Bianca

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Gruño fastidiada cuando mi teléfono comienza a sonar así que dejo a Vincenzo en la cuna con cuidado rezando para que no se despierte. Frunzo el ceño al no reconocer el número pero contesto.

-¿Bianca? ¿Bianca Martinelli?- escucho mi nombre ser pronunciado al otro lado de la línea en voz baja- Regina, soy el oficial Moretti la llamo para avisarla de los planes de nuestro comisario. En unos minutos saldremos hacia su bar, Bassiani, para volarlo le recomiendo vaciarlo cuanto antes.

Se me cierra la garganta cuando cuelga la llamada y marco el número de Gio rápidamente.

-Estoy saliendo del Bassiani si me llamas para recordarme que tengo que comprar pañales para el canijo, ya los he comprado y...- comienza a decir pero lo corto rápidamente

-Tienes que desalojar el bar, saca a todo el mundo de ahí va la policía para volarlo.

-Adesso regina- dice y cuelga la llamada..

(Ahora mismo reina, Adesso regina)

Dejo el teléfono en la mesa y suspiro abriendo el portátil para conectarme a las cámaras de seguridad.

Veo a Gio entrar al bar y a los segundos la gente comienza a salir corriendo, el encargado vacía la caja fuerte y Gio entra a mi despacho para coger algunas carpetas que reconozco porque son donde guardo parte de los papeles del bar y de las empresas legales.

Minutos después ambos abandonan el local en el coche de Gio y reviso minuciosamente todas las cámaras del interior esperando que no haya ningún rezagado.

Dejo las cámaras exteriores puestas y Vincenzo comienza a llorar reclamando mi atención, lo cojo en brazos y me siento esperando a que lleguen.

El Bassiani es una de las pocas cosas materiales que aprecio, lo cree yo sola sin ayuda de mi padre y es de mis mayores orgullos. Trabajé en él durante años, todos los trabajadores me respetan y para hacerme daño lo pretenden volar.

Cuando mi padre vió lo bien que supe llevar el bar me dejó participar en la mafia donde comencé haciendo entregas de drogas de poca monta y vigilancias durante horas.

Un furgón blindado llega y de él bajan varios policías, comienzan a colocar explosivos en la puerta, en las paredes y en el interior.

Activan el primer explosivo y las paredes se deshacen como si fuesen de papel, la gente se comienza a arremolinar a su alrededor para ver el espectáculo. Lo siguiente es la puerta y se escuchan gritos amortiguados que supongo que son las personas que están en los locales colindantes.

Pongo la cámara interior y veo explotar todo el bar hasta que se derrumba llevándose consigo las cámaras, apago el ordenador tratando de calmarme.

Francesco Rizzo pagará por todo lo que me ha hecho y su hora llegará mucho antes de lo previsto.

-No siento que no puedas conocer a tu abuelo paterno, lo que siento es que haya tenido que vivir tanto tiempo malgastando el aire que respira.

Vincenzo me mira fijamente y tuerce la cabeza sin comprender lo que quiero decirle, me levanto de la silla y salgo del despacho.

Llego al salón viendo cómo se abre el portón principal para que luego Gio aparque el coche enfrente del garaje. Abre la puerta dejando en el pasillo una caja con las carpetas y la bolsa a rebosar de dinero.

-Creo que no dejé nada, fui todo lo rápido que pude- dice y hace una mueca mirando al suelo.

-Da igual, he fallado dejándole  que se piense que puede conmigo. Por eso comenzaremos con el plan- digo y el sonríe levantando la mirada- Mañana Alessandro comenzará la fase uno, dale el veneno cuanto antes.

-Ai tuoi ordini regina- dice sonriendo de lado antes de marcharse a la cocina.

(ai tuoi ordini regina, a tus órdenes reina)

Me siento con Vincenzo en el sofá y cojo mi teléfono, ni un solo mensaje de Alessandro, ni una sola llamada.

El pequeño bosteza y yo lo coloco en mis brazos para que se duerma, cierro los ojos tratando de tranquilizarme y de pensar fríamente.

Escucho el portón abrirse y antes de que me pueda acercar a la puerta Alessandro entra jadeante. Me ve y suspira aliviado para luego apoyarse en la pared mientras se lleva una mano al pecho.

-¿Alessandro?- me acerco a él comenzando a asustarme- ¿Estás bien? ¿Te han hecho algo?

-Estoy bien ahora que estoy contigo- dice poniendo sus manos en mis mejillas y lo noto temblar- Ha sido de los peores días de mi vida, atacaron el Bassiani y no pude avisarte. Pensaba que estabas allí con Vincenzo, el dolor que tenía en el pecho por no saber si estabas bien casi me mata.

-Se acabó Alessandro, mañana mismo comenzaremos todo. El veneno lo tiene Gio, en unos días podremos ser felices los tres y se acabará el paripé- digo y el suspira aliviado uniendo nuestras frentes.

--

-Me marcho ya amore- dice Alessandro entrando a mi despacho con Vincenzo en brazos- Está bañado, acaba de desayunar y con el pañal recién cambiado.

Asiento con la cabeza y Vincenzo comienza a patalear en brazos de su padre, extiende los brazos, pero en vez de querer que lo coja en brazos lo que quiere es coger mi pistola. Suelto una carcajada cogiéndolo en brazos y cogiendo la pistola con mi mano libre.

-No habrás salido de mí, pero eres un Martinelli de todos modos- digo sonriendo cuando intenta llegar a la pistola desesperado.

-No me gusta que Vincenzo esté cerca de las armas- dice Alessandro haciendo una mueca

-Teniendo en cuenta que siempre llevo dos encima es difícil.- digo irónicamente consiguiendo que ruede los ojos exasperado.

-Pues ten más cuidado de dónde las dejas, porque cuando comience a tocarlo todo no quiero que pase nada- dice y asiento con la cabeza guardando la pistola en mi espalda.

-Está bien, comenzaremos a guardarlas bajo llave.

-Gracias amore- sonríe besando cortamente mis labios.

-¿Tienes el veneno?

-Sí, el más doloroso del mercado. Tardará en morir y sufrirá como nunca- dice y veo como sus ojos brillan de la emoción.

-Entonces es perfecto.

-Entonces es perfecto

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I re della mafia (U.C.C #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora