Bianca

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Salgo de la ducha y después de vestirme, cojo todas mis armas para equiparme y salir de mi cuarto. Paso por delante de la que fue la de Toni y siento una opresión crecer en mi pecho, el mismo nudo en la garganta cada vez que tengo que pasar por aquí, se vuelve insoportable. Bajo las escaleras viendo a Gio sacar armas del sótano para subirlas a los coches con ayuda de los chicos.

Veo una caja de cigarros en la mesa y cojo uno rápidamente, en estos años que estuve encerrada lo pasé muy mal sin poder fumar. Me quitaron el tabaco de repente y mi cuerpo temblaba por la adicción que crea la nicotina, supe controlarme, pero sabía que volvería a esto.

El humo baja por mi garganta y sonrío de la satisfacción, salgo de casa viendo a la maravillosa diosa Freya. Fue difícil, pero encontré a alguien que me la hiciese de nuevo y ahora vuelve a brillar en la mansión tal y como lo estoy haciendo yo.

-Estamos listos regina- me dice uno de mis hombres y asiento con la cabeza.

Gio se sube a uno de los todoterrenos y me subo en la parte de atrás con él.

-Regina- dice confundido- Pensé que irías en uno de tus coches.

-Aún no se ha filtrado mi huida así que prefiero pasar desapercibida durante unos días.

-Bien ¿primera parada? - pregunta encendiendo el coche.

-Giordano- contesto dándole otra calada a mi cigarro.

Cuando llegamos a su casa los hombres que la vigilan se ven bastante sorprendidos de mi vuelta, aun así, me dejan pasar al salón donde ya me está esperando Giordano.

-Martinelli- farfulla sorprendido- Pensé que te habían atrapado.

-Y lo hicieron, pero ahora he vuelto y pienso recuperar lo que es mío- digo acercándome a él.

- ¿Necesitas ayuda con algo? Durante el tiempo que estuviste fuera, ese médico tuyo se ocupó de echar todo por tierra- dice y asiento con la cabeza conociendo esa información.

-Te propondré algo bastante sencillo, si quieres seguir trabajando será para mí y si dices que no toda la familia Giordano morirá.- digo  entrelazando mis manos.

- ¿Qué dices Martinelli? ¿Tanto tiempo encerrada te ha vuelto loca de atar? No pienso trabajar para ti- se niega y me encojo de hombros sacando su regalo de mi chaqueta.

- ¿Sabes lo que es esto Giordano? - le pregunto enseñándoselo y cuando veo su cara perder color sonrío victoriosa- Es explosivo plástico y como seguramente mis hombres ya lo hayan colocado todo por tu casa a estas alturas, te volveré a preguntar una última vez.

-Trabajaré para ti- dice rápidamente sin dejar de mirar el explosivo en mis manos.

-Buena elección Giordano- sonrío de lado palmeando su hombro- Quiero que la mitad de tus hombres se presenten mañana en mi casa, a partir de ahora trabajarán para mí.

-Sí regina- contesta y asiento dándome la vuelta para volver con Gio.

-Es increíble la facilidad que tienes para esto regina- dice Gio abriéndome la puerta.

-Lo llevo en la sangre.

A las Sorrentino y las De Marco no hizo falta preguntarles nada, esas mujeres trabajarían para lo que yo quisiese porque les he dado todo, al eliminar a sus cabezas de familia.

Entramos en la mansión de Mazzoni y sin ni siquiera preguntar nada comenzamos a disparar, los matamos a todos en cuestión de quince minutos y me doy una vuelta por la casa con Gio.

-Es muy bonita- dice mi acompañante viéndola.

-Si la quieres es para ti- digo abriendo una de las puertas encontrándome con el despacho de Mazzoni.

- ¿Enserio? - pregunta sorprendido y yo asiento con la cabeza mirando los papeles.

-Te puedes quedar con todo menos el dinero, las armas y los papeles- digo sin levantar la cabeza leyendo la agenda que tiene llena de contactos para mover droga.

-Muchas gracias regina- dice y lo miro viendo cómo me sonríe feliz.

-Puedes traerte a tu querida cocinera para aquí, pero aún necesito tu ayuda- digo y el asiente muchas veces con la cabeza.

Si lo envío lejos de mi casa quizás no correrá la misma suerte que Antoni, si alejo a la única persona que me queda me aseguraré de que no se muera por mi culpa.

Salimos de la casa y subimos al coche para ir a visitar la última persona por hoy, necesito que Romagnoli trabaje para mi. Podía renunciar de los servicios de Mazzoni porque no me servía para nada, pero de él no puedo prescindir porque ahora ya no tengo a Alessandro.

Llegamos a su casa y suspiro cansada cuando no nos dejan entrar, seguramente le han avisado de mis planes. Levanto los asientos y cojo el lanzagranadas, abro el techo solar colocando el arma en el techo del coche apuntando a la que sé que es su habitación principal.

Cojo mi teléfono sin solar el lanzagranadas y lo llamo, sus cortinas se mueven y por la mirilla lo veo mirarme antes de contestar la llamada.

- ¿Qué quieres Martinelli?

-Ya lo sabes, ahora mismo puedo volar tu casa en mil pedazos y a tu querido hijo con ella- hablo entre dientes.

-Vas de farol, me necesitas y piensas que soy tan tonto como Giordano para caer en la trampa.

Meto una granada y apunto a la fuente que tiene justo delante de su casa, aprieto el gatillo y la granada da en el blanco destruyendo su ridícula fuente.

- ¡Bien! -grita asustado cuando ve su fuente ser bombardeada sabiendo que el siguiente irá a su casa- Lo haré, trabajaré para ti regina.

- ¿Ves? Podríamos habernos ahorrado eso sí me dejases pasar- digo divertida guardando el arma.

Cuelgo la llamada y me vuelvo a sentar en el coche, Gio arranca hacia casa y sonrío de lado. Ya queda menos para recuperar todo lo que perdí.

- ¿Qué sabes de Luka? - le pregunto a Gio cogiendo la cajetilla de tabaco que me ofrece.

-Se mantuvo fiel a ti, tengo entendido que vive en el centro.

-Quizá debería ir a hacerle una visita- digo dándole una calada a mi cigarro mientras sonrío de lado.

-Quizá debería ir a hacerle una visita- digo dándole una calada a mi cigarro mientras sonrío de lado

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I re della mafia (U.C.C #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora