CAPÍTULO 6: Un entrenamiento algo complicado

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MADELEINE

Llevaba andando un rato, con el papel con la localización y mi móvil con el Google Maps. Llegué en frente del lugar, parece un gimnasio normal.

Entré y una chica en recepción se levantó para recibirme.

-Hola, me llamo Kathlin. ¿Eres Madeleine?

-Sí, soy yo.

-Bien, Michael me pidió que te acompañara a la sala. ¿Vamos?

-Claro, sí.

-Bien, iremos por el ascensor.

Entramos dentro, presionó el piso 6. El ascensor tenía hasta siete plantas. En silencio quité el Google Maps del móvil y guardé el papel.

-¿El camino bien?- preguntó.

-Sí, no está muy lejos de casa.

-Me dijo Michael que vivías a unos quince minutos. ¿Puede ser?

-Sí, bueno, tardé un poco más porque no conocía el lugar de este gimnasio.

-Bueno, la próxima vez llegarás antes.

La puerta se abrió, salimos, había un pasillo iluminado con cristaleras, unos pequeños bancos, plantas y fuentes de agua. Una sala con un cristal grande, dejaba ver a tres chicas y la profesora haciendo Taekwondo, a mi otro lado un grupo de personas haciendo Zumba. La tercera puerta fue abierta por Kathlin antes de poder prestarle atención.

-Pasa.- Entré, ella detrás de mí. - Michael, ya está aquí.

Michael se dio la vuelta, iba con una camiseta de manga corta negra y un chándal negro. La sala, tenía todo el suelo lleno de colchonetas, unos sacos de boxeo al final y tenía una gran cristalera por donde entraba muy buena iluminación.

-¡Mady!- me abrazo.

-¡Hola Michael!

-¿Cómo ha ido el camino?

-Bien, he encontrado el lugar.- contesté sonriente.

-Mady, te presentó a mi novia, Kathlin.- dijo colocando su brazo sobre sus hombros.

-Oh, tú y ella, ella es... Oh qué monos. - dije con una gran sonrisa.

-Gracias- dijo un poco tímida Kathlin.

-Un placer conocerte.

-Igualmente. Bueno, os dejo entrenando, nos vemos luego chicos, estaré abajo.

-Adiós cariño- dijo antes de que saliera de la sala.

Sonreí. Son muy monos, no había visto esa parte de Michael hasta ahora.

-¿Por qué sonríes?- preguntó él.

-Sois adorables - Contesté cómplice de su sonrisa.

-Es la mujer de mi vida - Mira hacia la puerta con nostalgia - ¿Estás lista? - Vuelve su atención a mí.

-Sí. No sabía qué ropa tenía que traer exactamente. ¿Esta está bien?

-Sí. Está bien. ¿Llevas algo debajo? Por si te entra calor. - dice algo incómodo, sé que no va con segundas, así que, le resto importancia y contesto sin más.

-Si.

-Vale, entonces deja tu mochila en el banco y podremos comenzar.

Iba con un pantalón de chándal negro y una sudadera gris ancha, debajo tengo una camiseta de tirantes negra. Me recogí el pelo en una coleta alta, dejando una cola de caballo y fui donde Michael estaba.

Lucifer: La dama del diabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora