Bianca

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- ¿Estos son los hombres que se mantienen fieles a tu padre? - pregunto cogiendo la lista que me da.

-Así es, son los que irán a visitar a Zia. Nos ayudará a quitarlos del medio- dice sonriendo de lado.

-Perfecto, ¿algo más?

-Sí, ¿recuerdas la casa de campo? ¿en la que guardas un misil? - pregunta y asiento con la cabeza- Les dije que allí vivimos juntos el tiempo que trabajé para ti y seguramente vayan allí.

-Pondré unas cámaras para que cuando vayan pueda activar el misil- digo y el asiente con la cabeza.

-Perfecto, le pondré las vacunas a Vincenzo entonces- dice levantándose de la silla y yo ojeo los nombres detenidamente.

Zia se divertirá bastante cuando se lo diga, dejo el papel en la mesa y veo como Vincenzo me mira fijamente.

-La idea de vacunarte fue de él a mí no me mires- le hablo como si fuese capaz de entenderme y sacudo la cabeza dejando de mirarlo dándome cuenta lo ridícula que debo parecer hablando con un bebé.

No puedo encariñarme con él, saco dos carpetas del escritorio y abro la primera viendo toda la información del general de la marina. Él será el primero al que visitaremos y cuando mi querido suegro lo sepa se volverá loco, lo que me encantará.

El general de la armada se rodeará de seguridad cuando se entere de la muerte de su amigo, en ese momento es cuando se volverá más paranoico y por lo tanto será más fácil de manipular.

Alessandro vuelve a mi despacho con los guantes puestos y con una nevera pequeña donde sé que están las vacunas.

- ¿Podrías coger a Vincenzo? - me pregunta y yo asiento con la cabeza.

Me levanto de la silla y cojo a Vincenzo en brazos, me siento de nuevo en la silla sentándolo en mi regazo. Alessandro se acerca tratando de esconder la aguja en la mano pero Vincenzo lo mira fijamente, como si desconfiase de él.

-Hola pequeño- le dice sonriendo de lado pasando un algodón por su pierna desnuda gracias al body que lleva.

El niño le patea y yo suelto una carcajada viendo como Alessandro lo mira ofendido.

-Él sabe que le vas a hacer algo- digo y hace una mueca sabiendo que tengo razón.

- ¿No tiene algún juguete o algo? Para distraerlo- dice Alessandro al darse por vencido.

-Claro que tiene, pero no le gusta ninguno- digo encogiéndome de hombros.

- ¿Y si lo haces tú? - pregunta y lo miro ofendida

- ¿Estás loco? Tú eres el médico y has estudiado para esto, tú lo haces.

-El día que conocimos a Zia le clavaste un sedante- me recuerda y aprieto la mandíbula con fuerza.

-No es lo mismo Alessandro- digo rodando los ojos.

-Prácticamente sí- refuta sonriendo de lado y ya sé lo que intenta hacer.

-No es lo mismo y más te vale dejar el tema porque estas agotando la poca paciencia que tengo.

-Es lo mismo, pero no lo quieres hacer por algo.

-No lo quiero hacer porque es un bebé- digo y Vincenzo estira sus manos para agarrar mi pelo.

-Bianca, no soy tonto-dice y lo fulmino con la mirada sin entender cómo le hace tanta gracia.

-No lo hago porque a Zia la conocí ese día y a Vincenzo no- digo tratando de dar por cerrado el tema.

-Pero hay algo más- dice sonriendo de lado

-Porque me importa ¿contento? - digo y él sonríe asintiendo con la cabeza.

-Mucho, ahora distrae al niño para que pueda vacunarle sin que me patee- dice y hago una mueca.

- ¿Y qué hago?

-Pues no sé ¿Qué hace cuando estás con él?

-Me mira fijamente todo el rato, es muy extraño.

-No es extraño, supongo le gusta mirarte, como a mí- dice encogiéndose de hombros

Vincenzo juega con mi pelo distraído y se lo quito consiguiendo que me mire, tiene unos ojos tan oscuros que me recuerdan a los de mi padre. Vincenzo extiende sus manos hacia mi sonriente.

Enrosca sus dedos en mi mano y con mi dedo pulgar acaricio su mejilla haciéndolo sonreír. Alessandro aprovecha y le pone la vacuna sin que se queje o diga nada.

Alguien toca la puerta y segundos después Gio se asoma con una carpeta en sus manos.

-Tengo una familia para Vincenzo –dice y frunzo el ceño

-Dame el informe- digo y el me da la carpeta.

Alessandro coge al niño para que yo pueda leer los papeles, es una pareja casada desde hace diez años. Quieren adoptar a un bebé porque el hombre es estéril, tienen treinta años y trabajan en un instituto.

-Has encontrado a alguien muy rápido –le dice Alessandro a Gio y el asiente con la cabeza para mirarme.

-Sí, voy a tener una reunión con ellos para conocerlos mejor, pero por teléfono parecían amables- dice Gio y ruedo los ojos tirando los papeles a la papelera.

-No van a adoptar a Vincenzo- digo viendo como el niño lucha por librarse de Alessandro cuando me levanto de la silla.

-Pero ¿por qué? - pregunta Gio bufando.

-Son profesores, trabajan por la mañana y por la tarde así que Vincenzo se quedaría con alguien que no serían sus padres durante mucho tiempo- digo cogiéndolo en mis brazos de nuevo- No quiero que cree lazos sentimentales con una niñera que no va a estar para siempre con él.

-Seguiré buscando entonces- dice Gio suspirando y yo asiento con la cabeza.

Sale de la habitación y Alessandro me mira fijamente sonriendo de lado, me siento con Vincenzo dejándolo apoyarse en mi hombro mientras miro unos papeles.

-No me creo eso amore- dice y ruedo los ojos mirándolo.

-No me interesa.

-Hay otra razón por la que no quieres que se lo lleven, pero no quieres aceptarlo- dice y gruño fulminándolo con la mirada cuando agota mi paciencia.

-Vincenzo se merece a alguien que se preocupe de él constantemente y que le de la atención que se merece.

-Pero...-trata de refutar y bufo pasándome una mano por la cara.

-¿Cuando dejarás de decir lo mismo?

-Dejaré de decir lo mismo cuando te des cuenta que quieres que se quede y quizá si te lo repito muchas veces te entrará en esa preciosa y testaruda cabeza que tienes- dice encogiéndose de hombros y besa mi frente antes de salir corriendo temeroso de lo que pueda hacerle.

-Dejaré de decir lo mismo cuando te des cuenta que quieres que se quede y quizá si te lo repito muchas veces te entrará en esa preciosa y testaruda cabeza que tienes- dice encogiéndose de hombros y besa mi frente antes de salir corriendo temeroso ...

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I re della mafia (U.C.C #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora