Bianca

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Coloco los cojines en el suelo y pongo una manta sobre ellos antes de tumbar a Vicenzo en el suelo, me siento en el sofá y enciendo la televisión.

-¿Han llegado?- pregunta Gio mientras entra al salón con un bol de palomitas.

-No, pero ya está la mesa puesta para todos- digo cogiendo un par de palomitas cuando se sienta a mi lado.

Esta mañana Gio entro a la casa del comisario haciéndose pasar por un operador telefónico, la madre de Ale lo dejó solo y él colocó unas cámaras, dándonos acceso directo a la cena que tendrá lugar esta noche.

-Luka ya está muerto lo sabes ¿no?- pregunta Gio y asiento con la cabeza.

-Hablé con Alessandro al mediodía, me dijo que mañana a la mañana vendrá por aquí para vacunar al pequeño demonio- digo y Gio se ríe mirándolo.

-¿Has escuchado canijo? Mañana te van a agujerear- le pincha el estómago con el dedo y él se resuelve haciendo el amago de comenzar el berrinche.

-Yo te dejaré como un colador si no lo dejas tranquilo- digo pateando su brazo y él sonríe de lado divertido.

El timbre de la casa suena y miramos hacia la televisión atentos, Fiorella se prepara para abrir mientras que sus padres y Alessandro están parados a pocos pasos de la puerta tratando de parecer una familia formal.

Abre la puerta y Gio bufa decepcionado al ver a Francesca entrar pero yo frunzo el ceño acercándome a la televisión. Saluda a Fiorella con un abrazo y la niña se lanza a los brazos del comisario.

-Nonno!- grita la niña feliz y abro los ojos sorprendida.

(¡Abuelo!, Nonno!)

-Esta gente está muy enferma- dice Gio riéndose como un poseso.

-Mira quién está aquí ragazza, tuo padre- dice Francesco acercándosela a Alessandro que lo mira escandalizado.

(Ragazza, tuo padre, Niña, tu padre)

-Esto es el colmo, ¿cómo tienen la cara de decirle a la niña que es su padre? - gruño dándole un golpe a la mesita que tengo delante asustando a Vincenzo.

Alessandro se aleja de ella pero Francesca lo agarra del brazo para besar su mejilla efusivamente.

-Tendría que haberla matado cuando pude- farfullo entre dientes apretando con fuerza mi puño.

-Sí, porque ahora ella quiere sustituir a Vincenzo por esa niña – dice Gio tratando de parecer gracioso y el bebé parece entenderlo porque comienza a hacer un berrinche.

Lo subo al sofá con nosotros cuando está a punto de caerse de las almohadas y se agarra de mi brazo desesperado al ver que lo dejaré lejos de mi, así que lo siento en mis piernas.

-¿Nos disculpáis un momento?- pregunta Alessandro a su familia agarrando a Francesca del brazo.

-¿Dónde van?- pregunta Gio confundido al verlos desaparecer por el pasillo.

-¿Has puesto cámaras ahí?- le pregunto y él niega con la cabeza- ¡Deberías haberlas puesto!

-Tranquila regina, es Alessandro es imposible que engañase a su mujer- dice y presiono con fuerza mi mandíbula cabreada.

-Engañó a su prometida conmigo Giovanni.

-Pero no es lo mismo, él no la quería- dice y vuelvo a mirar a la televisión tratando de eliminar esa pequeña voz de mi cabeza que no para de recordarme que Alessandro pueda sentir el calor familiar y dejarnos de lado– Un momento, no creerás que no te quiere ¿cierto?

-Cállate Giovanni.

-Regina estuvo meses buscándote como un desesperado, cuando te detuvieron en París quiso entregarse para ir contigo pero pude pararlo a tiempo. Nadie haría eso si no es por amor.- dice y veo como salen de nuevo.

Francesca se acerca a su hija para cogerla en brazos mientras que Alessandro fulmina con la mirada a su padre. El timbre suena de nuevo y esta vez entran las personas por las que estamos aquí.

-Ese es el general de las fuerzas armadas- dice Gio señalándolo.

-Y ese el de la marina- digo rodando los ojos agotada al recordarlos.

Son los dos únicos hombres que le causaron algún "problema" a mi padre, uno le estropeó una entrega de toneladas de droga y el otro voló por los aires la casa de campo favorita de mi padre.

-Generales, les presento a mi orgullo, Alessandro Rizzo y su prometida Francesca- dice el comisario y gruño cabreada.

-Que ganas de meterle una bala en la cabeza- digo y Vincenzo aplaude haciéndome sonreír.

Se sientan en la mesa y comienzan a cenar en completo silencio, a mitad de la cena Alessandro levanta la cabeza del plato y se queda mirando la cámara fijamente mientras frunce el ceño.

-La ha visto- digo comiendo más palomitas.

-Es el único inteligente en esa mesa- dice Gio encogiéndose de hombros- Es obvio que la vería.

-Si me disculpáis un momento, iré al baño- dice Alessandro levantándose de la mesa.

Cuando desaparece por el pasillo mi teléfono empieza a sonar y leo su nombre en la pantalla.

- ¿Qué pasa?

- ¿Habéis puesto una cámara? - susurra sorprendido.

-Sí y vuelve a la cena, no quiero que tu coartada se vaya a la mierda.

- ¿Por qué la habéis puesto?

-Queríamos ver el espectáculo en directo, hasta ahora la entrada de Francesca con la niña, de la que te han proclamado padre, le ha dado un buen giro a la trama- digo tratando de sonar desinteresada pero no me sale muy bien.

- ¿Estás celosa? - se mofa y ruedo los ojos.

-No me hagas reír, vuelve a la cena estás tardando demasiado- digo y el suelta una carcajada.

Corto la llamada y Vincenzo pone su mano en mi mejilla, me sonríe y pongo mi mano en su cabeza suspirando.

Alessandro sale de nuevo a la sala y todas las mujeres abandonan la mesa cuando terminan de tomar el postre llevándose los platos. Mi marido frunce el ceño, pero el comisario palmea la silla de su derecha para que se siente a su lado.

-Ahora vamos a hablar de trabajo y las mujeres deben ir a donde pertenecen-dice el general sonriente consiguiendo que mi sangre comience a hervir.

-Sí, a la cocina- se ríe Francesco y yo presiono con fuerza mi mandíbula.

-Giovanni.

-¿Sí regina?

-Pon a los dos generales en la lista, así serán capaces de ver de lo que es capaz de hacer una mujer enfadada- digo y él sonríe de lado asintiendo.

-Ahora mismo regina.

-Ahora mismo regina

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I re della mafia (U.C.C #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora