AZKEEL POV
-Tres, dos, uno. ¡Ya!- dije viendo cómo Mady estaba preparada en su lugar para salir.
Durante estos días ha entrenado muchísimo para mantener su mente ocupada y lo esta haciendo muy bien, ha mejorado mucho.
Es que soy el mejor entrenador del mundo.
Me alagué a mí mismo.
Salió disparada y lo estaba haciendo muy bien, hasta que llegó a la mitad, se tambaleó y por las dudas comencé a correr hacia ella, parecía que se iba a desmayar, cosa que no ha hecho nunca y me preocupó, corrí hacia donde estaba ella antes de que cayera al suelo. La cogí en mis brazos y la inspeccioné con la mirada, solamente se había desmayado.
-¡Oh Dios mío!- dijo Lydia llegando a mi lado rápidamente.- Está soñando de nuevo con la iglesia - me dijo mirándome confundida mientras colocaba su mano sobre ella.
-¿Soñando con la iglesia?- pregunté mirándola con el ceño fruncido.
-Sí. Mira.
Cogió mi mano con la suya, las colocó sobre su pecho, tal y como había hecho ella antes, y sentí que algo me cogía del estómago y me llevaba a la oscuridad más profunda que nunca había sentido.
Cuando mire a mi alrededor no veía nada, poco a poco comenzó a aparecer una sala. Estaba en el centro de la sala de una iglesia, mirando a mí alrededor, era tal y como ella me había descrito.
Me moví por la sala para investigar, subí al altar y vi aquella estrella blanca que tanto repetía y que me dibujó varias veces.
Un ruido de puertas me hizo mirar hacia delante, aquellas personas con túnicas blancas venían con Madeleine cogida por los brazos, ella con un vestido blanco intentaba zafarse.
Intentando entender que es lo que hacían con todo lo que ella me había explicado durante estos días, vi la persona que tanto me había descrito de túnica blanca con una cruz en el pecho, como un collar, el líder del grupo, según Madeleine, me traspasó, como si yo fuese invisible. Me acerqué a ellos, vi las máscaras que tanto me había dibujado ella, son idénticas.
De repente comenzaron a susurrar algo, vi el miedo y la angustia en los ojos de Madeleine, quise ayudarla, no sabía cómo, puesto que siempre que tocaba a alguien le traspaso todo el rato y ella no me podía ver, en ese instante Madeleine comenzó a gritar al mismo momento en el que yo comencé a sentir un dolor horrendo en mi cabeza, caí de rodillas al suelo, tal y como estaba ella, sentí el dolor que tanto me había descrito, la tenía delante, vi sus pequeñas lágrimas recorrer sus mejillas hasta que ya no pude aguantar más, ahora entiendo todo, entiendo sus gritos y que me pidiera despertarla, entiendo su miedo, lo entiendo perfectamente.
-Sácame de aquí Lydia - dije como pude aguantándome las ganas de gritar.
Me volvieron a tirar del estómago, pero esta vez volvió la poca luz que había por estar anocheciendo, mire a mi alrededor y estaba donde antes.
-¿Eso es lo que ella siente y ve? - pregunté.
-Sí. ¿Cómo la despiertas normalmente? Ella me dijo que tú la despiertas.
-Sí - dije mirándola. - Pero, realmente, no sé cómo.
Madeleine comenzó a moverse en mis brazos, su respiración se aceleraba y cada vez ponía muecas de dolor peores, tal y como me la encuentro en cuanto entro en su habitación.
-Mady, despierta - dije.
Comenzó a gritar de nuevo.
-¡Ah! ¡No! -. Gritó.
-¡Madeleine! ¡Despierta!- dije.
-No puedo, no puedo - decía en susurros como las otras veces que hablaba conmigo.
-Si puedes, vamos, vamos. ¡Despierta!
En ese momento ella abrió los ojos cogiendo una gran bocanada de aire, me miró y volví a ver el miedo, ese miedo que llevo viendo en aquellos ojos durante una semana seguida.
Cerró los ojos, suspiró para calmarse y se aferró a mí en un abrazó, como hacía siempre, yo correspondí su abrazo, como también hacía siempre. Cerrando los ojos un segundo al comprenderlo todo más, ahora.
-Ya esta, tranquila, has despertado, estás con nosotros - le dije.
-Será mejor que se despeje y consiga descansar. Lleva muchos días sin dormir bien - dijo Tim.- Vamos Madeleine, ve a ducharte y así puedes descansar, las duchas siempre te dan ganas de dormir, así que una buena ducha calentita y a la cama. - dijo acariciándole el pelo con una sonrisa.
La miré y vi como sus ojos estaban cerrándose junto a su respiración que comenzaba a ser más lenta.
-Se está durmiendo, será mejor que la lleve para dentro- dije.
Lydia asintió.
-Nosotros nos iremos para que podáis descansar.- dijo Tim.
-Gracias, chicos, buenas noches- dije.
-Adiós- dijeron antes de darse la vuelta para irse.
Mire de nuevo a Mady, ahora si, sus ojos estaban cerrados y su respiración era más pausada, había conseguido dormirse.
Dormía tan poco durante estos últimos días que no pensaba despertarla, dejaré que duerma, cuando despierte ya hará lo que ella vea necesario.
Cogí su sudadera del banco y me fui para dentro, cargándola a ella para dejarla en su habitación con cuidado, quité las lágrimas de sus mejillas, apagué la luz y salí, dispuesta a seguir investigando en su sueño y algo que llevamos investigando Michael, Luck y yo juntos desde hace ya unas semanas.
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Lucifer: La dama del diablo
ФэнтезиUna profecía que se dijo hace muchos siglos se hace ver después de tanto tiempo. Los ángeles la quieren muerta para destrozar a Lucifer y acabar con él, desatando la guerra que sabrán que ganaran si la muerte de ella se hiciera realidad. Madeleine e...