☭ [ʀᴜꜱꜱɪᴀɴ ᴄᴏᴅᴇ] ☭

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-Entonces, ¿Henderson llegaba hoy o mañana?- pregunté meciéndome en la silla de madera.

-Llegó ayer, genio. Lo sabrías si fueras buen amigo.

- ¿Y por qué no vino aquí?

-Porque me dijo que pasaría el día con los chicos.

- ¿Cuándo te dijo?

-Por dios, Munson. El niño me adora, nos escribíamos cartas durante su estadía en el campamento. Le conté sobre el empleo y que pensaba convencerte de aceptar.

-Espera... ¿Por qué él te enviaba cartas a tí y no a mí? Por favor, soy el favorito de los chicos.

- ¿Disculpa? Yo soy su favorito. Básicamente los salvé de morir el año pasado.

-Si no hubiera sido por mí, Hargrove te hubiera matado. Y si lo hubiera hecho, los pequeños también estarían muertos, así que no pretendas llevarte el crédito.

-No es para tanto, lo único que hiciste fue interponerte antes de que me diera un golpe.

- ¿Querías más? Pudo desfigurar este bellísimo rostro- acuné mi rostro en mis manos mientras movía mis pestañas y Steve golpeó levemente mi frente.

-En realidad la verdadera heroína fue Max.

-Madmax, la rojita sí que nos salvó de morir a manos de ese maldito salvaje- sonreí contagiando a Steve.

-Aunque aún así, ellos me prefieren a mí.

-Sabes que eso es mentira. Eres aburrido y mandón, a ninguna persona de 14 años le gusta eso.

-Bien, entonces preguntémosle a Robin- Steve abrió la ventanilla, y llamó a Robin quien giró la mirada para vernos. -Robin, ¿A quién de los dos crees que prefieren más los chicos?

-Es obvio que a mí, yo soy el niñero divertido.

-Eres un niñero irresponsable.

-Oigan- interrumpió girándose por completo y recargando sus codos en el mostrador. -No sé quién de los dos sea el favorito de sus bebés. Lo que sí sé y es más bien como un consejo, deberían conseguir una pareja, ambos- nos señaló. -Les urge tener algo más divertido que hacer con sus vidas que ser los patéticos niñeros de niñitos de 14 años, por dios, consíganse una vida- se giró de vuelta y ambos nos miramos para después cerrar la ventanilla.

-Fue un golpe bajo- al fin habló Steve. -Pero tiene razón.

La voz familiar afuera nos puso alerta, y al salir nos encontramos a un Dustin alegre. Bueno, algo normal siendo Dustin. Con la playera de su campamento y su característica gorra.

- ¡Henderson!- se apresuró Steve a salir y yo lo seguí.

- ¡Tienen el empleo!- exclamó el pequeño extendiendo los brazos.

-Por supuesto que sí- ambos se saludaron cariñosamente mientras yo los miraba.

-Wow, ustedes dos suelen ser amigos de muchos niños, ¿Verdad?- ambos miramos a Dustin y sonreímos.

El rizado se acercó a abrazarme sin tanta bulla y yo revolví su cabello por encima de la gorra.

Realmente estaba celoso.

¿Cómo era posible que Henderson le escribiera cartas a Steve y a mí no?

Steve sirvió un poco de helado y se dirigió a una mesa algo cercana con Dustin. Al parecer el chico tenía mucho que contar.

𝑺𝒕𝒂𝒓𝒄𝒐𝒖𝒓𝒕 [𝑺𝒕𝒆𝒅𝒅𝒊𝒆]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora