Cuando abrí los ojos ya no sentía aquella calidez que sentí por la noche, abrí los ojos lentamente para acostumbrarme a la fina luz de sol que entraba por aquella ventana semiabierta.
Mire la cama y estaba completamente sola, salí de ella y miré el baño de nuestra habitación para ver si estaba allí, pero no lo estaba.
Aproveche para mirarme un momento en el espejo, tenía un pequeño chupetón en la clavícula, me peiné un poco el pelo con mis dedos. Salí del baño y me quité el pijama, estuve pensando durante un rato tentada por si coger mi ropa o coger la camisa de Luck que estaba sobre la silla, llamándome.
A la vez, no sabía si a él le iba a gustar, tal vez me esté pasando de confianza... ¿No?
Decidí coger su camiseta, no solo tenía el argumento de que era suya, olía a él y era grande, sino que, el vestido ahora me parecía algo incómodo, podía haber pensado en traer algo más de ropa.
Baje las escaleras en silencio, haciendo leves paradas donde pensaba si darme la vuelta y cambiarme o seguir, finalmente, llegué a la cocina, no se podían creer mis ojos lo que estaba viendo, Luck estaba cocinando, estaba con su pantalón puesto, su espalda ancha y descubierta me dejaba ver sus omoplatos que se tensaban en algunos movimientos cosa que me llamaba la atención.
Me apoyé en el marco de la puerta para seguir viendo con los brazos cruzados.
-Buenos días- dijo de espaldas.
-¿Cómo sabías que estaba aquí? Ni siquiera te has girado
-Puedo sentirte, aunque no te mire, es el vínculo.- dijo dándose la vuelta con una sonrisa.
-¿Vínculo? - pregunté.
-Sí, el que te enseñaré a controlar yo, hoy.- dijo viniendo hacia mí.
Asentí - Debo admirar esta maravilla, voy a ser una privilegiada de ver al mismísimo diablo cocinando para nosotros. - dije con una media sonrisa.
-Existe una historia donde el diablo cae rendida por una chica- dijo dramatizando mientras inclina un poco su cabeza hacia mis labios.
-¿Quién será? Qué afortunada - dije sonriendo haciéndome la desentendida.
Luck solo negó divertido, me cogió de la cintura dejando un suave beso sobre mis labios.
-Estás preciosa con mi camiseta - dijo en un susurro sobre mis labios.
Sonreí agradecida después de mis pequeñas crisis de duda por el camino, ha valido la pena.
Me subió al mármol de la isleta de la cocina antes de girarse a continuar lo que estaba haciendo.
-¿Qué estás cocinando?- pregunté.
-Tortitas, Azkeel me lo lleva pidiendo durante mucho, mucho tiempo.
-¿Quién lo diría? - dije con una media sonrisa.
-Todos están en el patio esperando para desayunar, eres la que más ha dormido, bella durmiente.
-Es que ayer me acosté tarde - dije mirando por la ventana.
-Y tan cansada, te dormiste al minuto - dijo sonriendo.- ¿Quieres café? - preguntó.
-Sí, por favor.- respondí al segundo.- Espera, voy preparándolo yo. ¿Crees que el resto querrán?- pregunté bajándome del mármol de un salto.
-Puede ser... Ves a preguntar, si no.
-Vale, ahora vuelvo.- dije antes de salir al comedor por donde se llegaba al patio.
-Buenos días- saludó Azkeel cuando me vio salir.
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Lucifer: La dama del diablo
FantasyUna profecía que se dijo hace muchos siglos se hace ver después de tanto tiempo. Los ángeles la quieren muerta para destrozar a Lucifer y acabar con él, desatando la guerra que sabrán que ganaran si la muerte de ella se hiciera realidad. Madeleine e...