MADELEINE
El sol comenzaba a darme en los ojos, sentí su calor mañanero, cosa que me hizo despertar.
Recordé lo que había pasado y sobre todo como quedé dormida, me moví poco a poco aún con los ojos cerrados para poder ver directamente el otro lado de la cama, yo sabía que él estaba hay así que poco a poco y deslizándome intente hacer contacto con él. Abrí los ojos cuando sentía que ya llevaba mucha cama recorrida y no lo sentía a mi lado.
Al abrirlos vi que estaba en la orilla de la cama y en un intento de retroceder, caí. Un chillido involuntario surgió de mi boca, pero, una vez que toque suelo intente quitarme las sabanas enredadas junto a una mueca, me había dado fuerte en el culo.
-¿¡Madeleine?!- entró en la habitación gritando un chico rápidamente.
-¿Quién eres?- pregunté enredándome más en las sabanas.
-¿Estás bien?- preguntó agachándose para ayudarme a quitar las sabanas al ver el espectáculo que estaba haciendo.
-Si, solo me he caído de la cama. - Respondí cuando dejó las sabanas de nuevo en la cama.
-¿Sueles caerte de la cama de a menudo?- preguntó mirándome.
-No, no es mi hobby la verdad. - Conteste levantándome del suelo. -¿Quién eres?- volví a preguntar.
-Me llamo Michael. Soy uno de los chicos de ayer.
-Un placer conocerte Michael. - Le sonreí - Mmm... ¿Sabes dónde está Luci... Luck?
-Oh, sí. Ha tenido que irse. Puedes llamarle Lucifer delante de mí o de Azkeel. Somos demonios igual que él.
-¿Quién es Azkeel?
-Está en el salón.
-¿Dónde ha ido Lucifer? - Pregunté dispuesta a salir de la habitación.
-Ha salido a hacer unas cosas, tenía que investigar sobre algo importante.
-¿Tan importante es?
-Y tanto. Volverá en cuanto acabé. - Dijo siguiéndome hacia el salón.
-¿Tú eres Azkeel?- pregunté al chico sentando en el sofá mirando la televisión.
-Aja. - contestó sin mirarme un poco seco.
Miré a Michael de reojo, Michael había sido bastante bueno conmigo.
Azkeel es más joven que Michael y que Lucifer, seguro.
-Azkeel, ¿podrías ser un poco más emocionante?- preguntó Michael detrás de mí cruzando los brazos.
-No - Respondió sin quitar la mirada del televisor.
-¿Tú también piensas que no sirven los sentimientos?- Pregunté acordándome de Lucifer.
-Un diablo no tiene sentimientos, imagino que ya te lo ha explicado Lucifer.
-Sí, supones bien. Pero no le he creído - dije preparando mi café.
Azkeel iba a contestar, pero Michael intervino primero.
-No tuvimos el placer de conocernos ayer como tocaba... - dijo Michael.
-Me llamo Madeleine, pero podéis llamarme Mady si queréis... ¿Quieres? - Pregunté ofreciendo un poco de café.
-Claro, si por favor. Yo soy Michael, pero me puedes llamar Mike. - Contestó sonriente.
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Lucifer: La dama del diablo
FantasyUna profecía que se dijo hace muchos siglos se hace ver después de tanto tiempo. Los ángeles la quieren muerta para destrozar a Lucifer y acabar con él, desatando la guerra que sabrán que ganaran si la muerte de ella se hiciera realidad. Madeleine e...