Capítulo 6

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Estábamos en la estación, como de costumbre.
Todo estaba muy tranquilo el día de hoy, el Capitán salió de su oficina.
- Atiendan a la señora.
Todos miramos al mismo tiempo y al ver a esa conocida mujer ahí parada, me quedé congelada.
- Yo... Lo siento, es mi madre.
Todos me miraron y eso me incomodó un poco.
Me levanté y mi madre me vio, así que caminó hacía mí.
- Mi hijita!
Dejé salir una sonrisa falsa e incómoda, ella me abrazó e intenté seguir su abrazo.
- Mamá... Hola.
- Mi niña... Necesito dinero.
Mi sonrisa desapareció, era de esperarse, por supuesto...
- Claro, para qué más vendrías a verme?
Sonreí con sarcasmo y ella se molestó.
- O sea que si andabas de prostituta a los 14, pero no puedes prestarle dinero a tu madre!?
- Mamá!
La tomé del brazo y nos alejamos de los demás, sentí demasiada vergüenza cuando dijo eso en voz alta.
- Cuánto quieres? Terminemos con esto.
- Ya no respetas a tu propia madre!
- Cálmate!
- Oigan, todo bien por aquí..?
Olivia entró en la escena y sentí como mi sangre se relajaba.
- Oh! Que agradable señorita, por qué nunca me has hablado de ella?
- Porque nunca me contestas las llamadas.
Ella ignoró por completo mi comentario y le dirigió la palabra a Olivia.
- Cuál es su nombre?
- Oh, amm... Olivia Benson, un placer.
Se saludaron, Olivia llevaba esa amable sonrisa como siempre.
Esa mujer sabe encantar a cualquiera.
- Igualmente Olivia, yo soy la madre de Michelle, mi nombre es Diane.
- Ah! Si, Elle me ha hablado de usted.
- Elle? Por favor, que no te meta en sus tonterías, todos la llamamos Mich.
Suspiré, comenzaba a molestarme su presencia.
- Mamá, cuánto quieres?
- Ves? No respeta a su madre... Me gustarían diez mil dólares.
- Disculpa!?
Ella no parecía estar bromeando y yo no tenía ese dinero, o bueno, no pienso gastar todo eso en ella.
Tomé un cheque y le di solo cinco mil.
Ella lo miró y luego me observó molesta.
- Te dije diez mil!
- No tengo tanto dinero!
Estaba por decirme algo más, pero se detuvo y comenzó a hacer respiraciones para calmarse.
- Bien... Ya me voy, deberías llevar algún día a Olivia a cenar a la casa.
No me dijo más y se fue.
En ese momento me di cuenta que había estado todo el tiempo reteniendo aire y cuando se fue lo solté.
Respirada de nuevo.
- Es agobiante...
Ella se rió un poco mientras acariciaba mi hombro.
- Si quiero ir a cenar con tu familia.
Solté una leve risa nerviosa.
- Vamos a parecer pareja.
- Y quién dice que no lo somos?
Luego de su comentario, acercó mucho su rostro al mío, con una sonrisa seductora.
Me puse muy nerviosa y me sonroje mucho.
- Olivia...
Ella soltó una risa y se alejó de mí.
- Te parece si este Viernes cenamos con mi madre y mis hermanos?
- Por supuesto, cariño.
Sonreí y regresé a mi lugar.

VIERNES

Me sentía verdaderamente nerviosa, no sabía como se iba a comportar mi familia y no quería pasar algún tipo de vergüenza frente a Olivia.
Nos encontramos afuera de la cada de mi familia, ella llevaba un vestido negro casual.
- Que bien te ves, Olivia.
Me sonrió de esa forma preciosa.
- Yo? No te has visto, hermosa?
Me sonroje ante ella y tocamos la puerta.
Se escuchó el desastre dentro de la casa y unos minutos después de unos minutos, la puerta se abrió.
Era una de mis hermanas menores, Lilian.
- Lil, como estás?
- Bien! Y tu?
- Bien!... Ella es Olivia, una amiga y compañera de trabajo.
- Un placer.
- Seguirás presentándole a mamá tus novias como amigas? Ya tienes treinta, madura.
- Es solo una amiga!
Ambas rieron y luego nos dejó pasar a la casa.
Al entrar, el aroma a deliciosa comida casera invadió mi nariz.
Extrañaba ese hogareño aroma, pero creo que es lo único que extrañaba de este lugar.
Mi mamá se acercó a nosotras y nos saludó con un abrazo.
- Que gusto verte de nuevo, Olivia.
- Igualmente, señora Allen.
- Oh, llámame Diane.
Entramos a la sala de estar y mis dos hermanos menores estaban ahí, junto con mi sobrino.
Joe corrió a mis brazos con emoción y lo abracé y alcé del suelo.
- Joe! Mi niño favorito!
Mi hermana y mi hermano se acercaron y los saludé.
- Ella es Olivia; Olivia, ellos son Jules y Henry y el pequeñito es Joe, hijo de Jules.
Entre todos se saludaron y estaba por alejarme para ayudar a mamá en la cocina, cuando Olivia tomó mi mano con delicadeza.
- Preciosa, quién es la niña sentada viendo su celular.
Miré el sofá y vi a otra sobrina mía ahí.
- Oh, ella es Adara, hija de mi hermana mayor, tiene dos hijas, solo que no sé donde esta la pequeña.
- OK, gracias, cariño.
Mi estómago dio vueltas, no creí que sin vergüenza alguna, seguiría llamándome así incluso frente a mi familia, pero me encantaba.
Me dirigí a la cocina y saludé a mi hermana mayor.
No tardamos mucho en terminar de cocinar y servimos.
Todos nos sentamos a comer, Olivia se sentó a mi lado, y así yo me sentía más segura de que mi familia no la acosaria o algo así.
- Me pareces una muy buena influencia para Elle, me habla bien de ti.
- Si, siempre nos llama emocionada tipo "Olivia hoy se veía tan bien" y grita y todo eso.
Me hice la indignada por cómo interpretó mi voz de forma chillona y luego me puse roja por como me exhibió.
Olivia comenzó a reír y sentí su mano acariciar mi pierna.
Mi cuerpo se tensó y me puse nerviosa.
- Me encanta ser amiga de Elle, es maravillosa.
Todo siguieron comiendo y Olivia se acercó a mi a susurrar.
- Y sexy...
- Olivia...
Escuché su risa en mi oído y luego volvió a alejarse.
Esta mujer quiere que me dé un infarto.
- Olivia, te gustaría quedarte a dormir?
Miré a mi mamá con sorpresa, la verdad es que ni yo esperaba quedarme.
- Por supuesto.
- Bien! Tu y Mich pueden quedarse en su habitación.
- Mamá...
- No es pregunta, Michelle.
Alcé mis manos rendida.
Un rato más tarde, nos dirigimos a mi habitación.
- Amm... No creo tener pijamas que te queden, déjame preguntarle a Lil.
Estaba por salir cuando Olivia me jaló de la cintura.
Pegó mi cuerpo al suyo y cuando reaccioné, me puse muy nerviosa.
- No me urge la pijama... Me urge que me quites la ropa.
Me guiñó el ojo y acomodé mis manos en sus hombros, tratando de calmarme.
- Olivia...
No tuve oportunidad de decir algo, ella me interrumpió.
- Prométeme que algún día dejaremos de ser platónicas.
Sonreí ante lo que dijo y la abracé.
- Te lo prometo.

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