más desea está frente a mis ojos. Y no sabes lo posesivo que es con las personas que están en su radar —Sus gestos eran limpios,como si decir aquello fuese lo más normal.

—Yo...

—¿Qué? —de su garganta se escucha un leve sonido peculiar,y prosigue —:¿Crees que todo lo que pasa a tu alrededor es coincidencia?

—No sé de qué me hablas,ni tan siquiera lo conozco —me giro nerviosamente,agarrando mis brazos,temiendo que estos salieran de su lugar.

—Yo a ti sí,Lizzie.... yo a ti sí.

Decidí cruzar la calle,pasando con rapidez al frente de unos chicos,que usualmente veía de camino a mi casa.

—Hola,chicos —saludo fugazmente,viendo a mis espaldas. Nadie me seguía,aunque sentía que sí.

—¿Hola?

Miro a la chica castaña, de ojos miel y sonrisa torcida. La conocía desde pequeña,sabía que iba en el mismo curso que yo. Los otros dos chicos habían salido igual que Alec,pero no coincidían,porque tenían ambientes diferentes.

—Eh...,lo lamento —me ven de arriba a bajo,y dirigen su mirada a mi cara,detallando me

No sabía cómo continuar,no sabía de ellos. Ni ellos sabían mucho de mí.

—¿Te sientes bien? —pregunta un chico de piel trigueña,y barbilla pronunciada.

—No creo que esté tan bien,Nicolas —replicó el chico con rasgos similares al tal Nicolas.

—Me llamo....

—Lizzie —vuelvo mi mirada a la chica.

Se sabía mi nombre,ahora me siento mal por no saberme el de ella...

—Estudias en el mismo instituto que yo desde los siete —expreso un simple asentimiento.

Siento que alguien me ve,y cuando miro en dirección contraria de donde estábamos,el mismo señor de antes me ve por última vez,y se dirige a la panadería de la sr. Esparza.

[***]

Realmente no sabía qué estaba pasando en mi vida,quizás era el karma o mi destino queriendo cobrar todas las que había hecho;pero toparme con personas peculiares hacían cuestionarme.¿Es paranoia,o sí me están persiguiendo?

No tenía una respuesta clara,y sabía que nadie me creería,y menos teniendo en cuenta tantas pastillas que consumía,gracias a eso.

Ya había llegado a mi casa gracias a la compañía de los chicos,les comenté que alguien me seguía,y decidieron acompañarme para que nada malo me pasara;luego de eso me dieron sus números para quedar en contacto. Nicolas era el mayor por mucho,había repetido un año,por eso lo ví estudiando con Alec,Swint era el mellizo de Nicolas,y la chica;Támara era su amiga.

Les agradecí muchas veces antes que se fueran.

—¡Llegué mamá! —abrí la puerta y cerré con la misma calma de siempre,como si no tuviera miedo de ser castigada por el resto de mis días.

—¿Liz? —esa no era la voz de mamá,así que me quedo estática al ver a la pelinegra en la cocina.

—Agnes... ¿Qué? —miro y no hay rastro de mamá.

Al ver mi desconcierto,sigue con su labor lavando trastes,y explica con su tono de voz alegre.

—Tu madre nos invitó a comer,ella y mi padre fueron por cosas al mercado. Dijeron que no tardarían.

Veo el panorama,y le veo nuevamente. Asiento aunque no me vea. Me sentía incómoda por estar solas sin poder qué decirnos.

—Me cambiaré,Ag —asiente,y paso a mi cuarto,viendo de paso el departamento de al frente.

Decidí bañarme rápido,cepillé mis dientes,vacié mi vejiga y busqué algo cómodo para ponerme. Duré aproximadamente una media hora haciendo todo eso. Para cuando terminé escuché una segunda voz incorporarse al lugar,esperé un momento y con algo de pereza salgo a donde dejé a la pelinegra.

—No deberías inmiscuirte en eso,Agnes —aclaro mis oídos,y la voz de Joshua se distingue aún con el grifo abierto.

—Tengo miedo,eso pasa. ¿Por qué ahora? —chasquea la lengua cuando no recibe respuesta—. Te importa muy poco para hacer esto...

Joshua gruñó en respuesta. Me asomé un poco,y se mantenían de pie junto a la mesa ovalada donde regularmente comía en soledad. Estaba vestido con un pantalón ajustado a su cuerpo de color café,camisa manga corta de color blanco y zapatos deportivos,parecía venir con afán, porque tenía hebras de cabello esparcidas en toda su frente.

El castaño estaba furioso con su hermana,lo supe porque una vena sobresalía de su cuello. Ella tampoco parecía contenta,es más,tenía una cuchara y le apuntaba de forma amenazadora.

—No sabes lo que dices.

—Me tienes irritada,Joshua. Y tan sólo te digo esto "no la cagues".

Se nota la tensión que hay entre ambos,y es tan palpable que se me hace difícil seguir espiando sin tener algún contexto. No pude agarrar el hilo de su mini discusión,pues la puerta se abrió,y yo salí de mi escondite como si apenas hubiese salido de mi cuarto.

Y mi boca se me desencajó,lo estaba viendo;y tenía náuseas al recordarlo.

Es un absoluto desastre en el que vives.

—¿Chicos? —Veo a los hermanos Kartney,y ellos también lo hacen antes de verles.

La incomodidad se sintió cuando pasó, y nos sonrió como si nada.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Joshua con fastidio.

—Nosotros le invitamos —dice mi madre.

—¿Nosotros? —preguntamos al unísono.

—Sí, nosotros —el hombre que me topé la vez anterior estaba aquí,y no parecía sorprendido de verme.

¿ Presa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora