Capítulo 26

154 10 0
                                    

Los rayos del sol que atravesaban mi ventana fueron quienes me despertaron.
Mis ojos se abrieron poco a poco por la luz.
Tardé unos minutos en acomodarme en la cama y despertarme.
Cuando vi la hora, noté que ya era tres horas tarde.
- Mierda!
Me levanté lo más rápido que pude y ni siquiera me tomé el tiempo de bañarme, solo me vestí con un pantalón de mezclilla, una camiseta de tirantes y un suéter grande y ancho.
Me puse unos converse negros y tomé mis llaves.
Salí de mi casa totalmente apresurada.
Tardé veinticinco minutos en llegar a la estación.
Cuando llegué, todos voltearon a verme con una expresión de suspenso.
Me detuve de golpe por eso.
- Hola...?
Olivia se acercó a mí y nos alejamos un poco del resto.
- Liv.. Qué sucede? No es la primera vez que llego tarde.
- No es por eso, Elle... El caso, la mujer que llegó a declarar... Nosotros creemos que te tomarás muy personal el caso y... Tal vez no sea lo mejor que escuches lo que ella dice.
Puse los ojos en blanco y me alejé de ella.
- Cuándo entenderán que puedo hacer mi trabajo?!
En el camino, Fin se paró delante de mí.
- Elle, es por tu bien.
Lo aparté y entré a la sala donde estaba la mujer.
Me senté frente a ella y me relajé.
- Un placer señora...
- Wise.
- Señora Wise, soy la detective Allen, lamento la tardanza, yo acabo de llegar, cree poder decirme por qué está aquí?
Ella suspiró e inhalo profundamente.
- Yo... Vengo a reclamar que una niña de la escuela en la que doy clases... Me esta acusando de violarla... Y yo nunca la viole! Tenemos una relación consensual y hermosa, tenemos sexo consensuado!
Me le quedé mirando, sentía el corazón en la garganta.
Tenía ganas de gritarle estúpida de todas las formas posibles.
Las palabras no me salían, las manos me temblaban.
Siempre he trabajado con pedofilos, pero esta vez... Estar frente a esta mujer es muy incómodo para mí.
- Me permite...
Me levanté y salí de la habitación.
El cuarto donde estábamos, tiene una puerta con acceso directo a la oficina de Olivia.
Entré y ella estaba ahí.
Sin pensarlo dos veces, me acerqué a ella y la abracé.
Ella me envolvió entre sus brazos.
- Dios...
- Lo sé... Lo siento.
Mi pecho se sentía presionado.
- No... Yo lo siento, debí escucharlos.
Sus brazos, su cuerpo, se sentía el lugar más cálido del universo.
- Sé que tu puedes contra ese trauma, Elle... Te parece si entro contigo? Debemos explicarle que lo que ella hace es un delito, es pedofilia y legalmente si es violacion.
Asentí lentamente y ella me siguió devuelta a ese lugar.
Al tenso ambiente...
Entramos y nos sentamos frente a la señora Wise.
- Señora... Lo que usted esta haciendo con esta menor, que es tener sexo.. Si es un delito y legalmente es violacion... Es pedofilifa.
Ella se rió con enojo.
- En serio le van a creer a esa escuincla aprovechada!?
Me levanté llena de ira en mi interior.
- No es una aprovechada! Es una niña que esta asustada de usted, porque usted le esta arruinando su adolescencia! No sabe que hacer! Usted la esta lastimando! Ella es la víctima! Maldita!
- Elle! Cálmate...!
- No! Ella viene aquí a acusar a la niña que esta violando! Por favor!
De pronto, escuchamos a la mujer riendo.
La miré, ella se estaba burlando de nosotras.
Era obvio...
Ella sabía por completo que lo que hacía era violacion..
Se levantó y caminó lentamente hacía mí.
Me estaba acorralando.
- Aléjese ahora de la detective Allen!
- Esta bien...
Cuando me tenía pegada a la pared, habló.
- Usted pasó por lo mismo, cierto?
Su mano comenzó a acariciar mi brazo.
- Su querida maestra le quitaba la ropa... La besaba... Le susurraba al oído... Le decía que lo que ustedes tenían era especial... Para ella... Usted no era más que sexo.
Una lágrima cayó y recorrió todo mi rostro.
Me sentía vulnerable ante ella, me sentía de nuevo esa adolescente de catorce años.
Quería decirle algo, algo que la dejara callada, que la humillara, que le demostrara que no soy débil... Pero las palabras no me salían.
Esa herida seguía abierta ligeramente y yo sabía por qué...
La terapeuta me lo ha dicho por meses, pero yo no quería hacer el último paso para cerrarla, tenía mucho miedo..
La empuje para alejarla de mí y caminé a la oficina de Olivia.
Unos segundos después, entró Olivia.
- Elle... Estas bien?
Me sudaban las manos por lo que iba a hacer, pero si quería sanarlo de una buena vez, debía hacerlo.
- Podrías ayudarme a investigar en que prisión está encerrada Priscila Hess?
Liv se quedó sorprendida, no se movía, solo me miraba.
- Elle... Estas segura de esto? Cariño..
- Es el último paso para sanar la herida... Debo verla.. Debo hablar con ella sobre lo que sucedió.. Tengo que perdonarme a mi misma por ese suceso.
- Por qué debes ser tu quien deba perdonar, Elle?
Con su pregunta, recordé todas las lágrimas que derramé en terapia, preguntando por qué debía ser yo quien perdonara, si fue ella quien me lastimo por tanto tiempo...
- Porque ella nunca lo hará, Liv..
Ella asintió, tratando de comprenderme.
Se sentó frente a su laptop y escribió algo.
Solo tardó unos minutos antes de mirarme de nuevo, se quitó sus lentes y suspiró.
Se notaba la desaprobación que tenia por esto, pero tampoco me estaba deteniendo y eso me gustaba.
- Ya tengo la prisión... Déjame acompañarte, por favor.
- Liv...
- No soportare si de pronto me llamas o alguien lo hace para decirme que te lastimó de nuevo..
Entendía que ella lo que quería era cuidarme, y si, lo admito, me da mucho miedo lo que pueda pasar al estar con ella de nuevo.
- Bien, pero promete que no hablarás..
- Lo prometo, cariño.
Sonreí por su preciosa respuesta y nos dirigimos a su auto.
Ella manejaba, no me dijo cuál prisión era, pero confío en ella y sé que ella quiere tanto como yo que sane esta herida.
Cuando llegamos, mis latidos iban a toda velocidad.
Olivia se acercó a una mujer parada detrás de un escritorio.
- Disculpe, venimos a visitar a la señora Priscila Hess.
La mujer miró su computadora, tecleó unas cuantas cosas y luego nos miró.
- Las visitas generales son a las siete..
Olivia mostró su placa y la mujer se quedó callada mirándonos.
- Bien, pueden pasar.
Luego habló por teléfono a alguien y le indicó que íbamos para allá.
Llegamos a una celda con una mesa y dos sillas, una de cada lado.
Unos cinco minutos después... La vi entrar.
La traían esposada.
El oficial le quitó las esposas y se fue.
- Mich... Dios, estás tan grande..
Mi corazón se aceleró cuando escuché mi nombre salir de su boca.
Ese tono de voz... Su voz en general, me ponía muy nerviosa.
- Veo que trajiste caballería, aún me tienes miedo, preciosa?
Se burlaba de mí...
- Yo no, pero la niña de catorce años a la que violaste tantas veces si.
Ella se rió y su risa hizo eco en el lugar.
Se sentó en una de las sillas y me hizo una seña para sentarme en la de enfrente.
Me senté cautelosamente.
- A qué vienes, preciosa? Extrañas mis besos? Porque la verdad yo no he dejado de tocarme pensando en ti.
Mis manos temblaron con lo que dijo.
La voz se me cortaba.
- Vengo a perdonar a la niña de catorce años que lastimaste.
Ella se inclinó hacia mí con una sonrisa.
- Pues lamento decirte que no pienso pedirte disculpas, yo abuse de ti miles de veces, usé tu cuerpo para mi propio placer y no me arrepiento de ello.
Luego de eso... Llegó una sensación extraña a mí.
El nudo en mi garganta se debilitaba.
Mi estómago dejaba de dar vueltas.
Podía respirar otra vez...
- Estas admitiendo que tu abusaste de mí...
Ella me miró confundida.
Luego sentí ligeramente la mano de Olivia posarse en mi hombro.
- Gracias... Por ayudarme a perdonarme a mí misma y encontrar la paz que merezco.
Me levanté y sin decir nada más, salí de ahí.
Cuando salimos de la prisión, abracé a Olivia con todas mis fuerzas.
- Me siento bien, Olivia...
Escuché su dulce risa perfecta y me abrazó de vuelta.

PLATÓNICASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora